Monday, September 30, 2013

El miedo es libre Guillermo García Machado

El miedo es libre
Guillermo García Machado

Existen muchas formas de proyectar la imagen política de un líder determinado. Personajes como Napoleón, Simón Bolívar, Stalin, Hitler, utilizaron sus propios logros para demostrar ante el mundo la eficacia y proyección de su estilo personal, siempre triunfadores y con equipos de trabajo o de apoyo extraordinarios. En el caso de Venezuela, el Libertador Simón Bolívar fue un genio militar, cuyas hazañas fueron indiscutibles, pero siempre con la fortuna de haber contado con la cooperación logística de la propia grandeza de hombres como Sucre, Urdaneta, Cedeño, Mariño, Páez, Urdaneta, Ricaurte, Piar, sin poder olvidar el gesto del hombre que demostró la prioridad de la Patria sobre la vida, como fue el del Negro Primero ante sus superiores. (…General vengo a despedirme porque estoy muerto…. /Batalla de Carabobo/1821). Con esos antecedentes, pareciera que nuestros actuales líderes están empeñados de apoyarse en la capacidad mediática que los rodea, sin demostrar ningún tipo de coraje o valentía para demostrar ante el mundo la eficacia de sus dichos. En estos momentos, se celebra en la ciudad de New York una reunión de todos los mandatarios del planeta tierra, bajo la convocatoria de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), siendo el caso, que para el primer mandatario venezolano su participación en dicho evento era un hecho cierto, y luego, su participación estaría supeditado a cumplir con compromisos previos por ante el país más importante del mundo asiático, entiéndase: China. Todos sabemos que Venezuela, el país petrolero por excelencia, con abultadas cifras de reservas probadas, tiene entregado su futuro a la conciencia o misericordia de la dirigencia china. Hasta la fecha, no hemos encontrado una opinión clara, que nos transmita tranquilidad, ante la posibilidad que estemos entregando nuestra alma al diablo, por la alta dependencia de la estructura financiera y económica Venezolana ante el apetito económico de China como acreedor de grandes cantidades de dólares, bajo acuerdos que proponen el pago de esas cuantiosa deuda con el envío de grandes embarques de petróleo venezolano. Vale la pena aclarar, que los precios que se le atribuye al petróleo en este tipo de negocio, siempre es el que el mismo posee a la fecha de la firma respectiva del contrato, y no incluye la posibilidad de respetar su eventual incremente por razones de mercado. Lo cierto del caso es que el Presidente Maduro se aferró a las artimañas muy propias de las  que nos enseñan los consejeros extranjeros, y empezó, personalmente o por mampuesto, a buscar excusas para no intervenir en la sede de las  Naciones Unidas, como líder de un país, que desde hace quince años ha alentado una posición anti-imperialista y contrario a la hegemonía unipolar, y cuyo antecesor fue capaz de retar al liderazgo gringo, al comparar a su expresidente Bush con el mismo diablo, bajo la expresión de que el escenario de la asamblea de aquel entonces todavía olía a azufre. El canciller Jaua lo explica en forma muy simple, es decir, para justificar la no presencia de Maduro: “nos irrespetan, nos ponen trabas, acusan a nuestro funcionarios de tener posiciones ideológicas determinadas”, matizando con risa sarcástica su formal reconocimiento de lo que dicen los gringos es la pura verdad. En el medio de la guerra fría, Fidel Castro visitó la sede de la ONU y siempre tuvo que observar las normas norteamericanas que regulan el acceso al país del Norte. Como corolario de lo anterior pareciera que el Mandatario venezolano escurrió el bulto y prefirió adornar su agenda con compromisos internacionales distintos, antes que demostrar su liderazgo y legitimidad ante todos los países del mundo.

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