Saturday, February 23, 2013

Muerte en Vida Guillermo García Machado


Muerte en Vida
Guillermo García Machado
A propósito de los tiempos actuales, donde morirse es difícil y la tragedia aumenta si eres importante, nos dice José Tarol,  desde un recóndito lugar de este mismo planeta: “Triste y desconsolado, herido y cansado, intentaba vivir, intentaba seguir con su mediocre existencia en medio del ajetreo cotidiano, burdo, gris, sin sentido, sin inspiración. "Muerto en vida" pensaba, hoy en día esa frase era común y sin embargo tenía tanta profundidad que solo unos cuantos la comprendían. Uno de tantos conceptos góticos que se deterioran y se rebajan hasta ser del uso de cualquiera, sin saber las repercusiones sicológicas de este. Sin embargo, los caminos de la ciudad se hacían cada vez más y más largos, ¿habría aprovechado su vida?, ¿habría logrado vivir? Lluvia... solo lluvia hacía falta para completar este pérfido cuadro; poco a poco fue llegando al puentes, debajo los auto pasaban uno tras otro. ¿En verdad irán a algún lugar?¿Será que están condicionados a una vida monótona y autómata? Ya no eran preguntas importantes en ese momento. Se disponía a saltar, y acabar por fin con tanto sufrimiento, sufrimiento de mediocridad, cuando del otro lado del puente logró ver a una hermosa figura, logró percibir un ser con una perfección de enormes magnitudes. Sus cabellos como hermosas láminas de obsidiana caían sobre sus hombros de una finura extrema, y sin embargo con una fuerza que delataba juventud, vitalidad, hermosura. Sus ojos pardos, refugiados detrás de unos espejuelos, daban una visión al infinito, al hado. La percepción de su mundo se centró en ella, ahora cada una de sus células parecían haber sido hechas para haber visto a esa bella criatura. Sintió algo en su pecho, algo que le destrozó las entrañas y le partió el corazón...Volteó la mirada y continuó con su objetivo, se lanzó al vació... Su órganos volaron en todas direcciones, su cerebro se deshizo, pero su coraón quedó intacto, ni con el paso de los autos se dañó. Seguiría sufriendo, estaba vivo en muerte...No importaba, al final, había descubierto el amor...” La sociedad moderna ha alejado su mirada de este problema tan fundamental. Para la mayoría de las personas, la muerte es algo a temer, algo terrible o si no, sólo la ausencia de vida, algo hueco y vacío. Y la muerte ha llegado a ser considerada incluso como algo "antinatural." ¿Qué es la muerte? ¿Qué ocurre con nosotros después de que morimos? Podemos intentar ignorar estas preguntas. Muchas personas lo hacen. Pero si ignoramos la muerte, creo que estaremos condenados a vivir una existencia poco profunda, a vivir insatisfechos, espiritualmente hablando. Puede que hasta nos convenzamos a nosotros mismos de que, de alguna manera, haremos una transacción con la muerte "cuando llegue el momento." Algunas personas se mantienen muy comprometidas en un sinfín de constantes tareas que le evitan pensar en los problemas fundamentales de la vida y la muerte. Pero en semejante estado mental, la alegría que sentimos es, en fin de cuentas, frágil y se encuentra ensombrecida por la presencia ineludible de muerte. Es mi firme creencia que enfrentar el problema de la muerte puede ayudar a traer verdadera estabilidad, paz y profundidad a nuestras vidas. ¿Qué es, entonces, la muerte? ¿Es sólo extinción, un retroceso hacia la nada? ¿O es la puerta hacia una nueva vida, una transformación en lugar de un fin? ¿Acaso es que la vida no es más que una fase fugaz de actividad precedida y seguida por la quietud y la no-existencia? ¿O será que tiene una continuidad más profunda, que persiste más allá de la muerte en alguna forma u otra?

Monday, February 18, 2013

El Gobierno de Facto Guillermo Garcia Machado


El Gobierno de Facto
Guillermo Garcia Machado


El vocablo gobierno de facto o gobierno de hecho se utiliza para designar aquellos gobiernos, en contraposición a los gobiernos de jure, que no tienen fundamento constitucional expreso. Es decir, los gobiernos que surgen como consecuencia de una ruptura del ordenamiento constitucional, ya sea por golpe de Estado, revolución o cualquier otro procedimiento de hecho, al margen del ordenamiento jurídico. Los gobiernos de facto se subdividen en generales y locales. Los primeros son los que controlan totalmente el territorio estatal. Los segundos, en cambio, aunque aspiran al mismo objetivo, por la oposición de determinados grupos sólo logran controlarlo parcialmente. En esta segunda hipótesis se produce una coexistencia de un gobierno de derecho y de un gobierno de facto, cada uno de ellos tratando de imponerse sobre el otro. Las características principales del gobierno de facto son las siguientes: a) quebranto total y algunas veces parcial del ordenamiento constitucional; b) surgimiento de una forma innovadora de creación de normas jurídicas; c) absorción en sus manos de todos los Poderes del Estado, tanto del Constituyente como de los constituidos; d) el imperio que tal autoridad ejerce de hecho impone obediencia a los habitantes, no sólo como necesidad sino como un deber, en interés del orden; e) capacidad jurídica para comprometer al Estado en relaciones dentro y fuera de su territorio; f) su reconocimiento internacional se basa en el cumplimiento del principio de efectividad; es decir, que sea real y efectivamente obedecido como poder estatal dentro de su territorio, ya sea por aceptación expresa o tácita de los gobernados. Todo gobierno de facto, como lo indicamos líneas arriba, requiere que sus mandatos sean obedecidos, voluntariamente o mediante la coacción, por los habitantes del Estado. En el plano del Derecho Internacional se reconoce a un gobierno de facto cuando cumple con el llamado principio de efectividad, o sea cuando es la autoridad que efectivamente manda dentro de su territorio, por ser el poder político supremo e irresistible dentro de él. Visto de otra manera, aquel que asume el poder por medio de la fuerza o violencia, y no han respetado el procedimiento legal establecido en la Constitución. Siendo su origen, tal como clasifican los hechos que lo crean en: Insurrección popular. La población por un descontento general desaprueba la administración de un gobierno y decide derrocarlo, implantando un otro gobierno, sin seguir las reglas de sucesión constitucional. Golpe de fuerza o Putsch (del alemán, motín, asonada, golpe). Un grupo de personas de origen privado—generalmente militares— y que responden a un interés de la clase decide implantar un gobierno anulando al anterior. En Sudamérica, este origen de un gobierno fue la regla, especialmente en Bolivia. Golpe de Estado. (Coup d’Eta) Donde participan uno o dos de los poderes constituidos en contra del otro. Por ejemplo se dio en el Perú del gobierno de Fujimori, cuando el Poder Ejecutivo decide cerrar el Congreso, pilar del Poder Legislativo. Finalmente, podríamos agregar que: Un gobierno de facto (de hecho o non de iure) es aquel que, si bien en la práctica ejerce como tal, no esta reconocido oficialmente por ninguna norma jurídica. Puede haber diversos motivos para que exista un gobierno de facto, tal como lo narramos ut supra. Otro sentido seria aquel que designa a una persona que ejerce el mando efectivo del poder aunque oficialmente no tenga un titulo de gobierno formal. Pareciera que eternizar la ausencia del gobernador legítimo utilizando una decisión del poder judicial para el beneplácito de pocos, incluyendo autoridades de países con intereses en el nuestro, suponen la existencia de las premisas que constituyen la esencia de todo un gobierno de facto.

Saturday, February 9, 2013

¿Celebrar Que? Guillermo García Machado



¿Celebrar Que?
Guillermo García Machado
Cuando los movimientos políticos agotan su mensaje surge la imperiosa necesidad de proyectarse a través  de símbolos, fechas, incluso usar sin piedad la figura del líder enfermo, sin que sepamos la verdadera situación de este último. El “4F” es un ejemplo de ello, efectivamente, el 4 de febrero de 1992, un grupo de oficiales de mediana jerarquía, en su mayoría, los de alta jerarquía y de mayor edad no dieron un paso al frente, se chivatearon, o simplemente les dio dolor de barriga, o no estaban informados del movimiento. Los más jóvenes impusieron el ritmo de la asonada, no quedando otra que dirigirse a la toma del poder por la vía fáctica, sin la presencia de un líder indiscutible, tanto así que mientras el golpe de estado se desarrollaba, los objetivos se cumplían, los gobernadores le daban paso a los oficiales insubordinados, y en Caracas las cosas se ponían duras, el presidente de los venezolanos llamaba a su par norteamericano, George W Bush, para informarle lo que estaba pasando, apareciendo avezados periodistas comunicándose con las autoridades hemisféricas para dar parte de los acontecimientos en curso. Para muestra basta un botón, recordamos al Dr. Leopoldo Castillo informando los acontecimientos, con la colaboración de CNN, (Atlanta, USA). Todos esos acontecimientos que comenzaron el 3 de febrero, incluyendo la movilización de tropas en autobuses particulares y acampados en el Parque del Este de Caracas, por su proximidad con la Casona,  pusieron en remojo el hilo constitucional, hasta que de repente, apareció en las pantallas de televisión un joven teniente coronel asumiendo la responsabilidad de lo que estaba sucediendo a escala nacional y lanzando al aire la expresión política más impactante en los últimos lustros: “Por ahora”. Siendo así que todavía se lamentan los que, sin querer queriendo, planificaron la escena con el joven comandante y se ganaron la reprimenda de las autoridades de la época, a pesar de la magnitud de la agitación política vivida por todos los venezolanos. No obstante, dichas autoridades se consolidaron en el poder y fueron capaces de resistir tiempo después una nueva intentona golpista. Como corolario de lo anterior cabe preguntarse: ¿Por qué celebrar una fecha donde la violencia no se impuso en el orden político y en lo social se causaron estragos cuantiosos, con la lamentable pérdida de muchas vidas humanas? Será que los líderes de la asonada o simplemente el protagonista activo del “Por Ahora” asumieron efectivamente el lado negativo de tan significativo golpe de estado, porque a la hora de la verdad, el que estaba al frente del gobierno, léase Carlos Andrés Pérez, no era ningún niño de pecho y por el contrario, siempre demostró tener carisma y agallas a la hora de plantearse el ejercicio del poder, independientemente  de los errores atribuibles a la cuarta república. Obviamente que a estas alturas el panorama social, económico y político del país ha cambiado en su totalidad, pareciendo que el poder se hace permanente, gracias al dominio institucional existente en el país y por ende,  a la gran concentración de poder en manos del hombre fuerte, hoy bajo la tutela de los hermanos Castro. Hasta que venga cualquier tipo de desenlace, es decir, reaparezca el enfermo, se vuelva a entronizar, o simplemente no tenga la suficiente fuerza humana para retomar el control del gobierno y darle paso a un sucesor, por ausencia absoluta. Así las cosas, obviamente que la dinámica será distinta, con una obra de teatro distinta, -siempre las imitaciones fueron malas – donde hay un solo comandante Chávez, convertido en el Padre de todos los venezolanos, -no se si es su progenitor, amigo lector. A estas alturas del partido, los que celebran la fecha de marras, no les queda otra alternativa que fungir de vencedores y contar la historia a su mejor manera.
                                                                               

Saturday, February 2, 2013

Elecciones justas y libres Guillermo García Machado



Elecciones justas y libres
Guillermo García Machado
Las elecciones constituyen el método básico democrático para elegir a quienes toman las decisiones en nuestro nombre, haciéndolos responsables de sus decisiones. Debemos enumerar los once principios que deben cumplir los comicios para ser catalogados como limpios.
El primero se centra en asegurar la libre expresión de la voluntad popular. “El principio superior que impera en todo sistema democrático, y que por su notoriedad no exige mayores aclaraciones, es que debe garantizarse que los representantes sean libremente escogidos por los pueblos. Este principio incumbe al concepto de elecciones libres y deriva de la Declaración Universal de Derechos Humanos (Artículo 21) y de los Pactos Internacionales de Derechos Civiles y Políticos y de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Artículo 1º de ambos)”.
El segundo se centra en las garantías de libertad. “Para la celebración de elecciones libres y justas debe asegurarse una amplia variedad de derechos humanos reconocidos en muchos instrumentos internacionales, que adquieren una mayor trascendencia durante las elecciones. En efecto, para que la voluntad popular se exprese en condiciones de auténtica libertad es indispensable que se garantice: la libertad de opinión, la de expresión e información, la de reunión, la de asociación, la de independencia de la judicatura; junto con las condiciones de igualdad en la participación electoral, tanto en lo que se refiere al derecho a votar como al de ser votado, además del secreto del voto”, según destacó el funcionario nacional.
En una tercera instancia se encuentra el sufragio igual, universal y no discriminatorio. Los requisitos de igualdad y no discriminación remiten al concepto de “universalidad” del sufragio, que exige garantizar el derecho a la participación al conjunto más amplio posible de votantes.
Mientras que, el cuarto es una persona, un voto. La igualdad del sufragio exige que todos los votos tengan igual peso en la elección de los representantes. Por ello, la geografía electoral debe diseñarse de modo tal que respete este principio. De su parte, el quinto pone énfasis en las garantías jurídicas y técnicas. Para que las elecciones sean justas deben asegurarse medidas técnicas y jurídicas destinadas a dar protección efectiva al proceso. En el sexto lugar se ubica el ítem relacionado con la periodicidad y la cronología de las elecciones. Ya que los procesos electorales deben celebrarse con una frecuencia que permita razonablemente que los poderes políticos representen la voluntad popular, que es lo que constituye la base de su legitimidad. Esta exigencia de periodicidad está contemplada en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (Art. 21), en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (Art. 25) y en la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Art. 23). En la séptima posición se encuentra la transparencia en el proceso electoral. “La confianza pública en los comicios, y por lo tanto la legitimidad de la autoridad de los candidatos electos, se fortalece con la publicidad a los actos esenciales del proceso. La publicación del propio cronograma electoral, por ejemplo, asegura la comprensión del público y facilita la formación de su propia opinión crítica acerca de cómo se lleva adelante la elección”. En el octavo lugar se encuentra la administración electoral objetiva, imparcial, independiente y eficaz. Las pautas internacionales no imponen un modelo determinado de estructura estatal para la administración de las elecciones. Pero sí exigen que, cualquiera que sea esa estructura, existan garantías legales para preservar a la autoridad de administración electoral de cualquier favoritismo o acto de corrupción. Además en el noveno principio se destaca a la verificación y la seguridad en el cómputo de los votos y la publicación de los resultados. “Porque el escrutinio debe estar abierto al control de todos los interesados. Los procedimientos de cómputo, su verificación, la información de los resultados y la conservación de los materiales deben ser justos y seguros”. A continuación, el décimo se basa en el acceso equitativo a los medios de comunicación. “Entre las condiciones de equidad en la competencia electoral, el acceso a los medios de comunicación tiene tanta relevancia que es presentado como un punto independiente del principio de igualdad de sufragio del que en verdad forma parte”. Por último, el decimoprimero, se refiere al rango y claridad de las normas jurídicas. “En su manual, Naciones Unidas prevé que las garantías del derecho fundamental a las elecciones periódicas, libres y justas con sufragio universal, igual y no discriminatorio y voto secreto, así como el respeto del derecho a ser elegido y a tener acceso a las funciones públicas en condiciones de igualdad, deben estar consagradas en la Constitución o en otra norma jurídica de alto rango del Estado”.