Sunday, April 25, 2021

 

Promesa y Política

Guillermo García Machado


Hannah Arendt se ha erigido, gracias a su profundo conocimiento del pasado y a sus agudas observaciones sobre el mundo moderno, en uno de los puntos de referencia fundamentales para el conocimiento de la filosofía política. Nacida en Hannover, estudió en Marburgo, Friburgo y Heidelberg, donde se graduó en Filosofía. En 1933, cuando los nazis ocuparon el poder, emigró a París. Más tarde se instaló en Estados Unidos, donde dirigió la Conferencia sobre las Relaciones Judías (1944-1946) y también la Jewish Cultural Reconstruction Inc. Fue catedrática en la Universidad de Chicago y enseñó asimismo en Columbia, Princeton y Berkeley. De su importante obra se han traducido al castellano, entre otras, Los orígenes del totalitarismo, La condición humana, Sobre la revolución, Eichmann en Jerusalén, Hombres en tiempo de oscuridad y Crisis de la República.ras la publicación de Los orígenes del totalitarismo en 1951, Hannah Arendt abordó el marxismo, un tema que deliberadamente había dejado a un lado en su obra anterior. Su incursión en la filosofía de Marx la condujo a realizar un examen crítico de toda la tradición occidental de pensamiento político, desde sus orígenes en Platón y Aristóteles hasta su culminación y conclusión en Marx. promesa de la política narra ese proceso. Desde los tiempos en que Sócrates fue condenado a muerte por sus compatriotas, Arendt analiza los filósofos que han seguido a Platón al construir sus teorías políticas a expensas de las experiencias políticas, incluyendo la experiencia griega pre-filosófica del comienzo, la experiencia romana de la fundación y la experiencia cristiana del perdón. Es una narración fascinante, ingeniosa y original, que abarca la obra de Arendt desde Los orígenes del totalitarismo hasta La condición humana, publicada en 1958 Para Arendt la política no posee un "fin"; en su lugar, ha sido en ocasiones –y quizás pueda volver a serlo– el empeño nunca acabado por parte de la gran pluralidad de seres humanos por vivir juntos. Hannah Arendt se ha erigido, gracias a su profundo conocimiento del pasado y a sus agudas observaciones sobre el mundo moderno, en uno de los puntos de referencia fundamentales para el conocimiento de la filosofía política. Nacida en Hannover, estudió en Marburgo, Friburgo y Heidelberg, donde se graduó en Filosofía. El insulto y la promesa son los rostros de la política populista. Donald Trump fue generoso con ambos. Ese fue probablemente el secreto de su victoria. Pero la diatriba política nunca es espontánea y caprichosa: es un arma de guerra que se utiliza de manera premeditada y selectiva; permite elegir a los enemigos que nos convienen y permite trazar un muro infranqueable entre “ellos” (la elite corrupta) y “nosotros” (el pueblo).

La promesa es tan imprescindible como el insulto, pero mucho más peligrosa. Por una parte, es irrevocable o casi. No se puede deshacer una vez que esta ha sido solemnemente pronunciada y escuchada por millones de personas. No, sin un enorme costo político. La promesa impone obligaciones y deberes inexcusables.

Por otra parte, la promesa en política implica siempre un enorme riesgo porque su cumplimiento no depende enteramente de la voluntad del líder, sino de una compleja trama de instituciones políticas, cívicas y privadas (poderes fácticos) que constituyen la condición de posibilidad de la acción política. Asimismo, depende de escenarios futuros que ningún poder puede domesticar. Terry Eagleton lo destacó con particular agudeza: “Las personas están diciendo ahora que ese es una especie de nuevo fascismo y mi respuesta a eso es: ‘todavía no’. Si Trump llega al poder, será algo distinto”.

Ya llegó al poder. El problema es ahora si el presidente podrá cumplir con las promesas que hizo el candidato. En mi opinión, el populismo (tanto el de derecha como el de izquierda) es agresivo y radical cuando está en una fase de ascenso político y electoral, se nutre del antagonismo y promete la fundación de un nuevo orden. Una vez en el poder puede o no mantener un discurso beligerante, pero las políticas y medidas que ejecuta se adaptan rápidamente al campo de lo posible, a la política sin ilusiones. La revolución (conservadora) puede esperar.

Según Hannah Arendt, la promesa es el “remedio” que nos permite reducir la incertidumbre del presente y la imprevisibilidad del futuro. Prometemos para conjurar la amenaza de acontecimientos que nos exceden y para crear –casi de manera mágica un vínculo entre el presente y el futuro. En “tiempos de oscuridad” la promesa se vuelve más solemne y más ambiciosa. Así, el ocaso del poderío norteamericano y la aguda percepción de decadencia social entre la población blanca y pobre, han sido conjurados eficazmente con una gigantesca promesa: “restituir la grandeza de América”. ¿Será esto posible con un golpe de dados?

Sunday, April 18, 2021

 

Política y Acción

Guillermo García Machado


A decir de Diego Giacomini, la filosofía de las ideas de la libertad muestra que la Acción Humana es el motor del cambio, nunca la política; y mucho menos a través del propio Estado. Continuemos con Giacomini: “No es poca la gente (engañada) que cree que la política puede cambiar la vida de los demás. Esta ilusión alimentada desde el adoctrinamiento de la educación pública (ministerios de un grupo de explotadores que viven de lo ajeno. Por el contrario, las ideas de la libertad nos dicen todo lo opuesto: la política no es la herramienta que transforma la realidad de la sociedad. Por el contrario, la realidad del individuo que vive en sociedad es transformada por la Acción Humana (ver Von Mises, 1949), que es un proceso dinámico y espontáneo, es decir, que no es diseñado conscientemente por nadie. La Acción Humana es un proceso muy complejo, que está constituido por millones de personas (con casi infinita variedad de objetivos, gustos, valoraciones y conocimientos prácticos) que interactuando libremente entre ellas constantemente crean, descubren, inventan y transmiten información sobre fines (objetivos y problemas a resolver) y medios (instrumentos para alcanzar los fines), permitiendo que los individuos nos coordinemos en sociedad a través de todo tipo de relaciones de intercambio. Así, la Acción Humana es el motor del progreso del individuo y del desarrollo de la civilización.

De esta forma, la realidad del individuo que interactúa en sociedad surge de este proceso espontáneo llamado Acción Humana. Luego, en ocasiones, la menor cantidad de veces, la política termina “validando” los resultados emergentes de la Acción Humana. Sin embargo, lo más común es que la política, con toda su ingeniería social a cuestas, termine siendo un palo en la rueda de la Acción Humana. La gente se divorciaba hace años y años, y los burócratas del Estado (políticos) con su legislación vigente lo impedían. La ley de divorcio tan sólo fue la “validación” de un proceso espontáneo que ya acontecía en la civilización, es decir; la legislación no transformo la realidad, sino que sólo dejó de ponerle palos en la rueda. Exactamente lo mismo sucedió con los matrimonios de personas del mismo sexo.

La política y toda su organización son patas fundamentales de un aceitado mecanismo de agresión institucional, que suele justificarse a nivel popular, político y científico como un sistema capaz de mejorar el funcionamiento de la sociedad y lograr un determinado conjunto de fines colectivos considerados como buenos. Esta agresión institucional es violencia física o amenaza de violencia física ejercida por burócratas (a cargo del Estado) sobre los actores económicos o sociales, impidiéndoles el libre ejercicio de la Acción Humana. Esta coacción de la política y sus burócratas hace que el actor económico y/o social actúe en muchas oportunidades distinto a cómo habría actuado en total libertad, adecuando su comportamiento a los lineamientos de la ingeniería social. Es decir, la política nos obliga a hacer “algo” que jamás habríamos elegido hacer por propia voluntad, obstaculizando así el proceso de desarrollo de la civilización. Además, creer en la política como instrumento transformador de la sociedad implica perder de vista que es el Estado. De acuerdo con las enseñanzas de Franz Oppenheimer (ver “El Estado”, 1908), el Estado surge a partir de la conquista, la confiscación y la esclavitud. Para que haya Estado es necesario que haya una continua explotación económica de una clase (conquistados) por otra (conquistadores). Con Estado, los derechos naturales, que no son otra cosa que poder disfrutar en tranquilidad la propiedad natural y sus resultantes, son avasallados.

Sunday, April 11, 2021

 

Diáspora

Guillermo García Machado


Tema que vuelve al tapete, donde la migración forzosa de venezolanos ha tenido mucho que ver. Así tenemos que el término Diáspora ( antiguo: διασπορά [diáspora], ‘dispersión’)? implica la dispersión de grupos étnicos o religiosos que han abandonado su lugar de procedencia originaria y que se encuentran repartidos por el mundo. Si mayoritariamente el término ha sido empleado para referirse al exilio judío fuera de la Tierra de Israel y la posterior dispersión del pueblo judío por el mundo, se ha ampliado su significado para designar todo pueblo que se encuentre diseminado fuera de su país de origen.

La migración humana se refiere a los procesos de migración de los seres humanos, forzada o voluntaria, consistente en el cambio permanente o semipermanente de la ciudad, región o país de residencia. Si bien, la acción de la migración suele ser un acto individual o limitado a pequeños grupos, habitualmente forma parte de desplazamientos masivos de población llamados corrientes migratorias. Los seres humanos han migrado desde los orígenes mismo de la humanidad, partiendo desde un pequeño punto ubicado en Africa hasta poblar todos los continentes y rincones del planeta. En términos prácticos todas las personas son migrantes o descendientes de migrantes.

Las grandes migraciones humanas están relacionadas con fenómenos como el hambre, el desempleo, las guerras, las persecuciones políticas, étnicas religiosas, los cambios y catástrofes climáticas, la trata de personas, la decadencia o auge de ciertas regiones, etc. Más recientemente ha aparecido la migración por causas turísticas.

En la actual etapa de globalización, la alta movilidad de los capitales y los avances en los medios de transporte, trabajo y comunicación, han impulsado los procesos migratorios. A la vez y paradójicamente, las políticas migratorias restrictivas y las manifestaciones de xenofobia, unidas a la documentación masiva de la identidad de las personas y los medios tecnológicos de control de las fronteras, han buscado limitar los procesos migratorios, dando origen al fenómeno social de las llamadas "personas ilegales", o «sin papeles». A partir de la consolidación de los estados nacionales (inicios de la Edad Moderna) se distinguen las migraciones internas de las migraciones internacionales. Las migraciones internas han estado y siguen estando vinculadas a los procesos de mecanización agrícola y el consiguiente desplazamiento de la población campesina hacia las ciudades, originando el fenómeno de la urbanización. Las migraciones internacionales plantean retos que Naciones Unidas insta a solucionar en el marco de los derechos humanos, la igualdad y la sostenibilidad.

La búsqueda de mejores condiciones de vida y de trabajo, el mercado mundial del trabajo, las desigualdades económicas, sociales y demográficas persistentes, las violaciones de los derechos humanos, los cambios ambientales así como los conflictos y la violencia son impulsores de la migración. Cerca de 214 millones de personas, vale decir, el 3 % de la población mundial, de las cuales prácticamente la mitad son mujeres, viven fuera de su país de origen. La migración forma parte integral del proceso de desarrollo. La migración Sur-Sur es casi tan frecuente como la migración Sur-Norte y es probable que aumente en el futuro próximo.

Por otra parte, la migración enfrenta también obstáculos o facilidades que se encuentran determinados por factores propios de cada país emisor o expulsor de migrantes. Usualmente este control está dirigido desde las políticas que cada oficina de migración postula. Esto se hace con la finalidad de llevar un registro de la permanencia de cada extranjero o nacional con calidad de migrante.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha propuesto que en los procesos se ponen en juego cuatro libertades y sus correspondientes derechos: el derecho a no emigrar, el derecho a emigrar, el derecho a inmigrar y el derecho a volver.

Sunday, April 4, 2021

 

La Violencia y el Estado

Guillermo García Machado


Hacemos nuestra, estas notas que provienen de La Peña del Bronx, tratando de ubicar al Estado dentro del acontecer violento, asi tenemos: El principal organizador y concentrador de la violencia estructural es el Estado, de manera que cualquier intento por legitimar y justificar la violencia ejercida por la clase en el poder, pasa por legitimar el Estado. El objetivo básico que se persigue es despolitizar, desideologizar y neutralizar el Estado, presentarlo como el sintetizador del "bien común" y garante de la "ley y el orden". Para ello es imperativo la imposición de una visión histórica de la naturaleza humana, la sociedad y elaborando, simultáneamente, conceptos abstractos de nación, interés nacional, estabilidad y paz social.

Este tipo de Estado se justificaría por el posible "caos" que devendría en la sociedad humana por el hecho de su inexistencia. Fenómeno que hace más de tres siglos ya debatían los grandes pensadores filósofos y políticos. Según esta corriente teórica -que de una u otra forma sigue vigente- la naturaleza humana es esencialmente egoísta y utilitaria, cada ser lucha por su propia subsistencia, por la satisfacción de sus propios intereses, lo que inevitablemente le lleva a la confrontación permanente con otros seres humanos. Esta situación es la que Hobbes (2) describiera como "la guerra de todos contra todos". Situación superable sólo con apego a un ente no-utilitario, a un órgano que no buscase la satisfacción de intereses particulares, sino que comunes, generales. De allí surge la noción básica y la materialización del concepto del Estado actual como el único capaz de imponer el orden en medio del "caos natural". Es decir, ser un "administrador neutro del conflicto social".

Dicha tesis amerita al menos dos consideraciones. En primer lugar, la naturaleza humana no es egoísta, ni altruista, ni agresiva ni pacífica, ni buena ni mala en si misma, sino que simplemente sintetiza el sistema de relaciones sociales prevaleciente en un momento histórico determinado. La esencia humana en abstracto no existe, esta es concreta y, por sobre todo, dinámica, cambiante, de modo que la hipótesis de una situación natural de guerra permanente solo sirve para justificar la creación y consolidación de un complejo aparato de dominación de clase como es el Estado (analícese, en un grado menor, la lucha contra la delincuencia), además de proyectar la idea de la imposibilidad de transformar el sistema o luchar por una sociedad igualitaria, puesto que el ser humano sería individualista y egoísta en esencia y jamás podría cambiar.

En segundo lugar, es necesario puntualizar que el Estado no es un ente que esté por sobre las clases y la sociedad. Ninguna institución es neutra o poseedora de poder propio, más bien expresa poder social de clase. Es por ello que conceptos y prácticas tales como orden, legalidad, estabilidad, paz social, civilismo, etc., son de carácter tan determinado; la sociedad virtual no existe.

Junto con la legitimación ideológica y política de la existencia y el recurso de las distintas formas de coacción, se deslegitima todo intento de organización popular de la violencia. A pesar que en los discursos oficialistas es frecuente la condena de la violencia "venga de donde venga", en la práctica se busca neutralizar o desarticular únicamente su desarrollo en la base, su forma auto-defensiva u ofensiva, especialmente aquella que se puede erigir como alternativa de lucha política, militar o social.

En consecuencia, la naturaleza clasista del proceso en marcha instituye que la violencia ejercida por el sistema es positiva y necesaria. Es decir, toda consideración moral acerca de la violencia política, tiene que ver con el sistema de valores que éste estime necesario para lograr la estabilidad del mismo. Por eso se critica el uso de la violencia en política, en la misma medida que se crean organismos de seguridad y de lucha antisubversiva, y aumentan los presupuestos de las fuerzas armadas y de orden. Así se ha ido estableciendo una relación arbitraria entre democracia y paz por un lado y cambio y violencia por otro. La violencia no se puede separar de la política y no es sólo un instrumento auxiliar al cual se recurre en momentos de crisis.