Sabiduría
Guillermo García Machado
Porque el Señor da la sabiduría; conocimiento y ciencia brotan de sus labios. Si a
alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin
menospreciar a nadie.
Lo primero que
hay que conocer al respecto del término sabiduría que ahora nos ocupa es su
origen etimológico. En este caso, podemos determinar que deriva del latín,
concretamente del verbo “sapere”, que es sinónimo de “tener inteligencia y buen
gusto”.
La primera
acepción del término sabiduría que menciona el diccionario de la Real Academia Española (RAE) hace
referencia al nivel más elevado del conocimiento. Quien posee
sabiduría, por lo tanto, dispone de saber y de un entendimiento profundo sobre
algún tema.
Por
ejemplo: “Apenas comenzó la
conferencia, la sabiduría del Dr. Milcotzer se hizo evidente gracias a sus
reflexiones y explicaciones”, “Voy a llamar a mi primo Eduardo, que tiene una
gran sabiduría en lo referente a mecánica”, “Admiro la sabiduría japonesa en
materia de tecnología”.
La sabiduría,
por lo tanto, es la comprensión avanzada que una persona tiene de un
asunto. Si un hombre completa
una licenciatura en Literatura, obtiene un doctorado en Letras alemanas y
asiste a diversos seminarios, es probable que desarrolle sabiduría en materia
literaria. Esto querrá decir que sabe mucho sobre la temática.
Además de todo lo expuesto, no podemos pasar por
alto lo que se ha dado en llamar sabiduría maya. Básicamente es un término que
se emplea para referirse al conjunto de conocimientos e información ancestral
que tenían dentro de esa cultura los guías espirituales. Se trataba de una
sabiduría que era mantenida en absoluto secreto de generación en generación y
que se consideraba que era fundamental para determinar la conciencia y la
personalidad social de sus gentes.
Buena muestra de la misma son ciertas
predicciones o teorías que se han ido desvelando y que incluso hoy, en pleno
siglo XXI, se consideran acertadas o, cuanto menos, esclarecedoras.
De la misma forma, no podemos olvidarnos de la
llamada sabiduría popular, bajo cuya denominación se encuentran numerosos
conocimientos, aprendizajes y experiencias de generaciones pasadas que se van
transmitiendo progresivamente a las posteriores. En muchas ocasiones se
sustenta en “leyendas urbanas” y en otros es una gran enseñanza. Reflejos de la
misma son, por ejemplo, los refranes.
La idea de
sabiduría también se emplea para nombrar a la conducta o el comportamiento
inteligente o sensato. Suele mencionarse que un jugador
de futbol tiene sabiduría cuando, gracias a su experiencia y visión del
juego, sabe ubicarse correctamente en el campo de juego, asistir a sus
compañeros y manejar el ritmo de juego.
Es importante
aclarar que la sabiduría no siempre está vinculada a la acumulación de conocimientos
teóricos o técnicos. Una persona puede estudiar
durante años y, sin embargo, no tener sabiduría, ya que no dispone la capacidad
de aplicar los conocimientos que adquirió. De igual forma, un individuo puede
alcanzar la sabiduría a partir de la observación o de pruebas de ensayo/error.
Para la psicología, concretamente para la llamada
psicología positiva, la sabiduría se presenta como una fortaleza humana y se
define como la capacidad que tiene una persona de adquirir información y de
utilizarla de la manera más positiva y beneficiosa posible, tanto para sí misma
como para los demás.