Sunday, July 27, 2014

Desafío de la economía China
Guillermo García Machado

Muy a propósito de la presencia física del gobierno chino en distintos países de Latinoamérica, tomemos las palabras del embajador chino QU SHENGWU en la República Oriental del Uruguay para entender la situación de la economía china en el mundo actual. Hoy en día, la crisis financiera internacional sigue en curso y en algunos países persisten las dificultades para aliviar a corto plazo la crisis de la deuda soberana. Las principales economías desarrolladas topan con grandes dificultades a la hora de reducir su elevada tasa de desempleo y carecen de la fuerza motriz necesaria para crecer, mientras que las economías emergentes encaran la doble presión ejercida por la inflación y la desaceleración del crecimiento económico. Los tipos de cambio de las principales monedas fluctúan violentamente y los precios de los productos básicos oscilan de manera drástica. El proteccionismo del comercio internacional se intensifica. Bajo estas circunstancias en que la recuperación de la economía mundial atraviesa un proceso difícil y tortuoso, el desarrollo económico de China y sus desempeños de impulso para la economía mundial ha venido llamando cada vez más atención. En los últimos años, el Gobierno Chino ha puesto mucho énfasis en la aceleración del cambio de la modalidad de desarrollo de la economía y la optimización y actualización de la estructura sectorial. A través de una serie de proyectos incluyendo la aplicación de una política fiscal activa y una política monetaria prudente, China ha logrado controlar los riesgos fiscales y financieros y ha mantenido una tasa relativamente alta de crecimiento. Su contribución al crecimiento de la economía mundial  viene aumentando y se ha convertido en una de las principales fuerzas motrices a la economía mundial. En 2011, el Producto Interno Bruto ( PIB ) de China llegó a 7.3 billones de dólares, un 9.2% más que en el 2010. Los ingresos de la hacienda pública alcanzaron los 1.6 billones de dólares, registrando un crecimiento de 24.8%. En todo el año, el valor global de las importaciones y exportaciones de mercancías aumentó un 22.5% y alcanzó los 3.64 billones de dólares, registrándose un incremento del 20.3% en las exportaciones y del 24.9% en las importaciones, lo que redujo el superávit comercial en mayor medida. El uso efectivo de las inversiones foráneas directas sumó 116.000 millones de dólares y las inversiones directas en el exterior en actividades no financieras llegaron a 60.100 millones de dólares. Para el año 2012, China planteó como objetivo aumentar el PIB en un 7.5%. Cabe enfatizar aquí que, con la ligera rebaja del objetivo de aumento del PIB, se pretende principalmente lograr una conexión gradual con los objetivos del XII Plan Quinquenal y orientar a los diversos sectores para que desplacen el centro de gravedad de su trabajo a la aceleración del cambio de la modalidad del desarrollo económico y a la mejora efectiva de su calidad y rentabilidad, con el propósito de favorecer un desarrollo más duradero, de más alto nivel y de mejor calidad. En un periodo relativamente largo en el futuro, China mantendrá un desarrollo económico seguro y rápido porque cuenta con muchas condiciones favorables como: I. la industrialización, la urbanización y la modernización agrícola progresan con celeridad, la actualización tanto de la estructura del consumo como de la sectorial posee una gran demanda potencial; II. En los últimos treinta y tantos años de reforma y apertura, China ha creado buenos cimientos materiales y condiciones institucionales para el desarrollo, sus experiencias de macro control se ha ido enriqueciendo y la competitividad de las empresas y su capacidad de contrarrestar los riesgos se han incrementado ostensiblemente; III. La capacidad de desarrollo innovador de las regiones orientales se ha robustecido y el potencial de desarrollo tanto de las regiones centrales y occidentales como del Nordeste y otros antiguos centros industriales se ha explotado de manera constante; IV. Persiste la superioridad tradicional del desenvolvimiento económico, los recursos humanos abundan y su calidad ha mejorado. Además, la situación de los ingresos y los gastos fiscales es favorable, el sistema financiero funciona de modo prudente y los fondos de la sociedad son relativamente copiosos. Al mismo tiempo, somos conscientes de que el desarrollo económico de China se enfrenta todavía no pocas dificultades y desafíos. 

Sunday, July 20, 2014

Democracia interna de partidos políticos
Guillermo García Machado
Con el retorno de la democracia en América Latina, dentro de lo que se ha denominado la tercera ola de democratización, varios fueron los cambios que se llevaron a cabo dentro de los sistemas políticos de la región. Por una parte, entraron dentro del juego político nuevos actores antes vetados: movimientos sociales, partidos políticos y toda suerte de agrupaciones ciudadanas. Por otra parte, se fueron haciendo rutina los procesos electorales, con la consecuente consolidación de las elecciones como el mecanismo para constituir los cuerpos representativos y como fuente primaria de legitimación del sistema. Dentro de la gama de nuevos actores sociales, los partidos políticos adquirieron una especial relevancia, ya que además de cumplir las funciones tradicionales de reclutamiento, movilización, socialización, etc., se convirtieron en actores clave de los periodos transicionales y de la consolidación de la democracia al garantizar la estabilidad de los gobiernos (Montero, Gunther y Linz 2007: 21). No obstante, con el tiempo aparecieron fuertes críticas al comportamiento de estas organizaciones que llevaron a hablar de decaimiento, descomposición y declive de los partidos. Dichas críticas se centraban en el carácter oligárquico de los partidos, en su falta de transparencia y en su incapacidad de responder a las demandas sociales. De esta forma, a partir de la década de 1990, emergieron en América Latina diferentes voces que reclamaban la democratización de los partidos políticos: la opinión pública, los organismos internacionales y hasta algunos políticos presionaban por la apertura de los procesos de selección de candidatos y autoridades partidistas, la integración de las bases a espacios de toma de decisión y al establecimiento de mecanismos de control interno. Los partidos políticos, por su parte, respondieron de diferentes formas, algunos atendieron parte de estos reclamos, otros mantuvieron su organización y funcionamiento interno, y otros simplemente obviaron el tema.
La democracias interna se refiere a la adopción de los principios del sistema democrático en el interior de las organizaciones políticas teniendo en cuenta, los factores sociales que intervienen y sus relaciones (Partidos políticos, órganos del partido, militantes y no militantes); e incluyendo todo aquel conjunto de fundamentos jurídico-políticos, disposiciones normativas y medidas políticas tendentes a garantizar las elecciones de cargos del partido y cargos públicos, la decisión de contenido y la rendición de cuentas. Ésta adopción de principios "básicos" significa la inclusión de criterios de competencia; valores democráticos como, la libertad de expresión y de elección de sus miembros; o una voluntad partidista que permita el ejercicio de un control político. Así pues, se pueden establecer cuatro condiciones básicas y necesarias para la existencia de democracia interna:
1.    Garantías de igualdad entre afiliados y, protección de los Derechos Fundamentales
2.    Mecanismos de selección a cargos de elección popular.
3.    Respeto del principio de la mayoría, con respeto de la minoría.

4.    Transparencia.

Sunday, July 13, 2014

Gol en dictaduras
Guillermo García Machado

Traemos a colación la narrativa de Alejandro Caravario (nació en Buenos Aires en 1963). En más de 20 años de actividad en el periodismo gráfico. Para darnos cuenta del uso del deporte para recoger adeptos a la causa política, sea ésta buena o mala. Como Mussolini en 1934, la dictadura militar argentina hizo del Mundial de 1978 una causa nacional, en busca de aire y una imagen presentable para su gestión de muerte y rapiña. De modo que el éxito en la competencia deportiva implicaba -aunque los jugadores no se lo propusieran- un espaldarazo para los responsables del golpe. Así, mientras el público gritaba con candidez los goles decisivos de Kempes en la final ante Holanda, un sistema de campos de concentración aniquilaba a una generación de militantes populares. Tal dualidad es la que ensombrece el logro acaso lícito del equipo que dirigía César Menotti, curiosamente un simpatizante de la izquierda que logró su esplendor profesional con el equipo bendecido por los dictadores Videla, Massera y Agosti. ¿Fueron los futbolistas y sus entusiastas seguidores cómplices involuntarios del fortalecimiento de un régimen genocida? Es la pregunta que convierte aquella fiesta que llenó las calles en un peso para la conciencia. En un premio que, aunque merezca la consideración deportiva y el elogio sincero, se reduce en el recuerdo -en mi recuerdo, al menos- a mera ficción y propaganda. Se presenta arduo deslindar los intereses de la dictadura y el fútbol puro. La ignorancia de muchos de los actores, y principalmente del público, acerca de los horrores clandestinos de los militares tal vez explica el fervor irrestricto, el éxito político del Mundial. Pero también es conocido el relato de Hebe de Bonafini, presidenta de Madres de Plaza de Mayo: al mismo tiempo que lloraba en la cocina por el hijo desaparecido, su marido (quien estaba más que informado sobre las prácticas represivas del gobierno) celebraba goles y taquitos frente al televisor. De todos modos, no era necesario acceder a los secretos de las catacumbas para comprobar la destrucción económica y la supresión de las libertades que impulsaban los uniformados. Es probable que, aun a sabiendas del provecho que significaba un triunfo en el Mundial para los dictadores, el voluntarismo popular pretendiera resguardar el fútbol (como si fuera un tótem, un objeto sagrado inmune a las contaminaciones sociales y a los alcances de la muerte), aislarlo de los usos del poder. No asignarle (ni permitir que se le asignara) otro sentido que el de la provisión de alegría y orgullo. Gobernara quien gobernara, cayera quien cayera, los ritos del hincha permanecerían intactos, regidos por la pelota y su mundo simbólico autárquico. En fin, la revisión histórica y el debate retrospectivo seguirán abiertos. Por suerte. En cualquier caso, lo que no se puede negar es que el Mundial argentino fue tanto de Kempes y de Fillol, por nombrar dos puntales de aquel once, como del triunvirato de sátrapas que usurpaba el poder. El día mismo del golpe, el 24 de marzo de 1976, los militares se ocuparon de que se mantuviera en la agenda televisiva el partido que debía disputar la Selección ante Polonia. Fue de lo poco que dejaron en pie. Luego, con el acompañamiento de la FIFA (su presidente, Joao Havelange, hizo muy buenas migas con el vicealmirante Carlos Lacoste y hasta lo nombró vicepresidente de la entidad con sede en Suiza), los militares se abocaron a la realización y refacción de estadios en apenas dos años para cumplir con el compromiso asumido. Para eso, destinaron un presupuesto nunca verificado, manejado en forma discrecional y sin rendición de cuentas. En esta operatoria se destacó justamente Lacoste, patrón del EAM 78 luego del asesinato del general Omar Actis, muy probablemente a manos de la Marina, pues así dirimía Massera las disputas internas con las otras fuerzas y con quienes obstruían sus decisiones y deseos. El resto lo hizo el equipo de Menotti, que tuvo su etapa más lucida en el segundo tramo de la competencia. Aunque quizá haya recibido alguna ayuda indebida. Así lo sugiere el sospechoso 6-0 ante Perú que le abrió las puertas de la final.

Sunday, July 6, 2014

Lucha por el poder absoluto
Guillermo García Machado

Para aquellos que siguen creyendo en pajarito preñado me atrevo acudir a la historia para observar de cerca lo que es capaz un tirano. En el año 1922 Stalin fue elegido secretario general del partido. Este cargo, hasta hacía poco menospreciado por otros miembros del Buró Político del Partido (órgano rector del Comité Central del Partido), que posteriormente se transformó en el más poderoso del país, fue inteligentemente utilizado por Stalin para situar a sus partidarios en los puestos clave del aparato central del partido. Así, metódica y sutilmente fue abriéndose camino hacia la cúspide del poder, poder que tuvo que disputar contra Lev Trotski, el reconocido líder del partido y fundador del Ejército Rojo, y que además controlaba gran parte de la Policía secreta. Antes de su muerte, Lenin vivió una creciente preocupación por la personalidad y el comportamiento de Stalin. En su testamento político, expuso sus dudas sobre que el secretario general del partido usara su enorme poder con suficiente cautela. El líder de la Revolución criticó además a Stalin de ser demasiado “brusco” y llamó a destituirle en su famosa carta al XII Congreso del Partido Bolchevique.  “Stalin es demasiado brusco, y este defecto, plenamente tolerable en nuestro medio y en las relaciones entre nosotros los comunistas, se hace intolerable en el cargo de Secretario General. Por eso propongo a los camaradas que piensen la forma de mover a Stalin a otro puesto y de nombrar para este cargo a otro hombre que se diferencie del camarada Stalin en todos los demás aspectos, solo por una ventaja, a saber: que sea más tolerante, más leal, más correcto y más atento con los camaradas y menos caprichoso. Esta circunstancia puede parecer una fútil pequeñez. Pero yo creo que, desde el punto de vista de prevenir el quiebre, y desde el punto de vista de lo que he escrito antes acerca de las relaciones entre Stalin y Trotski, no es una pequeñez, o bien se trata de una pequeñez que puede adquirir importancia decisiva...”. Sin embargo, este intento no prosperó debido a que Stalin logró que no se diera una lectura pública del documento, a sabiendas de que Lenin se encontraba en esos momentos enfermo e imposibilitado de participar en el Congreso. Después de la muerte de Lenin, Stalin aunó fuerzas con Grigori Zinóviev y Lev Kámenev para gobernar el país y expulsar del escenario político a Lev Trotski, el más probable candidato para reemplazar a Lenin. Tras conseguir la “muerte política” de Trotski, Stalin cambió el curso de su alianza y se unió a Nikolái Bujarin y Alexéi Rýkov contra sus antiguos aliados. A partir de entonces, Trotski, Zinóviev y Kámenev fueron tratados por Stalin como la oposición izquierdista. Durante este período, Stalin abandonó el tradicional énfasis bolchevique respecto a la revolución internacional en favor de una política de construir el “socialismo en un solo país”, en contraste a la teoría de Trotski de la “revolución permanente”. Así, mediante una hábil manipulación y particulares interpretaciones de los preceptos de Lenin, Stalin consiguió enfrentar a sus rivales, acercándose así cada vez más a la cima. Para su 50 aniversario en 1929, Stalin se estableció como el sucesor reconocido de Lenin y el único y absoluto líder de la Unión Soviética. En 1929, en el XV Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), Trotski y Zinóviev fueron expulsados del partido y Kámenev perdió su puesto en el Comité Central. Luego Stalin pudo destituir de sus cargos a los líderes de la llamada “oposición derechista” y sus recientes aliados: Bujarin y Rýkov. La palabra rusa “troika” tradicionalmente referida al tiro de tres caballos ahora significaba la mesa de tres ejecutores del NKVD (siglas rusas del Comisariado Popular de Asuntos Internos, sucesor de la fuerza política secreta, la cheka), que realizaban un corto y simplificado juicio sin fiscales ni abogados, y con la ejecución de sentencia en un plazo máximo de 24 horas. En 1937 empezaron las grandes purgas y los primeros en sufrir fueron oficiales de alto rango del Ejército Rojo, mediante una falsificación de documentos con ayuda de los servicios secretos nazis. En junio de 1937, el mariscal Mijaíl Tujachevski y otros militares de alto rango fueron acusados de complot militar en colaboración con los alemanes. Todos fueron declarados culpables y ejecutados. Muy pronto los fusilamientos y los arrestos masivos se extendieron por toda la cúpula castrense y tras dos años finalizaron con el fusilamiento, encarcelamiento y despido de 30 000 oficiales de alto rango de las Fuerzas Armadas, infundiendo terror y miedo de asumir la responsabilidad del alto mando militar y otros cargos oficiales por varios años. Un militar asustado deja de ser profesional. Muy pronto, en 1941, este hecho se puso de manifiesto. En agosto de 1940, Trotski, que estaba exiliado desde 1937, fue asesinado en México. Aparte de las purgas se pretendió reescribir la historia en los manuales soviéticos y otros materiales de propaganda. A las personas de relevancia ejecutadas por el NKVD se las borraba de los textos como si no hubiesen existido.