Sunday, August 26, 2018


Identidad Nacional
Guillermo García Machado

Identidad es una palabra de origen latino (identitas) que permite hacer referencia al conjunto de rasgos propios de un sujeto o de una comunidad. Estas características diferencian a un individuo o a un grupo de los demás. La identidad también está vinculada a la conciencia que una persona tiene sobre sí misma. La identidad nacional, por su parte, es una condición social, cultural y espacial; se trata de rasgos que tienen una relación con un entorno político ya que, por lo general, las naciones están asociadas a un Estado (aunque no siempre sea así).
La nacionalidad es un concepto cercano a la identidad nacional. Las personas que nacen en Brasil, por ejemplo, son de nacionalidad brasileña y tienen documentos legales que acreditan dicha condición. Estos individuos, por lo tanto, tiene identidad brasileña.
Sin embargo, el aspecto más simbólico de la noción puede variar en cada caso. Una persona que nace en Brasil (tiene nacionalidad brasileña) y a los cinco años de edad se marcha al exterior, puede perder o descuidar, con el paso del tiempo, su identidad nacional. Si dicho sujeto, después de pasar sus primeros cinco años de vida en Brasil, vive los cuarenta años siguientes en Australia, sin regresar nunca a su tierra natal, es probable que mantenga su nacionalidad desde el punto de vista jurídico, pero no su identidad social o cultural.
En otros casos, la identidad nacional puede existir sin que esté certificada por un documento legal. Los gitanos pueden hablar de identidad nacional pese a que su nación no cuenta con un territorio propio o un Estado que los ampare como colectivo social. Un hombre, por lo tanto, puede tener nacionalidad española o de cualquier otro país e identidad gitana.
Retomando el concepto puro de identidad, es importante resaltar que uno de sus matices fundamentales es la visión que una persona tiene sobre sus propias características, cómo cree que los demás la perciben cuando la ven, cuando la escuchan, cuando tratan con ella. Es justamente este aspecto tan personal, tan privado, el que afecta de manera incuestionable la rigidez de la identidad nacional; ni siquiera es necesario haber vivido en un país para sentirse parte del mismo, aunque esto no se dé muy frecuentemente. Si bien el intercambio cultural ha tenido lugar desde hace cientos de años, como se puede comprobar investigando acerca de la vida de escritores y compositores, los avances tecnológicos en el ámbito de las comunicaciones facilitan cada vez más el acercamiento a otras tierras sin necesidad de moverse de la propia. Internet nos permite aprender de una forma que hace tan sólo unos años tan sólo la ciencia ficción podía describir, y esto repercute en una riqueza que debilita cada vez más las cadenas que separan a una nación de otra.
Para quienes han nacido en la era de la televisión, palabras de origen extranjero como “stop” o “play” nunca fueron extrañas; del mismo modo, han sabido incorporar “email”, “Internet” y “streaming”, entre tantos otros términos, para adaptarse a las crecientes posibilidades que ofrece la tecnología. Algo similar ocurre con los géneros musicales: una pareja de japoneses bailando tango en un teatro de Kyoto resulta tan común como un español interpretando un rap escrito por él mismo, en su propio idioma.
¿Cuánto queda de identidad nacional en estos últimos dos ejemplos? Si se toma en cuenta la cantidad de horas necesarias para entrenarse en una disciplina como el baile o el canto, en el caso de una persona que dedica su vida a estudiar un estilo creado a miles de kilómetros de su hogar, en otra época, con un contexto sociocultural absolutamente diferente y en otro idioma, seguramente dichas personas no tengan mucho tiempo disponible para la danza nenbutsu o el cante jondo. La pregunta es, por lo tanto, si es necesaria, o positiva, la identidad nacional.

Sunday, August 19, 2018


Pacto
Guillermo García Machado

Si hay una palabra con mucha resonancia en estos tiempos es la que se refiere al dialogo y como quiera que para llegar a ella se requiere un pacto, entremos de lleno en materia y precisemos que Pacto, del latín pactum, es un acuerdo, alianza, trato o compromiso cuyos involucrados aceptan respetar aquello que estipulan. El pacto establece un compromiso y fija la fidelidad hacia los términos acordados o hacia una declaración; por lo tanto, obliga al cumplimiento de ciertas pautas.
Por ejemplo: “Vamos a hacer un pacto: no le cuento nada a tu familia a cambio de que me invites a cenar”“Rusia y China firmaron un pacto de no agresión que garantiza la paz en la zona fronteriza”“Se dice que Mick Jagger estableció un pacto con el diablo para gozar de juventud eterna”.
El pacto bíblico aparece, de acuerdo a ciertos expertos, de dos maneras a lo largo de la Biblia. Por un lado, en el Antiguo Testamento o ToráMoisés se acerca al monte Sinaí junto a la comunidad israelí y fija un compromiso ante Dios para el cumplimiento de sus leyes. Por otra parte, Jesucristo ofrece su propia persona
para alcanzar la salvación de la Humanidad, un acto que se representa en la comunión de la misa.
A lo largo de la Historia se han producido multitud de pactos entre países y gobernantes que, sin duda alguna, han marcado el rumbo de aquella y del mundo en general. Entre los más conocidos se encuentran, por ejemplo, los famosos Pactos de la Moncloa que tuvieron lugar en España en octubre de 1977.
En concreto aquellos se pueden definir como los acuerdos a los que se llegaron entre el entonces Presidente del Gobierno (Adolfo Suárez), los diversos partidos políticos que en ese momento tenían representación en el Congreso de los Diputados, el sindicato Comisiones Obreras y las diversas asociaciones de tipo empresarial. Todos ellos llegaron a puntos de conexión con el claro objetivo de afianzar el proceso de la Transición, con el que se pasaría de un régimen dictatorial impuesto por Franco a un sistema democrático.
La aprobación de derechos como la libertad de expresión y de reunión, la despenalización del adulterio, medidas para controlar la posible fugas de capitales al extranjero o el reconocimiento del derecho de asociación sindical fueron algunos de los principales acuerdos que se firmaron a través de los mencionados pactos españoles.
El Pacto de Varsovia, también conocido como Tratado de Amistad, Colaboración y Asistencia Mutua, es un convenio de ayuda militar que firmaron países del este europeo en 1955 como contraposición a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y al rearme de la República Federal de Alemania. De este modo, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (U.R.S.S.)PoloniaChecoslovaquiaHungría, la República Democrática AlemanaHungríaRumaniaBulgaria y Albania se comprometieron a mantener la paz entre ellos y a colaborar en la defensa mutua frente a ataques extranjeros. Recientemente el pacto entre la guerrilla colombiana y el gobierno del país neogranadino, conocido como Tratado de Paz.
La violación de un pacto puede ser castigada de diversas formas, desde una sanción legal (en caso que el pacto haya sido establecido bajo ciertas condiciones jurídicas) hasta una condena social.
En el cine nos encontramos diversas películas que han utilizado el concepto pacto bien para titularse o bien para establecer su trama. Este sería el caso, por ejemplo, de “Pactar con el diablo”, de 1997. Taylor Hackford fue quien dirigió esta producción, protagonizada por Keanu Reeves y Al Pacino, que gira entorno a un joven abogado que recibe una suculenta oferta de un importante bufete tras la cual se esconden oscuros secretos.


Sunday, August 12, 2018


Militancia
Guillermo García Machado

Hablando de esa masa que sigue a un lider sin ningún rasgo ideologico, simplemente por moda o conveniencia, para poder sobrevivir en lo que mentan como revolución. Empecemos señalando que en el latín se encuentra el origen etimológico del término militancia. En concreto, podemos establecer que es fruto de la suma de los siguientes componentes de dicha lengua:“Militaris”, que se empleaba para referirse a todo lo concerniente a los soldados y ejércitos. La partícula “-nt-“, que se usaba para indicar “agente”. El sufijo “-ia”, que es equivalente a “cualidad”. Militancia es la condición de militante. Un militante, por su parte, es aquel que milita (que brinda su apoyo a una causa o proyecto, o que figura en un partido o colectividad). La noción de militancia también se utiliza para nombrar al conjunto de los militantes de una determinada organización.
Por ejemplo: “El candidato agradeció los esfuerzos de la militancia para difundir las propuestas del partido en todo el país”“El escritor formó parte del Partido Socialista hasta los treinta años, aunque a partir de dicha edad abandonó la militancia”“He entregado muchas horas de mi vida a la militancia”.
La militancia, como la conducta o actitud de aquel que se esfuerza por defender una causa, puede desarrollarse a través de un partido político, de una organización no gubernamental o incluso desde lo individual.
Un militante político, por lo tanto, es aquel que desarrolla su militancia dentro de un partido. Por lo general, esta militancia lleva a la persona a participar de actos partidarios, a integrarse a comités o unidades básicas y a difundir las propuestas electorales de su partido para tratar de que sus candidatos alcancen cargos públicos.
En estos momentos el término militancia está de máxima actualidad en concreto en España. Y es que ciertos casos de corrupción política han dado lugar a que los dirigentes que están al frente de algunos partidos se hayan visto en la necesidad de suspender de militancia a todos los implicados en aquellas situaciones.
Así, por ejemplo, en el Partido popular (España) se ha llevado a cabo la mencionada suspensión de los numerosos integrantes que se han visto detenidos e investigados por la llamada Operación Púnica, que gira en torno a presuntos delitos de prevaricación y blanqueo de capitales. Fenomeno cercano a lo que venimos hablando se manifiesta con la solidaridad pasiva del militante y no es otra cosa que cerrar la boca ante los actos ilicitos de l compañero de partido, siendo menester la compra del silencio.
Dentro de los partidos políticos es habitual, además de todo lo matizado, que frecuentemente se lleven a cabo acciones para conseguir aumentar las cifras de la llamada militancia juvenil. Y es que es la manera de que los jóvenes se impliquen con su país.
La militancia social puede llevarse a cabo a través de una ONG u otra asociación civil. Lo habitual es que el militante forme parte de una organización que defiende intereses que la persona considera importantes, como el cuidado del medio ambiente o la protección de animales.
En algunos casos, la militancia también puede ser una conducta individual, sin que el sujeto se incorpore a un partido o una organización. Esto, sin embargo, es poco frecuente ya que le resultará más difícil defender o impulsar una causa sin el apoyo de una estructura.
Además de todo lo expuesto, tendríamos que subrayar que en México existe un medio de comunicación que utiliza en su título el término que ahora estamos analizando. Se trata de la “Revista Militancia”, que viene a ejercer como la publicación oficial y de base de lo que es el Revolucionario Institucional.

Sunday, August 5, 2018


Vitalicio

Guillermo García Machado

Vitalicio es un adjetivo que hace referencia a algo que dura desde que se obtiene hasta el final de la vida. Puede tratarse de un cargo, de una membresía o de una renta, entre otras cuestiones. Por ejemplo: “Augusto Pinochet buscó la impunidad a través de su juramento como senador vitalicio de Chile” “El presidente de la corporación aceptó alejarse de la gerencia pero a cambio acordó una renta vitalicia”.
La figura de senador vitalicio se creó como una prerrogativa para los ex presidentes de una república. Esto supone que, tras dejar de su cargo, asumen como senadores sin que exista una elección o un periodo previsto para la finalización de su mandato. Este cargo, sin embargo, fue eliminado de la mayoría de las constituciones.
Algunas figuras históricas, por otro lado, apelaron al cargo de presidente vitalicio. Este título fue asumido por dictadores que intentaron eliminar cualquier tipo de límite temporal a sus mandatos. También se crearon otros cargos similares, como cónsul vitalicio (Napoleon Bonaparte).
El primer presidente que buscó, a través de volver su título vitalicio, que su autoridad jamás fuera disputada, fue el propio Julio César, en la época de la República romana. Corría el año 45 a. C. cuando el mítico dictador se autoproclamó perpetuo. Cabe mencionar que en sus orígenes, dicho cargo podía ocuparse por un plazo máximo de medio año.
Varios siglos más tarde, el líder de Francia Napoleón Bonaparte siguió sus pasos para convertirse en el primer cónsul vitalicio, específicamente en el año 1802. A partir de ese momento, fueron muchos los dictadores que imitaron estas iniciativas; algunos tomaron la decisión para saciar sus ansias de poder, mientras que otros fueron designados por sus súbditos, por legisladores que no contemplaban la posibilidad de negarse a la voluntad de sus superiores.
Cabe mencionar que un gran número de los líderes que accedieron al cargo de presidente vitalicio no llegaron a concluir sus mandatos junto con sus vidas, dado que en algunos casos fueron destronados o bien asesinados. Algunos ejemplos de finales felices fueron Josip Broz Tito, Francisco Franco, François Duvalier, Rafael Carrera y Turcios, José Gaspar Rodríguez de Francia y Saparmyrat Nyýazow. Por otro lado, se sabe que Mobutu Sese Seko fracasó en su intento de eternizar su cargo como presidente del Estado de Zaire, a comienzos de la década de 1970.
Otros personajes han gozado de mandatos muy extensos, como Fidel Castro y Kim Il-sung, presidentes de Cuba y Corea del Norte, respectivamente, y a menudo se los cita como exponentes de presidencia vitalicia. En el caso de Il-sung, la influencia que ejerció sobre su pueblo parece ser descomunal: tras su fallecimiento, el gobierno lo nombró presidente eterno y quitó el puesto de presidente de la constitución norcoreana. Como no puede haber un sucesor, dado que Kim Il-sung reinará por siempre desde el más allá, sus poderes se han dividido nominal y efectivamente entre los presidentes de la Suprema Asamblea del Pueblo, el primer ministro, y de la Comisión Nacional de Defensa.
Estos cargos políticos son desarrollados con la intención de eternizar el ejercicio del poder y atentan contra la libertad de los pueblos. La mayoría de las democracias incluyen leyes que exigen la alternancia de los gobernantes, para evitar que una persona o un sector social se perpetúe en el poder y haga uso del aparato estatal en su propio beneficio.
En el lenguaje cotidiano, el adjetivo vitalicio también se utiliza para nombrar a alguien o algo que parece perpetuarse en una misma situación, incluso en tono de burla o con poca seriedad: “Mi vecino volvió a reprobar: creo que ya es estudiante vitalicio”