Latino
America sin Chávez
Guillermo
Garcia Machado
Proyectar la imagen de Chávez hacia el futuro constituye un
reto para los que de una u otra forma ven en la figura del expresidente
venezolano – a título de mito - la solución de todos los problemas de Latino
América, bajo la perspectiva del socialismo del siglo XXI, cuyo contenido no
hemos logrado definir y mucho menos cuando observamos en sus actuales líderes,
para no hablar del pasado, acciones propias salpicadas de fascismo, unas veces,
otras veces, acciones propias al mejor estilo comunista, y en el peor de los
casos, observamos actitudes propias de un estilo liberal o pseudo liberal, con
la aplicación de medidas de tipo monetario, con fines absolutamente
fiscalistas, es decir, dirigidas a obtener recursos suficientes para que el
Estado populista siga derrochando, con criterio de las vacas gordas. Para ello
basta observar que los ingresos petroleros siguen obteniéndose bajo el criterio
de un barril de petróleo a ciento veinte dólares en el mercado ordinario. Esta
circunstancia de elevados recursos petroleros ponen a la República Bolivariana
de Venezuela en la especial situación de
realizar grandes erogaciones en los países con pensamiento político afín al
pregonado por ese socialismo, muy propio de la idiosincrasia venezolana, de muy
alto contenido pragmático y poco valor desde el punto de vista doctrinario o
filosófico, y poder materializar, de esa
manera, voluntades a nivel diplomático, con la arrogancia de contar una
chequera con respaldo de los petrodólares. Ahora bien, hasta la fecha las cosas
venían funcionando a la máxima perfección, el expresidente Chávez, hoy
fallecido, manejo a la perfección una diplomacia agresiva, basando su discurso
en un supuesto criterio anti imperialista – yankees go home - montado en el grupo de los pequeños que luchan
contra la hegemonía del grande del Norte, teniendo por norte el planteamiento
de la asimetría para poder confrontar hasta en el plano de la guerra a los
Estado Unidos de Norte América. Basta poner en marcha una ojeada superficial a
los amigos de Chávez y veremos que los mismos aparecen en forma espontánea en
todas las latitudes del globo terráqueo, pudiendo haber matices escalofriantes,
porque encontramos de todo, es decir, los bien llamados “hermanos’ de la
revolución, como por ejemplo, Gadafi, Ortega, Correa, Morales, Kitchner, Mahmoud
Ahmedinaj, Mono Jojoy, y otros como, Alexander Lukashenko, Fidel Y Raul Castro,
Bashar Al-Assad, y Robert Mugabe, quienes tendrán la ayuda del proyectoa
mientras representen a los suyos, en sus respectivos países y mientras perdure
el magnetismo del liderazgo representado por quien fuera Presidente de todos
los venezolanos, por más de una década. Siendo o constituyendo una gran interrogante
la capacidad multiplicadora de los delfines chavistas en hacer perdurar la
imagen de su mentor y montarse en ese gran trampolín político de continuar la
acción de gobierno, que hemos tenido hasta ahora, como una política de estado
permanente, siendo la única limitante la capacidad financiera de la República
Bolivariana de Venezuela, en los tiempos que se avecinan, para sortear los
grandes compromisos internos, los grandes compromisos económicos asumidos con
las potencias extranjeras como Rusia y China, para mencionar sólo dos frentes,
de una gran importancia y dejar el resto, si es que alcanza, para satisfacer
necesidades de los países aliados, llamados unas veces, parásitos o simplemente
chulos, sin necesidad de una mayor explicación. Seguro que recibiremos la peor
parte, basta para ello, ser venezolano.