Sunday, September 27, 2015

Abogado Litigante
Guillermo García Machado
Un abogado es un especialista en  Derecho que puede brindar asesoría jurídica y defender o representar a una de las partes de un proceso judicial. Se trata de un licenciado o doctor que, para ejercer su profesión, debe contar con el título habilitante y estar registrado en una institución que lo avale, como un colegio de abogados. Litigante, por otra parte, es el adjetivo que se aplica a quien litiga (es decir, a quien entabla una disputa o un pleito). Un abogado litigante, en este marco, es el aquel que se dedica a defender a una de las partes involucradas en un proceso de tipo de judicial. Este abogado se encarga de analizar la causa para establecer una estrategia, aconsejar a su cliente y defenderlo o representarlo. Por su tarea, el abogado litigante debe conocer a la perfección la doctrina, las leyes y la jurisprudencia que se aplican a su caso. Es imprescindible que este profesional, antes del juicio, realice un estudio detallado de todo aquello que le permita defender su postura ante el tribunal o el juez. Una vez en el juicio, estos conocimientos constituyen la base de su trabajo.
Más allá de los conocimientos estrictamente jurídicos, un abogado litigante debe contar con diversas habilidades. Tiene que ser capaz de organizar su tarea y de gestionar su tiempo de manera correcta para que su estrategia tenga coherencia. No hay que olvidar que el abogado litigante elabora desde los interrogatorios a los testigos hasta el informe que transmite sus conclusiones.
Tampoco se puede obviar que un abogado litigante debe desarrollar sus aptitudes comunicativas para expresar con claridad su posición. De su modo de encarar un caso y de transmitir sus intenciones, dependerá gran parte de la suerte de su cliente en el marco de la causa judicial.
A modo de resumen y de un modo global, las funciones de un abogado, sin considerar la actividad de los especialistas, serían las siguientes:
·        Defensa de los intereses de su cliente en todo tipo de procedimientos judiciales, en el ámbito de cualquier jurisdicción.
·        Negociación y redacción de cualquier tipo de contratos, ya sean públicos o privados.
·        Defensa de sus intereses en materia urbanística, actuando en caso que sea preciso ante las distintas administraciones.
·        Asesoramiento y actuación en todo tipo de operaciones inmobiliarias, especialmente en caso de compraventa y arrendamiento de inmuebles o fincas, mediante la redacción legar de los documentos y contratos necesarios para llevar a cabo la operación legal.
·        Asesoramiento fiscal y preparación de todo tipo de declaraciones y obligaciones fiscales y tributarias.
·        Actuación en materia testamentaria, mediante la redacción de testamentos, particiones hereditarias, declaraciones de herederos sin testamento, y los procedimientos judiciales que se puedan dar en esta materia.
·        Redacción de capitulaciones matrimoniales.
·        Asesoramiento gestión de derechos en materia de propiedad intelectual e industrial.
·        Reclamación de todo tipo de deudas y obligaciones contractuales.
·        Intervención en todo tipo de negociaciones laborales.
·        Redacción de escritos y recursos que deban presentarse ante las distintas administraciones en materia administrativa, así como defensa ente imposiciones de sanciones o multas por parte de cualquier organismo.
·        Mediación en cualquier tipo de conflicto, ya sea laboral, empresarial, vecinal, familiar, etc.
·        Constitución, gestión y disolución de cualquier tipo de sociedad mercantil o civil, así como asesoramiento en materia de derecho empresarial.
·        Intervención en calidad de árbitro en cualquier disputa o conflicto entre empresas o personas.
·        Reclamaciones a las compañías aseguradoras en el caso de accidentes, ya sea a los responsables o a las administraciones.
·        Reclamación y gestión de derechos y pensiones a la Seguridad Social, en materia de desempleo, maternidad, incapacidades, jubilación, etc.


Sunday, September 20, 2015

Juicio Moral
Guillermo García Machado
Normalmente  emitimos juicios de valor en nuestra vida cotidiana sin saber lo que estamos haciendo. En ese orden de ideas ponemos en circulación la valiosa información que siempre encontramos en el mundo cibernético, a saber: “ Juicio es una facultad del alma que permite diferenciar entre el bien y el mal. Cuando se pone en palabras, el juicio es una opinión o un dictamen. La moral, por otra parte, está asociada las costumbres, valores, creencias y normas de una persona o de un grupo social. La moral funciona como una guía para actuar ya que distingue entre lo correcto y lo incorrecto. Se conoce como juicio moral, por lo tanto, al acto mental que establece si una cierta conducta o situación tiene contenido ético o, por el contrario, carece de estos principios. El juicio moral se realiza a partir del sentido moral de cada persona y responde a una serie de normas y reglas que se adquieren a lo largo de la vida.
A lo largo de nuestra vida siempre, a través de distintos ámbitos y entidades (familia, sociedad, colegio…), se nos ha ido diciendo qué es lo que está bien y que es lo que está mal. No obstante, ante todo ello hemos podido reaccionar de modo diferente: aceptándolo, rechazándolo o simplemente ignorándolo.
De esta manera, es que como han ido surgiendo lo que se conoce como estadios del juicio moral que son la moralidad heterónoma, el individualismo, las expectativas interpersonales, el sistema social y la conciencia.
Así, cuando nos encontramos ante un hecho concreto, en base a nuestro juicio moral, actuamos de una forma u otra al considerar lo que está bien o mal. Eso al final supone también que luego nuestra actitud sea un elemento de estudio por parte de nuestra conciencia que determinará que como hemos actuado trae consigo un arrepentimiento, culpa o remordimiento.
La familia, la escuela, la Iglesia y los medios de comunicación son algunas de las instituciones sociales que influyen en la adopción de los preceptos que determinan los juicios morales. Esto quiere decir que el entorno juega un papel preponderante en el pensamiento del sujeto sobre qué está bien y qué está mal.
Muchos son los casos judiciales que aparecen en los medios de comunicación y que llevan a que la población desarrolle un juicio moral, independientemente de las leyes establecidas. Así, por ejemplo, en España uno de los casos más graves es el de un padre que ha sido condenado a cuarenta años de prisión por haber drogado y calcinado a sus hijos para vengarse así de la madre de ellos, su ex mujer, por no querer volver con él.
Este hecho ha supuesto que, antes de que el juez dictara una sentencia en concreto, la sociedad en general ya tenía claro que aquel tenía que ir a prisión, independientemente de las pruebas que existían, por haber realizado tal acto criminal.

Por ejemplo: una madre sale a robar porque no consigue trabajo y no tiene recursos para alimentar a sus hijos. Más allá de las implicaciones legales del caso, algunas personas pueden realizar un juicio moral que considere que el accionar de la mujer está justificado. Queda claro que estos juicios no siempre tienen que ver con aquellos desarrollados en un tribunal aunque, por lo general, el Poder Judicial coincide con la ética imperante en una sociedad”.

Sunday, September 13, 2015

Identidad Nacional
Guillermo García Machado
Identidad es una palabra de origen latino (identitas) que permite hacer referencia al conjunto de rasgos propios de un sujeto o de una comunidad. Estas características diferencian a un individuo o a un grupo de los demás. La identidad también está vinculada a la conciencia que una persona tiene sobre sí misma. La identidad nacional, por su parte, es una condición social, cultural y espacial; se trata de rasgos que tienen una relación con un entorno político ya que, por lo general, las naciones están asociadas a un Estado (aunque no siempre sea así).
La nacionalidad es un concepto cercano a la identidad nacional. Las personas que nacen en Brasil, por ejemplo, son de nacionalidad brasileña y tienen documentos legales que acreditan dicha condición. Estos individuos, por lo tanto, tiene identidad brasileña.
Sin embargo, el aspecto más simbólico de la noción puede variar en cada caso. Una persona que nace en Brasil (tiene nacionalidad brasileña) y a los cinco años de edad se marcha al exterior, puede perder o descuidar, con el paso del tiempo, su identidad nacional. Si dicho sujeto, después de pasar sus primeros cinco años de vida en Brasil, vive los cuarenta años siguientes en Australia, sin regresar nunca a su tierra natal, es probable que mantenga su nacionalidad desde el punto de vista jurídico, pero no su identidad social o cultural.
En otros casos, la identidad nacional puede existir sin que esté certificada por un documento legal. Los gitanos pueden hablar de identidad nacional pese a que su nación no cuenta con un territorio propio o un Estado que los ampare como colectivo social. Un hombre, por lo tanto, puede tener nacionalidad española o de cualquier otro país e identidad gitana.
Retomando el concepto puro de identidad, es importante resaltar que uno de sus matices fundamentales es la visión que una persona tiene sobre sus propias características, cómo cree que los demás la perciben cuando la ven, cuando la escuchan, cuando tratan con ella. Si bien el intercambio cultural ha tenido lugar desde hace cientos de años, como se puede comprobar investigando acerca de la vida de escritores y compositores, los avances tecnológicos en el ámbito de las comunicaciones facilitan cada vez más el acercamiento a otras tierras sin necesidad de moverse de la propia. Internet nos permite aprender de una forma que hace tan sólo unos años tan sólo la ciencia ficción podía describir, y esto repercute en una riqueza que debilita cada vez más las cadenas que separan a una nación de otra.
Para quienes han nacido en la era de la televisión, palabras de origen extranjero como “stop” o “play” nunca fueron extrañas; del mismo modo, han sabido incorporar “email”, “Internet” y “streaming”, entre tantos otros términos, para adaptarse a las crecientes posibilidades que ofrece la tecnología. Algo similar ocurre con los géneros musicales: una pareja de japoneses bailando tango en un teatro de Kyoto resulta tan común como un español interpretando un rap escrito por él mismo, en su propio idioma.

¿Cuánto queda de identidad nacional en estos últimos dos ejemplos? Si se toma en cuenta la cantidad de horas necesarias para entrenarse en una disciplina como el baile o el canto, en el caso de una persona que dedica su vida a estudiar un estilo creado a miles de kilómetros de su hogar, en otra época, con un contexto sociocultural absolutamente diferente y en otro idioma, seguramente dichas personas no tengan mucho tiempo disponible para la danza nenbutsu o el cante jondo. La pregunta es, por lo tanto, si es necesaria, o positiva, la identidad nacional.

Sunday, September 6, 2015

Acaparamiento de bienes o cosas
Guillermo García Machado
Acaparamiento es el proceso y el resultado de acaparar. Este verbo, que procede del francés accaparer, refiere a acumular bienes o a apropiarse de ciertos productos. Por ejemplo: “El gobierno anunció que castigará el acaparamiento de productos de primera necesidad por parte de los comerciantes”, “El psicólogo brindará una charla sobre el acaparamiento compulsivo”, “El acaparamiento de tierras en pocas manos es un problema mundial”. Por lo general, el acaparamiento se asocia a la codicia y al egoísmo. Cuando se acaparan bienes finitos (limitados) que son requeridos por muchas personas, el efecto del acto es que habrá sujetos que no pueden acceder a dichos bienes. Supongamos que, por diversas cuestiones económicas, en un país existe una escasa disponibilidad de leche. Si un supermercado logra acceder a miles de litros y, sin embargo, no los pone a la venta para hacer que el precio suba, dicho acaparamiento no solo puede ser condenado desde un punto de vista moral, sino que también puede llegar a ser penado por la ley.
Este tipo de acaparamiento, de hecho, suele ser castigado por el Estado. La acción implica una especulación para influir en el mercado, forzando a un aumento de precios que genera una ganancia extraordinaria para el acaparador. En algunos casos, esta conducta puede incluso poner en riesgo la vida de las personas, que ven imposibilitado el acceso a bienes de primera necesidad.
Existe un trastorno psicológico, por otra parte, que es conocido como el síndrome de acaparador compulsivo. En este marco, la persona tiende al acaparamiento excesivo y sin control de diversos objetos. La acumulación de elementos puede dificultar el desplazamiento por la casa o hasta impedir la realización de actividades esenciales, como limpiar o descansar con comodidad. El síndrome de acaparador compulsivo, acaparamiento o acumulación compulsiva es la recolección excesiva de productos, junto con la incapacidad de desprenderse de ellos. El acaparamiento menudo crea las condiciones de hacinamiento que los hogares pueden ser llenados con la capacidad, con sólo estrechos senderos serpenteando a través de pilas de desorden. Algunas personas también recogen los animales, manteniendo decenas o cientos de mascotas a menudo en condiciones insalubres.
Puede ser un síntoma de un trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Pero muchas personas que atesoran no tienen otros síntomas relacionados con el TOC. En las casas de las personas que son acaparadores compulsivas, las encimeras, fregaderos, estufas, mesas, escaleras y prácticamente todas las demás superficies normalmente se llenan de objetos. La condición es mucho más probable que afecte los que tienen antecedentes familiares de acaparamiento, por lo que la genética y la educación son probablemente uno de los factores desencadenantes. El acaparamiento puede afectar a cualquier persona, independientemente de su edad, sexo o condición económica. La acumulación puede causar una variedad de complicaciones, incluyendo condiciones insalubres que representan un riesgo para la salud, conflictos familiares, soledad y aislamiento social, etc. El acaparamiento aún no se considera un trastorno oficial. Sin embargo, parece ser más común en personas con trastornos psicológicos. Las personas que acumulan a menudo no lo ven como un problema, haciendo el tratamiento difícil. Pero el tratamiento intensivo puede ayudar a las personas que acumulan entender sus compulsiones y vivir vidas más seguras y agradables. Hay dos tipos principales de tratamiento para el acaparamiento: psicoterapia y medicamentos. Recibir tratamiento a la primera señal de un problema puede ayudar a prevenir la acumulación se vuelva grave.