Juicio Moral
Guillermo García Machado
Normalmente
emitimos juicios de valor en nuestra
vida cotidiana sin saber lo que estamos haciendo. En ese orden de ideas ponemos
en circulación la valiosa información que siempre encontramos en el mundo
cibernético, a saber: “ Juicio es una facultad
del alma que permite diferenciar entre el bien y el mal. Cuando se pone en palabras, el juicio es una
opinión o un dictamen. La moral, por otra parte, está asociada las costumbres, valores,
creencias y normas de una persona o de un
grupo social. La moral funciona como una guía para actuar ya que distingue
entre lo correcto y lo incorrecto. Se conoce
como juicio moral, por lo tanto, al
acto mental que establece si una cierta conducta o situación tiene contenido
ético o, por el contrario, carece de estos principios. El juicio moral se
realiza a partir del sentido moral de cada persona y responde a una serie de
normas y reglas que se adquieren a lo largo de la vida.
A lo largo de nuestra vida siempre, a través de distintos ámbitos y
entidades (familia, sociedad, colegio…), se nos ha ido diciendo qué es lo que
está bien y que es lo que está mal. No obstante, ante todo ello hemos podido
reaccionar de modo diferente: aceptándolo, rechazándolo o simplemente
ignorándolo.
De esta manera, es que como han ido surgiendo lo que se conoce como
estadios del juicio moral que son la moralidad heterónoma, el individualismo,
las expectativas interpersonales, el sistema social y la conciencia.
Así, cuando nos encontramos ante un hecho concreto, en base a nuestro
juicio moral, actuamos de una forma u otra al considerar lo que está bien o
mal. Eso al final supone también que luego nuestra actitud sea un elemento de
estudio por parte de nuestra conciencia que determinará que como hemos actuado
trae consigo un arrepentimiento, culpa o remordimiento.
La familia,
la escuela,
la Iglesia y
los medios de comunicación son
algunas de las instituciones sociales que influyen en la adopción de los
preceptos que determinan los juicios morales. Esto quiere decir que el entorno
juega un papel preponderante en el pensamiento del sujeto sobre qué está bien y
qué está mal.
Muchos son los casos judiciales que aparecen en los medios de
comunicación y que llevan a que la población desarrolle un juicio moral,
independientemente de las leyes establecidas. Así, por ejemplo, en España uno
de los casos más graves es el de un padre que ha sido condenado a cuarenta años
de prisión por haber drogado y calcinado a sus hijos para vengarse así de la
madre de ellos, su ex mujer, por no querer volver con él.
Este hecho ha supuesto que, antes de que el juez dictara una sentencia
en concreto, la sociedad en general ya tenía claro que aquel tenía que ir a
prisión, independientemente de las pruebas que existían, por haber realizado
tal acto criminal.
Por ejemplo: una madre sale a robar porque no consigue trabajo y no
tiene recursos para alimentar a sus hijos. Más allá de las implicaciones
legales del caso, algunas personas pueden realizar un juicio moral que
considere que el accionar de la mujer está justificado. Queda claro que estos
juicios no siempre tienen que ver con aquellos desarrollados en un tribunal
aunque, por lo general, el Poder Judicial coincide con la ética imperante en
una sociedad”.
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