Sunday, June 28, 2015

Paroxismo y la exageración
Guillermo García Machado
La noción de paroxismo, que procede de la lengua griega, refiere a una exageración de algo. El concepto suele emplearse con referencia a la expresión enardecida de una opinión o un sentimiento, aunque también aparece en el ámbito de la medicina (entendido como la manifestación violenta de una enfermedad). El paroxismo, por lo tanto, puede considerarse como una figura retórica que consiste en exagerar y reflejar con pasión desmedida alguna cuestión. Si un joven observa a una mujer que le resulta atractiva, puede comentarle a un amigo: “Mira qué linda chica que camina por la plaza”. Un paroxismo aplicado a la misma situación podría ser: “Mira a aquella diosa celestial que pasea su hermosura sin igual y enaltece el sentido de la vista, llenando de fuego nuestros corazones”.
Los paroxismos suelen aparecer vinculados al fanatismo. Una persona puede indicar que Lionel Messi es un gran jugador de fútbol pero, si lleva ese reconocimiento hacia un paroxismo, podría indicar: “No existió persona en la historia que tenga una habilidad similar a la de Lionel Messi, el único ser humano que puede realizar milagros dentro del campo y que no tiene ningún oponente capaz de hacerle sombra”.
En el ámbito de la política, los paroxismos pueden surgir por parte de los admiradores de un líder carismático o de los seguidores de un déspota: “El amado General Cupittol, único líder de estas tierras, es un hombre valiente que, con su ejemplo y su maestría, guía a su pueblo todos los días y lo defiende de los enemigos que quieren dañarlo, recibiendo el amor de las masas por sus fantásticas acciones cotidianas”. También conocido con el nombre de histeria femenina, el paroxismo histérico fue una enfermedad que la medicina de Occidente diagnosticó hasta la segunda mitad del siglo XIX. Durante la época victoriana, este trastorno se asociaba a un gran gran número de síntomas, tales como dificultad para dormir, desmayos, retención de líquidos, espasmos musculares, sensación de pesadez en el abdomen, irritabilidad, dolores de cabeza intensos, actitudes conflictivas, pérdida de apetito y respiración entrecortada.
El tratamiento que recibían las pacientes diagnosticadas con esta supuesta enfermedad se denominaba masaje pélvico, y consistía en la estimulación de sus genitales por parte del médico hasta que alcanzaran el orgasmo, el cual se conocía en ese entonces como paroxismo histérico, por creer que el deseo sexual reprimido era una anomalía. Sin embargo, esto respondía simplemente a que el rol de la mujer estaba reducido a la reproducción, sin lugar para el placer que en la actualidad se asocia a las relaciones sexuales. Otro de los procedimientos normales para tratar la histeria femenina era el lavaje vaginal.
Sigmund Freud estudió el paroxismo histérico y así comenzó a divisar la existencia del inconsciente, además de la ya conocida conciencia, y llegó a la conclusión de que esta enfermedad surgía como respuesta a un trauma que había sido reprimido en este plano al cual no se tenía acceso voluntariamente, y que afloraba sin remedio a través de ataques que parecían inexplicables. Estos razonamientos basados en las consecuencias de la insatisfacción sexual fueron las bases del actual psicoanálisis.
A mediados del siglo XIX, muchas mujeres eran diagnosticadas con histeria femenina, y esto se debía a la falta de precisión de los síntomas asociados a esta enfermedad; prácticamente, cualquier molestia que sufriera una mujer podía dar pie a los tratamientos antes expuestos. Curiosamente, la invención del vibrador tuvo lugar en el año 1870 y llegó al mercado a finales de siglo, una década antes que la aspiradora y la plancha. Lejos de ser un tabú, como en la actualidad, este dispositivo aparecía con normalidad en catálogos de electrodomésticos de principios del 1900. En el paludismo, también conocido como malaria, el cuadro de paroxismo se caracteriza por la agudización de síntomas como la fiebre (puede aumentar hasta 39 o 41 °C), escalofríos, aceleración del pulso, dolores de cabeza, náuseas y poliuria (profusa producción y excreción de orina). Lo que sigue al paroxismo palúdico es una sudoración copiosa que propicia la disminución de la temperatura. Como tal, este tipo de episodios suele ocurrir cada 48 horas, o cada 72, si se trata de la variedad Plasmodium malariae.


Sunday, June 21, 2015

Conozcamos el delirio
Guillermo García Machado
Delirio es un término que tiene su origen en el vocablo latino delirium. Esta noción se utiliza para nombrar a una alteración de la mente que lleva a una persona a alucinar y a tener pensamientos incoherentes. Por extensión, se conoce como delirio a la manifestación de este tipo de pensamientos en palabras, acciones, etc. Por ejemplo: “Lo que has dicho es un delirio: ¿cómo voy a renunciar al trabajo si necesito el dinero?”“Saltar en paracaídas a los 90 años es un delirio”“La película me pareció un delirio: los personajes cambiaban de nombre en cada escena”.
Para la psicología, el delirio es un síntoma de un trastorno psicótico en el que el individuo cree cosas que no forman parte de la realidad. No se trata de una mala interpretación, de manejar información falsa o de una equivocación pasajera: el delirio es patológico y tiene su causa en una enfermedad.
Un delirio, por lo tanto, es una creencia que se sostiene y se defiende sin lógica, no puede comprobarse a través de la experiencia y es inapropiada para la cultura de la persona en cuestión. El sujeto revela un pensamiento anormal (fuera de lo común y de lo esperable) para defender su idea aún cuando, desde la razón, se le demuestre su falsedad o inconveniencia.
En el lenguaje cotidiano, el concepto de delirio se utiliza para nombrar a un proyecto o un deseo de una persona que no puede cumplirse en la realidad o que, al menos, resultará muy difícil de llevar a cabo. Si un hombre de cincuenta años que nunca fue deportista profesional dice que su sueño es jugar junto a Lionel Messi en el FC Barcelona, sus familiares y amigos podrán afirmar que su objetivo es un “delirio”. Los delirios paranoicos, que no deben ser confundidos con la esquizofrenia paranoide, a menudo se asientan en la personalidad, aunque lo mismo no siempre ocurre al revés: el delirio no es necesariamente un resultado de la personalidad paranoica, sino que surge por un conflicto psicoafectivo.
La realidad se ve desbordada por una serie de significaciones que, poco a poco, se convierten en parte del delirio; si bien la percepción del exterior es correcta, su representación se ve afectada, de manera que la subjetividad supera en fuerza a la objetividad.
Es importante señalar que los individuos que sufren de delirio paranoico crean sus propias justificaciones para su interpretación del mundo que los rodea, por lo cual son capaces de explicarla a través de la lógica y darle apariencia de verosímil. Se trata de un sistema sólido, conformado por una serie de ideas bien establecidas que se organizan y se enriquecen a medida que el trastorno avanza.
Algunos de los tipos de delirio paranoico más conocidos son los siguientes:
* De persecución: se trata del más común. Quienes lo sufren tienden a interpretar y explicar todo lo que les sucede, afirmando que todo gira en torno a la persecución de la que son víctimas. Se convencen de estar constantemente amenazados por personas que los envidian y les desean el mal, y muy a menudo no consiguen progresos significativos en la vida a causa de dichos supuestos obstáculos;
* De hipocondríaco: pertenece al delirio de reivindicación. El sujeto asegura siempre sufrir de algún trastorno o enfermedad, ante lo cual busca constantemente la asistencia médica, sin conseguir el éxito que espera, y esto deriva en repetidas reclamaciones;
* Celotípico: los celos impiden que el sujeto disfrute de una relación amorosa, ya que existe la idea constante de que la otra persona es infiel, o bien desea serlo. Es común que se decida a investigar a sus parejas, ya sea directa o indirectamente, y la sensación de ser engañado crece hasta volverse insostenible para ambas partes.

El delirio propio de los dirigentes políticos podemos verlo como una verdadera enfermedad psicológica, de la rama de la paranoia, que consiste en creerse falsamente un personaje poderoso o importante y comportarse como tal (un cantante de rock, Napoleón, Franco, Isabel la Católica, etc...) Este trastorno de conducta suele encubrir una idea inaceptable o un complejo de inferioridad. La persona sueña con una situación o con unos lujos fuera de su alcance. Suelen sucumbir a este tipo de delirio las personas con baja autoestima que necesitan creerse en una situación personal mucho mejor de la que se encuentran para poder soportar la vida. Delirios no patológicos: Todas aquellas creencias dentro de la realidad (ser rico, ser famoso, haber descubierto la vacuna contra el SIDA, descubrir la cura contra el cáncer, etcétera) son pequeñas formas de perderse en una interfase de ilusión que crea la mente. Quizás la forma más fácil de diferenciarlos del delirio verdadero es que éste es "apodíctico", es decir, irreductible a cualquier contrastación racional, y parten de un conocimiento personal no compartido e incierto. Delirios extraños: Todas aquellas creencias que están fuera de la realidad reconocida por la ciencia (creer que es posible robar el pensamiento, resucitar a personas fallecidas).

Sunday, June 14, 2015

Tecnofilia
Guillermo García Machado
Tecnofilia es un concepto formado por dos términos: tecnología (las técnicas y los conocimientos que posibilitan la utilización práctica de los conocimientos de la ciencia) y filia (el apego, la simpatía o el interés por algo). La tecnofilia, por lo tanto, se vincula a la afición a las cuestiones tecnológicas. Existen diferentes grados de tecnofilia. En la actualidad, la mayoría de los seres humanos tiene un cierto apego por la tecnología ya que diversos dispositivos son empleados de manera cotidiana. Las comunicaciones, la actividad laboral y hasta el entretenimiento dependen en buena parte de lo tecnológico.
Hay personas, sin embargo, que desarrollan un elevado grado de dependencia a la tecnología. En este caso, la tecnofilia se convierte en una obsesión y genera distintos problemas. Un individuo con una marcada tecnofilia siente frustración si no puede comprar un nuevo producto, incrementa su nivel de ansiedad si no tiene conexión a Internet o puede sufrir una crisis nerviosa si su computadora (ordenador) o teléfono celular (móvil) dejan de funcionar.
Las tecnologías han estado presente desde que se tiene conocimiento del origen de la vida y gracias al progreso humano estas han ido avanzando con el paso del tiempo, pero el término "tecnofilia" se dio a conocer a finales del siglo XlX con el surgimiento de la Revolución Industrial, ya que es en ese periodo donde empezó todo el Boom tecnológico. Uno de los más importantes registros que se tienen con respecto a la tecnofilia, es del ingeniero inglés M. Anderson proclamó "Se nos ha dicho en nuestra juventud que el trabajo fue el castigo por la falta cometida por nuestro primer Padre. Si esto es verdad, los ingenieros son los grandes sacerdotes que han construido las máquinas para borrar la mancha del castigo divino", 5 refiriéndose a que las máquinas conllevarían a la felicidad y ocio absoluto. Se ocupan términos como Tecnófilos, adictos a la tecnología, consumistas compulsivos por su apego hacia la tecnología o incluso Tecnobobos, los cuales se caracterizan por tener tener toda la tecnología de punta, llegando a suplir necesidades básicas con solo tener un objeto -cualquier sea su costo-. Otras veces llegan a endeudarse para obtenerlos. Son fanáticos de las redes sociales y además son muy ansiosos. Si bien ocupar diversas tecnologías para nuestro bien en el día a día ya sea para satisfacer nuestras necesidades o darnos un leve gusto, no es malo, pero debemos fijar bien los límites que separan el buen uso de esta y el abuso que se tiene. Las redes sociales, el celular, los videojuegos si bien al principio marcaban un hito en la población, permitiendo la intercomunicación, con el paso del tiempo empezaron a hacerse más partícipes en la vida del hombre, llegando a ser una necesidad, o mejor dicho una adicción muy díficil de dejar. Sabemos que la tecnofilia afecta a las personas según su rango etario, demografía y en la época en que inicio su vida, por lo tanto no podemos decir que todas las personas son tecnofílicas, como lo podemos ver a continuación:
·         Recién nacidos: Como estos no necesitan tecnología digital en sus primeros meses de vidas, pero si están propensos a que sean influenciados en el futuro, los podemos clasificar como personas no tecnofílicas en el presente, pero en el futuro cercano se clasificará o no dependiendo de su cultura.
·         Niños: son fuertes candidatos, sobretodo si se sobre estimulan en demasía a edad temprana. A pesar de en cierta forma pueda mejorar sus habilidades, a largo plazo se convertirá en un mal hábito [5]
·         Adolescentes: Son los candidatos absolutos, sobre todo los que tienen problemas de interacción con el medio (personas introvertidas) los cuales encuentran en las redes sociales y en este mundo tecnológico, en los cuales no se tiene miedo al desenvolverse, ya que se actúa principalmente en el anonimato. Como extra, los jóvenes que no tienen problemas de interacción con el medio, también en cierta forma abusan de la tecnología, sobre todo con las redes sociales, publicando fotos, estados, comentarios, elevando así su popularidad.
·         Adultos: Son candidatos pero en menor proporción, usualmente cometen un abuso de la tecnología con temas de trabajos, comunicarse con sus amigos, entre otros, usando plataformas como GmailWhatsappFacebook.

·         Adultos mayores: No son candidatos a ser tecnofílicos, ya que al ser de otra época (mediado de los 50's hacia años inferiores), ocupaban otro tipo de tecnología adopto a esos años. Cabe destacar que a pesar de sus años, no se sientes interesados en usar tecnologías del siglo XlX.

Sunday, June 7, 2015

Mecanismos de Defensa
Guillermo Garc;ia Machado
Ciertos pensamientos o impulsos pueden generar un trastorno psicológico en una persona. Para mantener dichas ideas bajo control, los seres humanos apelan a mecanismos de defensa, constituidos por operaciones mentales que carecen de razonamiento y que permiten minimizar los efectos de una situación que causa estrés. De este modo, el mecanismo de defensa ayuda a que la psiquis de la persona mantenga su funcionamiento normal.
La psiquis del ser humano está compuesta por diversos 
modos de comportamiento que se forman a partir de la genética, el instinto inconsciente y las características del desarrollo. Los sujetos saludables logran conservar un equilibrio entre estas tres fuerzas. Cuando una de ellas prevalece sobre las otras (por ejemplo, el instinto sobre la genética o los factores que surgen por el desarrollo), los mecanismos de defensa actúan para restablecer el balance. En concreto, los mecanismos de defensa que reciben también el nombre de estrategias de afrontamiento, son procesos psicológicos que no se desarrollan de manera consciente sino automática, para proteger a un individuo frente a una determinada situación de estrés o ansiedad, la misma puede deberse a amenazas externas (como lo son las situaciones embarazosas) o amenazas internas (como lo son los recuerdos o sentimientos inaceptables). A través de ellos, el individuo consigue superar la angustia o la frustración. Los psiconoalistas reconocen diversos mecanismos de defensa, algunos de ellos son:
La represión, a través del cual la persona mantiene alejados de la conciencia aquellos impulsos o pensamientos que para ella serían inaceptables. De este modo se consiguen eliminar aquellos sentimientos de ansiedad o que causan dolor; de todas formas si una persona reprime demasiados impulsos, el gasto impresionante de energía que deberá utilizar para mantenerlos alejados, le cobrará tarde o temprano con algún tipo de desequilibrio emocional. Según Freud éste es el mecanismo de defensa fundamental de todo ser humano; él mismo utilizaba ambos términos como sinónimos (represión y defensa).
La negación es el mecanismo a través del cual una persona se niega a aceptar una determinada situación o sentimiento; por ejemplo aquellas madres que se niegan a aceptar la muerte de sus hijos en combate y continúan viviendo como si nada. En muchas cosas, la negación se asemeja a la represión en cuanto a que ambos mantienen lejos de la conciencia aspectos que la persona no puede afrontar.
A través de la proyección, un individuo atribuye sus sentimientos o impulsos que no considera apropiados a otra persona para ocultarse a sí mismo lo que no desea ver de su persona. Por ejemplo, una persona que siente hostilidad por los otros, asegura que son ellos los que poseen este sentimiento contra él para justificar su alejamiento.
La racionalización es un mecanismo por el que una persona reduce su ansiedad a través de argumentos y excusas racionales, que le ayudan a aceptar una realidad que a sus ojos no es aceptable. Un ejemplo puede ser el de un estudiante que reprueba una materia y acusa al profesor de tenerle manía.
Otro mecanismo es la intelectualización que es una forma de tomar distancia de aquello que implica una amenaza, creando una actitud fría y absolutamente analítica y de desapego. Por ejemplo una persona que ha sentido un fuerte rechazo por parte de su familia y entonces se va de casa y pierde el contacto con ellos, asumiendo una postura de superación para evitar que sigan haciéndole daño.
La regresión es el mecanismo a través del cual un individuo por no poder afrontar una amenaza determinada se adhiere a una actitud de regresión (regresa a las etapas primarias del desarrollo psicosexual) a causa de haber vivido una situación que no estuviera preparado para afrontar de forma saludable, o a una fijación que no fue satisfecha del todo.
Otro mecanismo es el denominado de desplazamiento a través del cual la persona cambia el objetivo de su impulso cuando el blanco que se ha escogido resulta amenazante para el sujeto; al modificar el curso de sus emociones, la ansiedad disminuye. Suele suceder cuando una persona la paga con otra con la que tiene una relación cercana porque no puede enfrentarse directamente con aquella contra la que siente rencor o algún sentimiento violento.

La sublimación es el mecanismo por el que una persona transforma un impulso que puede aparentar ser peligroso en algo que le satisfaga y la haga sentirse socialmente madura y aceptable. Por ejemplo, alguien que se siente atraído por un individuo que le está prohibido, sublima esa energía sexual a través de la escritura u otra acción que le resulta satisfactoria.