Muerte en Vida
Guillermo García Machado
A propósito de los tiempos actuales, donde morirse es difícil
y la tragedia aumenta si eres importante, nos dice José Tarol, desde un recóndito lugar de este mismo
planeta: “Triste y desconsolado, herido y cansado, intentaba vivir, intentaba
seguir con su mediocre existencia en medio del ajetreo cotidiano, burdo, gris,
sin sentido, sin inspiración. "Muerto en vida" pensaba, hoy en día
esa frase era común y sin embargo tenía tanta profundidad que solo unos cuantos
la comprendían. Uno de tantos conceptos góticos que se deterioran y se rebajan
hasta ser del uso de cualquiera, sin saber las repercusiones sicológicas de
este. Sin embargo, los caminos de la ciudad se hacían cada vez más y más
largos, ¿habría aprovechado su vida?, ¿habría logrado vivir? Lluvia... solo
lluvia hacía falta para completar este pérfido cuadro; poco a poco fue llegando
al puentes, debajo los auto pasaban uno tras otro. ¿En verdad irán a algún
lugar?¿Será que están condicionados a una vida monótona y autómata? Ya no eran
preguntas importantes en ese momento. Se disponía a saltar, y acabar por fin
con tanto sufrimiento, sufrimiento de mediocridad, cuando del otro lado del
puente logró ver a una hermosa figura, logró percibir un ser con una perfección
de enormes magnitudes. Sus cabellos como hermosas láminas de obsidiana caían
sobre sus hombros de una finura extrema, y sin embargo con una fuerza que
delataba juventud, vitalidad, hermosura. Sus ojos pardos, refugiados detrás de
unos espejuelos, daban una visión al infinito, al hado. La percepción de su
mundo se centró en ella, ahora cada una de sus células parecían haber sido
hechas para haber visto a esa bella criatura. Sintió algo en su pecho, algo que
le destrozó las entrañas y le partió el corazón...Volteó la mirada y continuó
con su objetivo, se lanzó al vació... Su órganos volaron en todas direcciones,
su cerebro se deshizo, pero su coraón quedó intacto, ni con el paso de los
autos se dañó. Seguiría sufriendo, estaba vivo en muerte...No importaba, al
final, había descubierto el amor...” La sociedad moderna ha alejado su mirada de este problema
tan fundamental. Para la mayoría de las personas, la muerte es algo a temer,
algo terrible o si no, sólo la ausencia de vida, algo hueco y vacío. Y la
muerte ha llegado a ser considerada incluso como algo "antinatural." ¿Qué es la muerte? ¿Qué ocurre con nosotros después de que
morimos? Podemos intentar ignorar estas preguntas. Muchas personas lo hacen.
Pero si ignoramos la muerte, creo que estaremos condenados a vivir una
existencia poco profunda, a vivir insatisfechos, espiritualmente hablando.
Puede que hasta nos convenzamos a nosotros mismos de que, de alguna manera,
haremos una transacción con la muerte "cuando llegue el momento."
Algunas personas se mantienen muy comprometidas en un sinfín de constantes
tareas que le evitan pensar en los problemas fundamentales de la vida y la
muerte. Pero en semejante estado mental, la alegría que sentimos es, en fin de
cuentas, frágil y se encuentra ensombrecida por la presencia ineludible de
muerte. Es mi firme creencia que enfrentar el problema de la muerte puede
ayudar a traer verdadera estabilidad, paz y profundidad a nuestras vidas. ¿Qué
es, entonces, la muerte? ¿Es sólo extinción, un retroceso hacia la nada? ¿O es
la puerta hacia una nueva vida, una transformación en lugar de un fin? ¿Acaso
es que la vida no es más que una fase fugaz de actividad precedida y seguida
por la quietud y la no-existencia? ¿O será que tiene una continuidad más
profunda, que persiste más allá de la muerte en alguna forma u otra?
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