La
responsabilidad societaria
Guillermo
García Machado
Cuando
todavía esta muy fresca la idea de retomar el control de las grandes y medianas
sociedades mercantiles mediante el poder
que le es inherente a la gran masa de socios que ponen sobre la mesa su gran
aporte patrimonial, y por ende controlar el ilimitado mundo de gestión de la
clase dirigente de las mismas, en donde es todo un privilegio ser llamado:
“CEO”, (chief executive officer), una coalición de grupos defensores de los derechos de
los inmigrantes, el movimiento Occupy Wall Street y políticos de Nueva York
realizarán desde este martes una manifestación de cuatro días contra el magnate
mexicano Carlos Slim, el hombre más rico del mundo, frente a la tienda Saks en
la Quinta Avenida en Manhattan. La coalición, denominada "Two Countries
One Voice", protesta contra las prácticas de negocios de Slim, quien tiene
una participación en Saks Inc, así como en empresas de telecomunicaciones que
dominan el mercado en México. "Esta semana verán acciones directas (...)
para detener a los vampiros monopólicos globales", dijo el lunes George
Martínez, representante de Occupy Wall Street en una conferencia de prensa en
Nueva York. La coalición fue formada a inicios de este año para protestar
contra las altas tarifas telefónicas que los mexicanos enfrentan cuando llaman
a sus familiares desde Estados Unidos. El mercado de telefonía fija en México
es dominado por Telmex, con una participación de un 80%. La matriz de Telmex es
América Móvil, propiedad de Slim y que controla cerca del 70% del mercado de
telefonía celular en México. El modelo de negocios de Slim, cuya fortuna es
estimada por la revista Forbes en unos US$69.000 millones, "cobra a muchos
de mis electores precios elevados", dijo Adriano Espaillat, senador por el
estado de Nueva York, en la conferencia de prensa. Un portavoz de Slim minimizó
la protesta planeada para esta semana, señalando que Two Countries One Voice es
un movimiento pagado. En mayo, la coalición protestó contra Slim en la
Universidad George Washington, en la que el empresario ofreció un discurso.
Arturo Elías Ayub, yerno de Slim y portavoz para sus empresas, dijo el viernes
en una entrevista telefónica que los manifestantes acudieron a cambio de
recibir un pago de US$20 o US$30. En aquella ocasión no había hispanos entre
los manifestantes, y que al ser consultados no supieron responde la razón por
la que estaban ahí, protestó Elías Ayub. Andrés Ramírez, un ejecutivo de
relaciones públicas en Las Vegas y uno de los líderes del movimiento Two Countries,
dijo que el grupo ayudó con los gastos de transporte y alimentación para la
gente que tuvo que viajar grandes distancias, pero que no les pagaron a cambio
de protestar. Si bien existen líderes que logran
resultados no siendo transparentes ni consecuentes, la sostenibilidad de ellos
pasa por la eficacia de un liderazgo creíble y consecuente. James M. Kouses y
Barry Z. Posner desarrollaron un estudio entrevistando a miles de personas de
mando medio a quienes preguntaron qué es lo que más valoraban de un líder, y su
resultado, sostenible en el tiempo, es la credibilidad. Ésta es la base del
liderazgo: si las personas no creen en el mensajero, tampoco creerán en el
mensaje. Los títulos se pueden otorgar, y la posición relativa de las personas
en una organización dan la “calidad de”; sin embargo, es la conducta de los
líderes la que les permite obtener el respeto y la atribución de credibilidad
de los demás. El liderazgo como capacidad de influir se gana. Los líderes
efectivos establecen el ejemplo y los compromisos mediante sus acciones simples
y cotidianas, impulsando el progreso a la velocidad que le permite la confianza
que ellos generan. Asimismo, los equipos también son parte en la construcción
de la credibilidad del líder. La retroalimentación de los colaboradores le va
permitiendo al líder mejorar el grado de consecuencia y transparencia con la
que decide y hace. Así las cosas, vale la pena preguntarse ante la pedida del
rol del Estado de poner en su sitio sus propias instituciones en aras de una verdadera
Justicia, cuanto tiempo nos falta para terminar de reconocer que el mundo esta
subsumido en gravísimo problema ético, cuya responsabilidad recae en la clase
dirigente, llámense políticos de oficio. Llámense dirigentes empresariales,
llámense ejecutivos de la finanzas, o simplemente ejecutivos de las empresas de
seguro, sólo para poner unos notorios ejemplos. Seguimos convencidos de que hoy la credibilidad del
líder continúa siendo uno de sus retos más importantes y un capital social que
debe desarrollar y cuidar. El líder es el artífice de su propia credibilidad,
la que, a través de su ejercicio del liderazgo, se traspase a la organización a
partir de sus decisiones diarias. El consejo que podemos dar es no darse
“licencias”, por pequeñas que sean, ya que, como dice Frances Hesseilbein,
luego será muy difícil volver atrás. En efecto, reconstruir una reputación
dañada lleva mucho tiempo y sacrificio personal.
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