La crisis
Española y Latinoamérica
Guillermo
García Machado
Mucho se
habla de la situación de la Unión Europea, del futuro del Euro como moneda
trasnacional, de los auxilios financieros, del desprestigio de Grecia, de la
poca credibilidad de la clase política, y de la delicada situación por la que
atraviesa España, de ahí que hemos encontrado cuatro vías por donde ya se
filtró la crisis española en Latinoamérica: remesas, financiamiento, inversión
extranjera directa y comercio bilateral. Relata que uno de los casos más
evidentes es el de las remesas que desde España envían los inmigrantes latinos
a sus familias en Ecuador y Colombia. En las cuentas de la Cepal, representan
el 1,5% del Producto Interno Bruto de Ecuador y el 0,4% del de Colombia. Y
relata el medio español que “los giros de dinero de inmigrantes ecuatorianos
cayeron en el primer trimestre un 24,4% y los de colombianos, un 14,3%”. Agrega
que aunque los países de Latinoamérica no venden en grandes proporciones sus
productos a España, las exportaciones desde la región ya comenzaron a
estancarse desde el pasado diciembre. Y aunque siguen siendo superiores a las
cifras del año pasado, Fuentes asegura que no conservan el ritmo de crecimiento
de los años anteriores, donde fueron mucho más dinámicas. En cuanto al resto de
la región, España es la actual compradora del 3,5% de las exportaciones
peruanas, mientras que registra el 2,9% de las argentinas y del 1,9% de las
chilenas, montos que comprueban la baja representación de ese renglón de la
economía española para Latinoamérica, pero que definitivamente impacta el
comercio exterior. Y aunque no revelan en detalle casos en los que la inversión
extranjera directa se reduce, sí hablan de la venta que hicieron bancos como
Santander, quien desde noviembre pasado anunció la salida de su participación
en el sector financiero colombiano; y el del BBVA, que hace unos meses informó
su interés de buscar cliente para sus negocios en pensiones y cesantías en
varios países de América Latina. Mientras ello ocurre, por otra parte,
observamos con ojos críticos el hecho de que las monedas de América Latina
pasarán una importante prueba esta semana: resistir la posibilidad de débiles
datos económicos de Estados Unidos y mantener su fortaleza, o caer arrastradas
por el pesimismo global que estas cifras podrían generar. Los mercados aguardan
datos de inflación, ventas minoristas y manufactura de julio que darán señales
sobre la salud de la mayor economía del mundo. Economistas ya redujeron sus
proyecciones de crecimiento a 2,2% desde un 2,3% para el 2012. También se
espera que la zona euro tome medidas para enfrentar la crisis de deuda que le
aqueja. Por lo pronto, Grecia reportó temprano el lunes que su economía se
contrajo un 6,2% en el segundo trimestre. "Esperamos importantes datos en
Estados Unidos. Si se profundiza la noción de que el enfriamiento de la
economía es severo, podría hacer que el mercado pierda el optimismo. Eso va a
probar que tan fuerte es el apetito por monedas emergentes", dijo Pedro
Tuesta, economista de 4CAST en Nueva York. En general, operadores de la región
esperan que las divisas de las economías más sólidas de la región den la talla
y, aunque se debiliten, muestren algo de solidez ante un deterioro global,
mientras aguardan noticias del plano local. Cualquier conocedor de la materia
debería reaccionar de inmediato e invitar a nuestros gobernantes a dirigir su
atención al tema planteado, independientemente que sigamos siendo los grandes
aportadores de las materias primas que necesita el mercado mundial.
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