Sunday, July 25, 2021

 

Bolivarismo y Santanderismo

Guillermo García Machado

Tras el congreso de Cúcuta, Simón Bolívar fue nombrado presidente de la República y Francisco de Paula Santander su vicepresidente. Santander propugnaba por una legislación robusta y un marco constitucional y legislativo que guiara a la nueva república. La prioridad de Bolívar fue continuar su proyecto de la liberación de la América española. Durante la campaña del sur, dirigida directamente por Bolívar, el Vicepresidente Santander estuvo a cargo del gobierno en Bogotá. La crisis entre Bolívar y Santander (y sus respectivos seguidores) se ahonda con las diferencias entre Santander y José Antonio Páez y con la promulgación de la Constitución Bolivariana, escrita por Bolívar para la naciente república de Bolivia y que los santanderistas temen que Bolívar intente imponer en Colombia. El principal recelo sobre la constitución bolivariana, surge del amplio poder dado a la figura presidencial, la cual es vitalicia y, de esta forma, asimilable a una monarquía.

El 9 de abril de 1828 se instala la Convención de Ocaña. Las diferencias entre santanderistas y bolivarianos eran evidentes, promulgando los primeros un federalismo y los segundos un poder central y presidencial fuerte. La convención, que tenía por objeto reformar la constitución de cúcuta fue un fracaso, y los bolivarianos abandonaron el recinto proclamando a Bolívar como dictador. La crisis culmina con el atentado a Bolívar del 25 de septiembre de 1828, en lo que se conoce como la noche Septembrina. La participación de Santander no es clara pero es condenado junto con muchos de sus seguidores, quienes son ejecutados por traición. La condena del propio Santander es conmutada por destierro, por orden de Bolívar después de un pedido explícito del ministro de guerra José María Córdova.

Nos apunta DAVID BUSHNEL: “En toda la literatura bolivariana ha sido y es todavía un lugar común el asentar que los propósitos del Libertador se vieron frustrados por la incomprensión de sus contemporáneos. La frustración no fue total, claro está, porque al fin y al cabo los pueblos hispanoamericanos (menos las Antillas españolas) se independizaron de la antigua madre patria. Pero los anhelos del Libertador de estrechar unos vínculos permanentes de colaboración entre los pueblos ya independientes, de dotarlos de un régimen político a la vez sólido y liberal, y de promover hasta donde fuera posible la felicidad de los habitantes mismos, no se realizaron o se realizaron sólo en una pequeña parte. Y entre los admiradores del Libertador, que con toda razón constituyen una gran mayoría de los que se han ocupado de su obra, se ha acostumbrado atribuir esta falta de realizaciones a intereses mezquinos de sus adversarios o al hecho más fundamental de que su pensamiento genial se hubiera adelantado demasiado con relación a la época en que le tocó vivir -o quizá a intereses mezquinos y exceso de genio conjuntamente-. Ninguna de las dos explicaciones bastaría por sí sola para deslindar responsabilidades, aunque cada una encierra, sin duda, alguna porción de la verdad histórica. En todo caso, entre los presuntos responsables del proceso de frustración ha ocupado casi siempre un lugar destacado el prócer neogranadino Francisco de Paula Santander; y por consiguiente, al ponderar los logros y las decepciones de Bolívar, siempre habrá que tomar en cuenta las ideas y la actuación de aquél “No se trata a este respecto sino de una sola etapa de la vida pública de Santander, o sea, la propiamente grancolombiana. Siguiendo con DAVID BTJSHNEU, él había jugado un papel secundario en el ámbito de la "Patria Boba", con lo  llamado como el primer período del movimiento emancipador de la Nueva Granada, y adquirió algún relieve sólo a partir de la reconquista española de 1816, cuando asumió la jefatura de los patriotas neogranadinos que se habían refugiado en los llanos de Casanare, al pie de la cordillera oriental de los Andes. En Casanare se hizo además colaborador del venezolano Bolívar, a quien acompañó en la campaña de Boyacá, y después de aquella decisiva victoria Bolívar le encomendó la administración de las provincias liberadas de la Nueva Granada. A consecuencia principalmente del prestigio que se granjeó en ejercicio de tal cargo, resultó electo primer vicepresidente constitucional de la Gran Colombia en setiembre de 1821, y al desplazarse de nuevo el Libertador presidente hacia los campos de batalla, Santander se quedó en Bogotá como encargado inmediato del poder ejecutivo no sólo ya dentro de la misma Nueva Granada sino en todo el territorio de la unión grancolombiana, desde Cumaná a Guayaquil. Mas el cuadro cambió de repente de 1826 a 1827, al volver Bolívar desde el Perú, reasumir el mando ejecutivo de la Gran Colombia y anular alguna parte de la obra cumplida antes por su vicepresidente, quien se lanzó resueltamente a la oposición. Regresó después de la disolución de la Gran Colombia y muerte de Bolívar, para ocupar la presidencia de !a flamante República de la Nueva Granada, pero ésa ya es otra historia. . . lo demás está escrito.

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