Sunday, December 22, 2013

Reflexión de fin de año
Guillermo García Machado 

A propósito de las buenas y sanas reflexiones que nos asisten cada fin de año, el Apóstol Pablo en un momento dado de su vida escribió en  Filipenses capitulo 3:13-14: “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.  Extendiéndome a lo que está delante  lo importante en nuestra vida es lo que está por venir. Ya no podemos dar vuelta a atrás para enmendar nada de lo que sucedió en nuestra vida. Lo que pasara de aquí en adelante con tu vida es lo que verdaderamente importa.  Recuerda que la inmediatez de las cosas hace que no nos debe interesar mucho el pasado, sino el presente y por ende el futuro. Un futuro brillante estará presente cuando dejemos nuestros fracasos del pasado y prosigamos en lo que está por delante.Pero el último mes del año no solamente induce los estados anímicos directamente relacionados con la Navidad, sino que ofrece también un espacio ideal para la reflexión en torno a ciclos que se cierran y otros que comienzan. De ahí que muchas personas formulen propósitos para el año venidero, buscando mejorar, transformar o enriquecer determinados aspectos de su vida. Tales propósitos surgen de un proceso de análisis que se presenta de manera natural, cuando dejamos atrás un año para abrirnos a lo que nos depara el siguiente. Es como un remanso que, al margen del tráfago cotidiano en que nos encontramos atareados e inmersos en un sinnúmero de actividades, nos permite replantearnos objetivos y reflexionar acerca del rumbo que lleva nuestra vida en términos generales. Se trata de una pausa de gran importancia, especialmente si consideramos que de ordinario vivimos, por así decir, en “piloto automático”, en el sentido de que nuestra vida es como un barco que sigue su curso de manera decidida pero también, a veces, por inercia. Ese breve oasis de fin de año, gracias al cual podemos realizar un ejercicio de introspección y preguntarnos a nosotros mismos acerca de nuestra realidad y nuestras posibilidades, se convierte entonces en el punto de partida de un proceso potencialmente infinito de crecimiento. Muchas veces, los compromisos sociales ocupan toda nuestra atención y nos impiden entrar en contacto con esa parte reflexiva e íntima de nosotros mismos. Tomarnos el tiempo de realizar un ejercicio introspectivo, no obstante, puede incrementar de manera significativa las posibilidades de cosechar éxitos y satisfacciones en nuestros proyectos de vida, dado que nos ayuda a enfocarnos y a definir prioridades. Para mayor tranquilidad podríamos entregarnos a la gula del amor y el respeto con el siguiente procedimiento culinario:  Agregue: una cucharada de Espiritualidad, un poco de esparcimiento, un poquito de Simpleza y una taza bien limpia de Buen Humor , añada a todo esto Amor al gusto, mezcle con una buena dosis de energía. Aderécelo con Sonrisas y un poquito de júbilo…. después sírvalo con una salsa de Serenidad, Altruismo y Alegría. ¡Abrazos y felicidades! Esta receta es de excelentes resultados  en cualquier parte de la “Tierra”. Celebremos pues, ese momento del año en que podemos ponernos en contacto con nosotros mismos y con los demás de manera más profunda, desarrollando quizá en el proceso un mayor nivel de conciencia. Pero sobre todo, procuremos que lo que percibimos como real, deseable y exigible en ese momento de lucidez nos acompañe en la medida de lo posible a lo largo del año. Sólo así estaremos honrando verdaderamente el espíritu de la Navidad.

No comments:

Post a Comment