ESPERANZA
Guillermo
García Machado
La esperanza es
el estado de ánimo en el cual se cree que
aquello que uno desea o pretende es posible. Ya sea a partir de
un sustento lógico o en
base a la Fe, quien tiene
esperanza considera que puede conseguir algo o alcanzar un determinado logro.
Por ejemplo: “Es una enfermedad muy
dura, pero tengo esperanza en que saldré adelante”, “El equipo quedó a diez puntos del puntero aunque no pierde
la esperanza de conseguir el título”, “Ya perdí la esperanza: no creo que pueda conseguir trabajo
antes de fin de año”
Las personas suelen aferrarse a la esperanza cuando se
encuentran en una situación complicada. Se trata de un recurso que los ayuda a
no caer en la depresión, basadas en
la idea férrea de que pronto las cosas mejorarán. Esa confianza actúa como
estímulo y aporta fuerza y tranquilidad; por otro lado, cuando se pierde o
resulta difícil alcanzarla, la vida se vuelve una ardua batalla contra los
obstáculos.
Así como el rojo es el color de la pasión y el
blanco identifica a la pureza, el color de la esperanza es
el verde.
La esperanza, por otra parte, es una de las tres virtudes teologales (junto
a la fe y la caridad). Para la teología cristiana, la
esperanza es la virtud que
capacita al hombre para tener confianza de alcanzar la vida eterna con ayuda
de Dios.
Esperanza también es un nombre femenino: “Esperanza Aguirre es una política conservadora que forma
parte del Partido Popular”, “La actriz española
Esperanza Roy ganó varios premios a lo largo de su carrera”.
Esperanza, por último, es el nombre de varios lugares geográficos, como
una ciudad de la provincia de Santa Fe (Argentina), una localidad chilena, un municipio guatemalteco y un distrito en República Dominicana.
Aprovecho para destacar una gran institución conocida
como la Asociación Internacional del Teléfono de la Esperanza (de
sigla ASITES), se trata de una entidad española fundada en el año
1971 por Serafín Madrid y reconocida como organismo de utilidad
pública un año más tarde. Entre sus relaciones a nivel internacional, se
encuentra un vínculo formal con la Organización Mundial de la Salud y
una serie de convenios con diversas universidades españolas y del resto del
mundo.
Su misión es apoyar a aquellas personas que
necesitan desahogarse, recobrar el rumbo de sus vidas, y que no cuentan con las
amistades adecuadas o bien prefieren hablar de sus problemas con alguien ajeno
a sus círculos. El servicio que brinda el Teléfono de la Esperanza es
gratuito y de calidad; entre sus voluntarios hay gente de diversos ámbitos,
desde profesionales de la psicología hasta individuos que en el pasado
resolvieron su malestar gracias a esta misma asociación.
Por otro lado, son conscientes de lo importante
que resulta prevenir los problemas emocionales y, por esta razón, han
desarrollado una serie de redes de ayuda preventiva que ofrece
talleres, cursos y seminarios (entre otras actividades) para promover en los
ciudadanos una relación positiva consigo mismos y con su entorno.
En la actualidad se encuentra en 26 provincias de
España, en 10 países latinoamericanos, en algunas ciudades de Europa y en
Miami. Para todos aquellos que sientan la vocación de ayudar a los demás de
forma desinteresada, el Teléfono de la Esperanza cuenta con un curso
de formación para potenciar sus cualidades y brindarles herramientas
para convertirse en auténticos motores de la esperanza.
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