Sunday, February 1, 2015

La Xenofobia una actitud histórica
Guillermo García Machado
La situación muy definida de ciertos grupúsculos políticos en la gran América que se niegan históricamente a conceder o reconocer el esfuerzo de la migración hispana y cualquiera otra que haya contribuido al desarrollo pleno del país receptor, sean ellos del Tea Party, sean republicanos o uno que otro político disfrazado de demócrata, nos obligan a poner bajo su atención el verdadero significado de la Xenofobia. El término xenofobia proviene del concepto griego compuesto por xénos (“extranjero”) y phóbos (“miedo”). La xenofobia, por lo tanto, hace referencia al odio, recelo, hostilidad y rechazo hacia los extranjeros. La palabra también suele utilizarse en forma extendida con la fobia hacia los grupos étnicos diferentes o hacia a las personas cuya fisonomía social, cultural y política se desconoce. La xenofobia es una ideología que consiste en el rechazo de las identidades culturales que son diferentes a la propia. A diferencia del racismo, la xenofobia se plantea aceptar a los extranjeros e inmigrantes, siempre que se cumpla su asimilación sociocultural. Puede decirse que este tipo de discriminación se basa en distintos prejuicios históricos, religiosos, culturales y nacionales, que llevan al xenófobo a justificar la segregación entre distintos grupos étnicos con el fin de no perder la identidad propia. Por otra parte, muchas veces se suma un prejuicio económico que considera a los inmigrantes como una competencia por los recursos disponibles en una nación. Por tal motivo, la crisis económica y social que sufrieron muchos países a finales del siglo XX fue el punto de partida para una manifestación agresiva de la xenofobia, que se vio reflejada desde las pancartas y los discursos hasta los actos de violencia de todo tipo. Los medios de comunicación, por su parte, suelen colaborar con el desarrollo de la xenofobia al presentar las costumbres y culturas extranjeras como dimensiones extrañas y ajenas a la identidad nacional.

Como destacara Carlos Mendoza para Prensa Libre de Guatemala: “Cabe destacar que los antropólogos han advertido situaciones de xenofobia en los pueblos arcaicos, lo que demuestra que la xenofobia es un fenómeno que ha estado siempre en las conductas humanas. Algunos piensan que las actitudes y los comportamientos xenófobos de un buen porcentaje de la población estadounidense y de sus gobernantes es algo reciente y específicamente dirigido contra la ola de migración latinoamericana. Eso es incorrecto. La xenofobia en los Estados Unidos es una enfermedad social crónica que se ha traducido en muy diversas instituciones formales para evitar la llegada de inmigrantes de distintas nacionalidades y etnias. Los ejemplos abundan. Entre 1850 y 1880, aproximadamente 100 mil chinos llegaron a California para trabajar en las minas de oro y en la línea férrea transcontinental. Incluso, había un tratado entre China y los EEUU que permitía la libre movilidad de personas entre ambos países. Los chinos podían optar a ser residentes permanentes, pero no ciudadanos. A principios de la década de 1880, las pobres condiciones económicas de los países de Europa del Este y del Sur obligaron a muchos de sus habitantes a migrar hacia los EEUU. En los primeros diez años del siglo veinte llegaron al país millones de italianos, rusos, polacos y griegos, entre otros. Ciertamente, había pocas limitaciones para su entrada, hasta la década de 1920, cuando el Congreso la limita a sólo 100 mil personas por año. En 1847 ya había en los EEUU unos 50 mil judíos procedentes de Alemania, debido a las malas condiciones económicas en aquel país. En la década de 1930, muchos llegan escapando de la persecución étnico-religiosa de la Alemania Nazi. Sin embargo, la pobreza y la discriminación también les afectaron en tierras estadounidenses. Eran vistos como una amenaza en el mercado laboral, especialmente en épocas de crisis económica. Incluso los judíos ricos fueron víctimas del anti-semitismo. Se les acusaba y perseguía por “comunistas”. Con las leyes anti-inmigrantes de los años 20's, el número de inmigrantes judíos se redujo de 120 mil a 24 mil en tan sólo tres años (1920-22). En 1850, 750 mil irlandeses llegaban a los EEUU, en 1890 eran 900 mil. Eran refugiados de la hambruna que buscaban sobrevivir. Desde antes, sin embargo, los irlandeses católicos ya eran víctimas de la discriminación religiosa en los EEUU. En 1829, un convento de monjas y dos templos católicos fueron quemados. Los protestantes les discriminaban por católicos y por pobres, pues se creían superiores. Los políticos “nativistas” decían que la inmigración irlandesa iba arruinar la “pureza” de la población y que la lealtad al Papa de Roma era un peligro para la nación. Por ello, eran tratados como ciudadanos de segunda clase. Estos prejuicios de muchos ciudadanos y políticos estadounidenses explican las leyes anti-inmigración aprobadas en la década de 1920. Ciertamente, entre 1900-20 ingresaron a los EEUU cerca de 14 millones de extranjeros, en su mayoría europeos. ¿Es eso una muestra de que la sociedad estadounidense estaba abierta a la inmigración? ¿Acaso los 3.8 millones de mexicanos que han cruzado la frontera en las décadas de 1980 y 1990 dan testimonio de la apertura que “siempre” ha mostrado EEUU hacia los inmigrantes? Pienso que la dirección de causalidad es al revés. Los grandes números de inmigrantes generan, o reavivan, los sentimientos xenófobos de un gran número de ciudadanos y políticos estadounidenses. Así, después de una gran ola de inmigración, acontece una gran ola de políticas y leyes anti-inmigratorias. Lo que vemos hoy contra los inmigrantes latinoamericanos es muy similar a lo que ocurrió en la década de 1920 contra los inmigrantes europeos, o contra los chinos después de 1880. La depresión económica de entonces hizo que las actitudes y comportamientos xenófobos se exacerbaran. Ahora, con esta nueva crisis económica, no es de extrañar que la xenofobia se traduzca en más redadas y leyes locales y federales contra los que buscan aprovechar las oportunidades que no existen en sus países”. 

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