Sunday, June 15, 2014

El Deporte y su trascendencia
Guillermo García Machado

Siendo que el futbol, hoy por hoy , copa toda nuestra atención con ocasión del mundial que se celebra en Brasil, este artículo se propone reflexionar sobre el papel que cumple el deporte en las sociedades contemporáneas, cuando se enfrenta a modelos económicos y políticos que no siempre consideran el bienestar del ser humano; pero, al mismo tiempo, irrumpe en la iniciativa de los sectores sociales subalternos, los mismos que les dan sus propios usos no solo al deporte sino a esas otras prácticas que por momentos se muestran hostiles y hasta contrarias a su plena realización. De la misma manera este artículo es fruto de diversos ejercicios académicos que han tenido al deporte como objeto de reflexión,sin perder de vista su articulación con las disciplinas que no solo determinan su rumbo sino que al mismo tiempo son influidas por el primero. En ese encuentro analítico animado por el deporte, se estimó necesario invitar a escena a la comunicación política, incluidos todos los fantasmas que habitan en el contexto de la sociedad globalizada. El juego y el deporte responden a necesidades profundamente humanas. El juego y el deporte responden a necesidades profundamente humanas y desempeñan un importante rol en todas las culturas. En el contexto del desarrollo, el deporte abarca todas las formas de actividad corporal que contribuyan al bienestar físico, al equilibrio mental y al intercambio social, independientemente de si se trata de deporte organizado o no. Sin embargo, el deporte también puede tener efectos colaterales negativos, tales como violencia, corrupción, discriminación, hooliganismo, nacionalismo, dopaje o fraude. Para que el deporte pueda desplegar su potencial positivo, revisten suma importancia el acompañamiento y el pilotaje. El deporte tiene su puesto en distintos sectores de la sociedad y por eso es idóneo. como instrumento transversal para alcanzar el desarrollo. Sin embargo, no se puede esperar que el deporte, por sí solo, despliegue su potencial positivo. Se ha de promover asegurando al mismo tiempo una gestión profesional, responsable y adaptada a cada contexto social. Cualquier sea su potencial, el deporte no es una panacea inofensiva capaz de resolver todos los problemas de desarrollo. Como fenómeno cultural, el deporte es el reflejo de la sociedad y resulta, pues, tan complejo y contradictorio como la sociedad misma. Más allá de la cultura física y de la adquisición de aptitudes específicas, el deporte entraña un enorme potencial educativo. Favorece el desarrollo de la personalidad y competencias sociales, contribuyendo así a la integración y cohesión sociales. Pero ello supone una utilización selectiva y competente del deporte. Hoy en día, la violencia, el hooliganismo y el racismo en el deporte de elite. Son fenómenos muy mediatizados. Existe, pues, el riesgo de que olvidemos que el deporte a menudo ha sido un instrumento de paz y de diálogo entre culturas y grupos sociales. El deporte puede facilitar encuentros en un terreno neutro, exento de política y constituir un pretexto para el acercamiento y la reconciliación entre antiguas partes beligerantes. Al inculcar valores sociales fundamentales como la tolerancia, el espíritu de equipo, el juego limpio y la actitud constructiva frente a los conflictos, el deporte contribuye a una cultura basada en valores pacíficos. Promover la equidad de género y el empoderamiento de la mujer es uno de los grandes objetivos del desarrollo y el deporte puede contribuir enormemente a lograrlo. Desde hace algunos años, la noción de «equidad en el deporte» tiende a ser reemplazada por la de «deporte para la equidad». Por eso, las actuales iniciativas en el campo deporte y desarrollo ya no persiguen únicamente una mayor participación de mujeres y chicas en el deporte, sino la igualdad de oportunidades. De un pasatiempo reservado a algunos aficionados ilustrados, desde el siglo 20 el deporte se ha convertido en un fenómeno social de masas que concierne a millardos de personas en el mundo entero. Actualmente, en los países desarrollados el deporte es un sector económico que representa 2% del PIB. Hoy en día, el desafío consiste en hacer del deporte un factor de desarrollo económico de los países menos desarrollados.

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