El fraude electoral
Guillermo García
Machado
Lo
primero que se nos ocurre acerca de las posibles conclusiones de este ligero
estudio sobre los procesos electorales, es que el fraude puede optar una amplia
gama de formas, que van desde las violaciones de los procedimientos
establecidos en la Ley Electoral (CON O SIN LA INTENCIÓN DE ALTERAR LOS
RESULTADOS) hasta el abierto uso de la violencia en contra de los votantes . De
la misma manera, aun cuando la manipulación del voto es parte integral de la
competencia electoral, rara vez desempeña un papel decisivo. En todo caso, el
fraude per se debilita la estabilidad política, ya que puede ser crucial cuando
se trata de una contienda muy reñida. De la misma manera y de forma notoria, la fabricación de votos
se incrementa con la desigualdad, pero la competencia, moldeada en parte por
las instituciones, determina las estrategias de los partidos en cuanto al
fraude electoral se refiere. Agotando el
mundo de las definiciones podemos decir que el fraude electoral es la intervención deliberada en un proceso electoral con el propósito de impedir, anular o modificar
los resultados reales. Fraude electrónico: corrupción en los
sistemas informáticos que cuentan los votos. Fraude mediático: no en las urnas,
sino durante la campaña; desequilibrio de las campañas de los candidatos en los
medios; favoreciendo a un candidato, generalmente del partido gobernante;
desacreditando a un candidato, generalmente de la oposición. Fraude en las
urnas: el más común en el mundo, se da cuando de alguna manera un candidato se
hace de votos falsos, pero avalados por una boleta, se puede encontrar en las
famosas casillas zapatos, el carrusel loco, etc., también se la llama
"embarazar una urna" si ésta ya tiene votos indebidos al momento de
comenzar los votantes a depositar su voto. La
práctica del fraude electoral ocasiona reacciones enérgicas, desde
manifestaciones que denuncian su simple sospecha, como en los comicios del
estado de Florida en la primera elección de George W. Bush contra Al Gore,
procesos penales e investigaciones como en Perú, después de que el
presidente Alberto Fujimori abandonó el país, renuncias o destituciones de
los jefes de estado, como la renuncia del presidente de EE.UU. Richard Nixon como consecuencia de la investigación del Caso Watergate, o actos de resistencia civil. La sociedad
reacciona y para evitar el fraude
electoral se han puesto de moda urnas transparentes para ver que no
contengan votos previos; Padrones y listados de
electores; Credenciales electorales con hologramas y fotografía del
votante registrado; Manchón con tinta indeleble
en uno de los dedos del elector que ya votó; Prohibición
a los partidos de que realicen actos de proselitismo el día de las
elecciones; Control y auditoría del costo de las campañas políticas; Financiamiento
público para partidos; Revisión y mejora de las formas para contar las
papeletas. Otros mecanismos de defensa contra el fraude electoral consisten en
la creación de órganos y tribunales electorales integrados con funcionarios no
seleccionados por el poder ejecutivo y se han tipificado un buen número de
delitos para castigar a los instigadores, colaboradores, beneficiarios y
ejecutores de cada una de las prácticas del fraude electoral, sin embargo aún
falta mucho por hacer ya que ninguna legislación contempla el fraude mediático,
aunque en algunos países se prohíbe muy convenientemente que los partidos se
promuevan en la televisión por medio de anuncios, lo tienen que hacer en
espacios específicamente diseñados para eso. Sin embargo muchas de estas
medidas resultan insuficientes, la cultura del fraude electoral en países como México, Venezuela – cuyo sistema está
totalmente automatizado - Perú,
es enorme, pero es en países llamados desarrollados donde este fenómeno debe
ser estudiado con diferente óptica (Estados Unidos, Italia, Francia, entre otros). El que
comete fraude electoral se asimila al que roba un banco, porque ambos son
delincuentes.
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