Sunday, August 4, 2013

El culto a la personalidad Guillermo García Machado

El culto a la personalidad
Guillermo García Machado

Rendirle culto a un  caballo, a una mata, a una vaca y considerarla, además, como un ente sagrado, está dentro de las cosas cuasi normales, que han estado a nuestro alcance como algo visto en la historia. El panorama internacional ha vuelto a poner en la palestra una peligrosa tendencia, que se creía superada, en las experiencias vividas por tantos países en el siglo pasado: El culto a la personalidad de gobernantes como estrategia de perpetuación en el poder. En el siglo XX casi una tercera parte de las naciones, dejaron en los pueblos huellas imborrables de lo que significa delegar el poder en un hombre, y estas se dieron en dos aparentes extremos: El socialismo y el fascismo, que a la postre habrían de dejar en la memoria de los pueblos el supuesto criterio de derecha e izquierda, donde se vende la idea de que la izquierda está con el pueblo y la derecha contra él, en una copia de los criterios dados por el comunismo mundial para favorecerse con la aceptación de la mayoría del pueblo. El culto a la personalidad se dio con fuerza en la UNION SOVIÉTICA con Lenin, y Stalin, principalmente, en CHINA con Mao Tse Tung, en ALBANIA con Enver Hoxa, Yugoeslavia con el mariscal Tito, en CUBA con Fidel Castro; pero también se dio con Hitler, Mussolini y Franco un esquema similar, donde grandes fotografías y un alto número de estatuas recordaban al jefe máximo, mientras juventudes, ejércitos y gran cantidad de adeptos estaban permanentemente uniformados y con banderas para declarar al unísono su adhesión al supremo líder. Posiblemente colocar en un sólo párrafo las tendencias socialistas y las fascistas generará escozor en más de uno, pero la realidad es la inmensa similitud psicológica, e incluso ética, de estos ejemplos de representantes del culto a la personalidad. Será motivo de muchos artículos profundizar en similitudes, entre las cuales están el alto grado de intolerancia que genera oleadas de propaganda contra los detractores, o su condena a la cárcel, la repatriación e incluso la muerte. Pero lo más importante, a excepción de Cuba, probablemente, por el hecho de no conocerse la muerte de su dirigente máximo, y China donde se ha desarrollado estrategias continuistas y modificaciones sustanciales a su política, todos sucumbieron con la muerte de los principales dirigentes y volaron en pedazos como naciones, generándose profundas divisiones hasta encontrar nuevamente su cauce. Y algo más, podría decirse con argumentos claros, que en todos estos dirigentes se dio algún tipo de patología, y cuando menos, fueron expresiones de un narcisismo acendrado que les hacía creer que ellos solos eran el mundo y a su lado sólo había seres inferiores. A diferencia de la propaganda, cuyo objetivo es diseminar la ideología del régimen, el propósito del culto a la personalidad es reforzar la posición política del líder. El mensaje detrás del culto de la personalidad radica en lo que sigue: "En este régimen la única persona que importa soy yo". El término fue acuñado y descrito en 1956 por el Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética Nikita Sergeyevich Khrushchev, en un discurso denunciando a Stalin en el XX Congreso del Partido.  Por tratarse de un concepto en un marco histórico y político muy concreto, es impreciso describir con él, fenómenos antiguos como el culto al Faraón egipcio o el culto estatal al César en el Imperio romano (46 a. C.), si bien podemos señalar en la misma dinámica tipificada por  Stalin, tales como la Alemania nazi  con Adolf Hitler. De todas formas, es desde entonces, usado en muchas ocasiones de forma acusatoria o peyorativa para describir a un líder o mandatario que comparte algunas de las características plasmadas ut- supra.

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