Sunday, June 2, 2013

Hasta cuándo Gómez?
Guillermo García Machado

Desde los tiempos de mi infancia se martillaba con mucha frecuencia la frase “hasta cuándo Gómez?”, para expresar obstinación, excesos, cansancio, frustración, y aborrecimiento de alguien o de algo, siendo así  y dadas las actuales circunstancias, la necesidad de volverlo a poner en boga , porque se observa al instante, sin ser curioso particular, que la sociedad venezolana, es decir, los venezolanos y todos los demás seres que coincidimos en su territorio, nos vemos inexorablemente agotados, frustrados, fustigados, por una actitud avasallante de un gobierno, el cual pretende dominar  nuestras necesidades mínimas y más allá nuestras libertades, pretendiendo además, hacerse dueño de nuestra conciencia y por ende del manejo y exteriorización de nuestro pensamiento. Resulta inaceptable a estas alturas del progreso humano, que en cualquiera de nuestros países y particularmente aquellos que participan de nuestra cultura, que día tras día se violen a mansalva las libertades, se mande al traste la propiedad privada, la cual también puede convivir con el concepto de utilidad pública, para poder cumplir con las exigencias sociales, y además se trastoque el real desenvolvimiento o el ritmo que nuestra sociedad exige y por ende el ritmo que exige toda economía moderna, y todo ello por el accionar embrutecido, de quienes detentan el poder, gracias a la manera vil como se manejan la institución electoral, especialmente, al estilo bananero. Han pasado catorce largos años, desde que los venezolanos pensaron que encontraban el perfecto ciudadano para recuperar una democracia cansada y vituperada por el mal manejo de un liderazgo en decadencia, parecía que venía un ciclo de recuperación democrático, donde el norte era la restructuración de todas las instituciones que conforman la maquinaria político-administrativa del Estado venezolano, gracias a la perfectibilidad que engendra el concepto puro de la Democracia. Muy al contrario de las expectativas de la mayoría abrumadora de los electores – desde 1998 a la fecha- la tendencia ha sido más corrupción, más derroche, la ineficiencia como signo dominante del quehacer del aparato burocrático, y por ende la ineficacia de todos los programas de gobierno que han salido a la palestra pública, y sobre todo un proselitismo político que ha logrado comprometer el hambre del pueblo venezolano, con un reparto de bienes materiales con cargo al erario nacional y muy especialmente con aquel que compromete las reservas internacionales, para llegar al año 2013 con un gobierno cuestionado por ilegítimo, bombardeado por su falta de brío para encontrar las soluciones que reclama cada uno de los pisatarios de este país, y confrontado por una sociedad que no resiste más mentiras y engaños, a pesar del empeño de los dirigentes oficialistas de tratar de mitigar la fuerza de sus mismo excesos. No podemos permitir que el país más rico del hemisferio tenga hoy en día una sociedad empobrecida, gracias a políticas económicas socialistas, las cuales no han visto luz en ninguna parte de este mundo especialmente donde han sido puestas en práctica, y mucho menos permitir, la destrucción progresiva del aparato productivo, hasta llegar importar el ochenta por ciento de lo que consumimos, dominados y abastecidos por una economía de puertos, donde permanentemente estamos subsidiando el productor extranjero. Sin poder dejar de mencionar la cantidad de regalos a países que han manifestado su apoyo al trasnochado socialismo del siglo xxi, mientras los venezolanos morimos de mengua. Asimismo, podemos repetir hasta la saciedad, que  no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista, lo cierto del caso es que no podemos dejar pasar por alto el cansancio de todos nuestros congéneres y mucho menos de la frase: “Hasta cuándo Gómez? ”

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