Sunday, May 12, 2013

Sombras nada más Guillermo García Machado


Sombras nada más
Guillermo García Machado
Cuando vemos que los gobiernos acceden al poder por la vía electoral sentimos un gran alivio, por aquello del espíritu guerrerista que invade nuestra esencia latinoamericana, cada vez que no nos gusta el político de turno. En el caso que nos entretiene, vemos muchas sombras, aún en el esplendor del día, con el agravante de hacerse públicos y notorios los problemas domésticos ante  el contexto internacional, sin que se vislumbre la posibilidad de poner en ejercicio un gobierno donde se respete a los que piensan distinto y se busque el diálogo como instrumento de búsqueda a las soluciones más urgentes en aras de atajar y solucionar los grandes conflictos que nos atañen a todos y que cada vez se agravan irremediablemente, por cuanto que el sectarismo ha impedido e impedirá la racionalidad y la eficiencia como instrumentos válidos en el quehacer político-administrativo. Siempre hemos pensado que los trapos sucios se lavan en casa, pero la realidad nos demuestra, como en el caso de Venezuela, cada uno de nuestros trapos, incluyendo los limpios, tienen una inmediata connotación nacional e internacional, sin que podamos evitar la censura de todos aquellos gobiernos donde priva el sentido democrático, observando con mucho interés la reacción de los parlamentos: peruano, uruguayo, paraguayo, demostrando, además, los gobiernos de corte socialista del hemisferio, que resulta prioritario evitar cualquier manifestación autoritaria, así emanen del país que ha liderizado una revolución cuyas bondades aún están por verse, a pesar de los grandes sacrificios económicos del pueblo venezolano al haber asumido, sin la debida consulta, el costo total de la exportación de tan cacareada revolución. En tal sentido tenemos que tanto la presidenta argentina, Cristina Fernández, como la presidenta brasileña Dilma Rousseff, reaccionaron al unísono en cuanto a la necesidad de corroborar la transparencia del proceso electoral venezolano, con el particular apoyo a la realización de las auditorias que fueran necesarias para demostrar la fidelidad de los resultados electorales presentados por el Consejo Nacional Electoral. Mientras todo ello ocurría, el ejecutivo cargaba sus baterías contra Obama, acusándolo de injerencia en los asuntos de Venezuela, contra atacaba al ex presidente Uribe de Colombia, quien siempre busca la oportunidad para exteriorizar sus pareceres muy particulares en cuanto a la situación de la democracia venezolana, olvidando el señor Maduro la solidaridad que priva en cada uno de los neogranadinos, quedando obviado el impasse diplomático por la rápida intervención de las respectivas cancillerías, siendo muy claro el apoyo incondicional del presidente Santos para con el ex presidente Uribe. En el mundo interior las sombras también jugaban papel de importancia a la hora de escuchar el juego dialéctico  del señor Maduro, sobre todo para referirse al gobernador del Estado Miranda, Henrique Capriles, siendo innecesario repetir los epítetos y demás adornos gramaticales usados por el detentador del poder contra su ex adversario en las discutidas elecciones del pasado mes de abril. Tampoco podemos olvidar las grotescas palabras usadas contra el Alcalde Metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, quien de inmediato se defendió con su acostumbrada locuacidad, poniendo en su sitio a las impertinencias contenidas en un discurso grotesco y muy propio del que pretende dividir para seguir reinando.  Es decir, no necesitamos esperar la noche para estar dominados por las sombras sembradas por un interlocutor que pretende emular a su antecesor, cuando podemos afirmar que el monstruo político de Sabaneta no admite réplica alguna y mucho menos por alguien que llegó al poder por la vía de la sucesión monárquica, antes que la meritocracia que impone el juego democrático.  La sombra mayor la impulso el capítulo especial donde el protagonismo se lo adjudicó la parlamentaria peruana Lourdes Alcorta, (Vicepresidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores), quien, ante el análisis del acontecer político venezolano, calificó al Sr. Maduro como un orangután, no habiendo aclarado el origen real de la comparación en uso, presumimos que no lo haya hecho por las coincidencias físicas de los seres comparados.

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