Monday, December 24, 2012

La salud mental en picada Guillermo García Machado


La salud mental en picada
Guillermo García Machado
Mientras vemos que la insanidad mental causa estragos en la población, sin ir más lejos, el caso del infanticidio de Newtown, los recursos asistenciales disponibles para cubrir la asistencia al enfermo mental han sido muy escasos. Los hospitales medievales prácticamente nacieron de la caridad cristiana y se podían considerar básicamente de dos tipos: aquellos que estaban situados en las ciudades, siempre fundados por los obispos o custodiados a instancia de los reyes, de la aristocracia del momento o de los municipios; y los situados en zonas rurales, que no eran sino simples dependencias de los monasterios, , donde se llegó contar con personal específico de enfermería y sólo se aportaba consuelo espiritual y cuidados enfermeros, tanto psicológicos como materiales. El reinado de los Reyes Católicos, del año 1474 al 1505, supuso el fin de la reconquista, la unificación de los reinos hispánicos, la consolidación del
poder real, la consecución de la unidad religiosa, la expulsión de los judíos, la persecución de los conversos, la Inquisición y el inicio de la cultura renacentista... Bajo su mandato, la edad moderna, acentúa el proceso de concentración hospitalaria, sobre todo en las grandes ciudades, y una progresiva. Sólo los mendigos suficientemente enfermos deberían ocuparse de trabajos más o menos livianos, según su edad y estado de salud. En cuanto a los pobres privados del uso de razón, habían de ser tratados con sumo cuidado y con todo respeto La locura debía de hallar acogimiento en el hospital, había que excluir al loco, de entre los pobres; era necesario desarrollar una medida de saneamiento que lo pusiera fuera de la circulación social. Durante la edad moderna, la imagen de la locura esta más presente en el paisaje cultural de la época, el tratamiento de las enfermedades seguía sin ser una actividad exclusiva de los médicos con titulación universitaria y de los prácticos reconocidos por las autoridades. Aparecían los sanadores o curanderos, que gozaban de un gran reconocimiento social sobre todo fuera de las ciudades. La escasez de médicos y la ineficacia de la medicina unido a la superstición de la gente hacía aceptar con facilidad lo supuestamente divino, diabólico y lo mágico de vida cotidiana. Durante el siglo XVII la atención de enfermería se basaba en el cuidado de los enfermos. La alimentación en la casa era sana, abundante y variada, y se ponía especial esmero en la limpieza corporal de los pacientes mediante el baño, apartando a los que en las crisis estaban furiosos y sucios . En el siglo XVIII, ante el aumentó de la población, desaparecieron las hambrunas y las grandes epidemias del pasado, creció la producción económica y surgieron expectativas de desarrollo de los recursos existentes. En este siglo, los hospitales continuaban, impregnados de caridad religiosa, pero a lo largo del siglo fueron cada vez más controlados por los poderes públicos. En el último tercio del siglo XVIII, hubo cambios administrativos y policiales introducidos por Carlos III, el ingreso de los dementes debía de hacerse a instancias de los alcaldes de barrio y otras autoridades civiles, que sobre todo debían tener en cuenta el peligro de hacer violencia en otras personas o en las propiedades de otros. Los médicos higienistas manifestaban que el desorden social y moral producía, alteraciones importantes en la conducta de los obreros. La locura se presentada estrechamente ligada a alteraciones morales generadas por factores sexuales, formas de vida desintegradas, problemas económicos, relaciones familiares alteradas. Se hablaba más de prevenir que de curar, y proponían como remedio más eficaz el mejorar las condiciones higiénicas de la población, especialmente del proletariado industrial. Posteriormente, Philippe Pinel, médico de Bicétre, iniciador del alienismo, como rama autóctona de la medicina, reflejó la necesidad de objetivar científicamente la enfermedad y la integración administrativa de la locura hasta entonces marginada. Pinel dividía la enfermedad de la locura en cinco formas: la melancolía, la manía sin delirio, la manía con delirio la demencia, y el idiotismo. El principal remedio para la locura sólo podía hallarse en un hospital bien organizado, y consistía en dominar y domar al loco. Un hospital de locos, además de estar bien situado y disponer de un recinto vasto y espacioso, debía ser construido de manera que permitiera la separación de las diversas clases de locos, evitando que éstos se relacionaran entre sí, con el fin de prevenir la recaída. El manicomio se dividía en dos grandes departamentos, una para hombres y otra para mujeres. Lo importante para la organización terapéutica era la salud corporal, la alimentación y la educación tanto oral como física. Se busca sobre todo la tranquilización del enfermo, no había métodos correctivos, únicamente con paciencia, bondad, actuaciones cuidadosas, limpieza y buen sentido se cuidaba al enfermo. Hoy por hoy, A nivel mundial, el proceso de desinstitucionalización es parecido. Los cuidados de salud mental dependen de factores como la aceptación social y del derecho de los enfermos mentales a ser miembros de la comunidad. En muchos países todavía tienen los cuidados de psiquiatría habituales; un 38% de países del mundo todavía no han instaurado los servicios de salud mental comunitarios. Otros países todavía no lo tienen instaurado aunque se comprometieron a dicha cobertura, y solamente lo mantienen en áreas urbanas (Argentina, India, Nigeria, Rusia, Turquía). En Europa, la situación varía dependiendo de los países. En Inglaterra, por ejemplo, al igual que USA, las camas han ido disminuyendo, las comunidades mentales han sido establecidas por todo el país. El gobierno adoptó cuidados prácticos para tratar a los enfermos mentales orientados a la seguridad y el conservadurismo.

No comments:

Post a Comment