El autosuficiente en la Política
Guillermo García Machado
Es una persona capaz de ser extremadamente
agresiva. Su palabra clave es «yo». Tal como sugiere su «título», tiene una
actitud dictatorial. ¡Quiere que las cosas se hagan, ahora! Necesita sentir que
está totalmente al mando de cada situación y le gustaría pensar que todo el
mundo es igual, pero sabe que no es así y eso le produce impaciencia e
intolerancia. Puesto que dice lo que piensa sin buscar palabras suaves, puede
herir a aquellos que considera «simples mortales». De hecho, no tiene mucho
tiempo para las personas y está mucho más interesado en los resultados. Si
quiere que las cosas se hagan, ésta es la persona indicada. Es un gran
realizador que no duda ni por un momento de que va a alcanzar sus metas. Lo
malo es que irrita a las personas que encuentra a su paso intimidándolas con
sus gritos, rabia y arrogancia. El dictador es un déspota, da órdenes y espera
que éstas se cumplan inmediatamente. Ni siquiera dice que se han de realizar a
su manera, puesto que da por sentado que su sistema no sólo es el mejor, si no
que es el único. El dictador tiene una personalidad fuerte y es un gran
controlador de los demás, es competitivo en todos los aspectos. Si ha de tratar
con un dictador es importante que e1ga siempre a los hechos (y mejor que se
asegura que éstos sean ciertos) y vaya al grano. No le interesan los cumplidos
ni la charla banal. Por muy intimidado que pueda sentirse, si actúa con
sumisión pensará que es débil y que no merece la pena preocuparse por usted. La
agresividad no le supondrá una ayuda a menos que pueda ser tan mordaz como él;
de no ser así, no ganará ninguna discusión. Se llama dictadura a la forma de gobierno ejercida por una sola persona que utiliza su
poder arbitrariamente y sin estar especialmente limitado por la ley. Así, un
dictador toma decisiones dejando de lado las posibilidades de consenso con la
gente gobernada, aspecto que está en las antípodas de una autoridad
democrática, que es elegida por sus gobernados. Los
orígenes del término dictadura deben rastrearse en la época en que prosperaba
la civilización romana.
Básicamente, la dictadura tenía allí un estatus legal como modo de gobierno
ejercido de modo extraordinario ante momentos
difíciles que requirieran decisiones rápidas. En este contexto, se dice
que la propuesta fue efectuada por primera vez por Tito Laercio, quien sería el
primero en hacer uso de este cargo. Empero, en su comienzo, había limites
razonables a estas atribuciones especiales. Así, el “dictador” solo tenía poder
por un tiempo de seis meses, transcurrido el cual sus potestades quedaban
revocadas. En ese momento, debía dar cuenta de sus actos. Como era de
esperarse, esta práctica podía derivar en el intento de sucederse indefinidamente en el poder a
través de estratagemas que dieran lugar al nacimiento de monarquías; es
por ello que posteriormente sería abolida. En la actualidad, las dictaduras más
recientes deben encontrarse en los países subdesarrollados. Muchas de ellas se
extendieron y consolidaron durante la época de la guerra fría. En
ese momento histórico, Estados
Unidos y la Unión Soviética
mantenían una disputa velada que llevó a cada uno de ellos a apoyar gobiernos
dictatoriales que sostenían su autoridad en base al miedo y soslayando toda
posibilidad de consenso. Existe cierta confusión
entre la conceptualización autoritaria, totalitaria y fascista, típicas de los
regímenes dictatoriales. Si bien ambos conceptos están sumamente
interrelacionados, guardan suficiente independencia semántica entre sí.
Sin embargo, a lo largo de un periodo un gobierno puede y suele tomar medidas
propias de los tres, e incluso evolucionar y configurarse de una forma a otra
por lo que determinar estrictamente las diferencias para un caso concreto puede
resultar sumamente complicado.
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