Saturday, October 6, 2012

La suerte de espaldas y la pava Guillermo García Machado


La suerte  de espaldas y la pava
Guillermo García Machado
Un país dividido en dos es como una corporación cuyo nivel de asambleas esta en manos de dos bandos con el mismo poder decisorio,  siendo así que la ingobernabilidad se impone con mucha facilidad, al no haber un medio pacífico para la mejor toma de decisiones en aras del colectivo. Vemos que de inmediato se impone la inacción y los objetivos propios quedan desvirtuados, al no haber quien imponga un ritmo al mundo de las grandes decisiones. En el mundo privado hay la posibilidad de conformar entes consultivos, conformados generalmente por gente de mucha experiencia  y con una significativa trayectoria, cuya labor es emitir opiniones vinculantes para dirimir los eventuales conflictos de los órganos tradicionales. La gata se sube a la batea en el orden público, donde los excesos del presidencialismo no pueden ser corregidos por ningún otro ente institucional, más cuando los excesos del ejecutivismo resulta amparado por la vista gorda de aquellos poderes que deben contribuir con el control y mantenimiento del mismo orden institucional y por ende constitucional. De pronto y con el paso del  tiempo las cosas empiezan a resultar “patas arriba”, el colectivo empieza a cansarse, las soluciones políticas administrativas insuficientes o simplemente no llegan, creyendo los gobernantes que tienen la suerte de espaldas, cuando lo cierto del caso es que las malas administraciones suelen encontrarse con el reproche de los administrados, siendo posible que la inconformidad produzca conflictos sociales de menor o mayor cuantía, dependiendo las consecuencias de cada acto de protesta, para medir su importancia. Esto último, produce un desgaste total del responsable del timón, tanto así, que las malas o buenas noticias llegan demasiado pronto, por intermedio de los medios tradicionales o por la buena onda de los avances tecnológicos, entiéndase: “Internet” y las distintas páginas sociales. La gente se entera in-pronto de todos los acontecimientos, independientemente del momento en que ellos ocurren y la distancia existente entre ellos los distintos observadores espontáneos. A los males gobernantes se les castiga con el desprecio y con la poca atención de sus buenas o malas intenciones, pudiendo decirse que hasta fama de pavosos adquieren, siendo menester que expliquemos este último término: Pavoso .- Empavado, sin fortuna. Dícese que son personas que siempre cargan mala suerte encima, y que estar con ellas es de mal augurio. Persona que nunca consigue ninguna de las metas y/o objetivos trazados.  Lo peor que le puede pasar a un político -y en particular a un gobernante- es convertirse en fastidioso y ser de mal agüero. Juan Ernesto Montenegro, como Cronista de la Ciudad, nos dice: Dada la situación actual, en tiempos más tempranos abundarían posiblemente expresiones como estas: '¡Qué mabita nos ha caído!' '¿Cuándo acabará esta mabita? 'Estamos enmabitados'. '¿Quién nos habrá traído esta mabita?' '¡Qué mabita ciriaca!' '¡Qué mabitosos son estos carrizos!' También por sinonimia o por trueque de la primera vocal, según podría asentar un filólogo, podríamos escuchar en lugar de mabita el término pavita, que significa exactamente lo mismo: mala suerte: '¡Ya cantó la pavita!' '¡Nos cayó la pavita!' '¡Qué pavita tan ciriaca!' '¡Estamos empavitados!' Estas últimas expresiones en alusión a la muy famosa pavita que se encuentra en todo el territorio y sobrevive en Caracas; ave de mal agüero cuya fama suelen compartir todos los demás búhos y lechuzas. Pájaro de muy reducidas dimensiones que luce del todo inofensivo (G. Brasilianum) y no debe confundirse con la pavita hormiguera (que también es pavosa); lechucita de canto dulzón y triste; de piar grave y acompasado que ha erizado los pelos a generaciones de chicos y grandes, especialmente en el interior del país, donde tiene más mala fama que la mariposa negra y compite con la guarura o con el corubo.

No comments:

Post a Comment