Sunday, September 8, 2019


Autoritarismo versus Libertad
Guillermo García Machado
Sólo es digno de libertad, quien sabe conquistarla cada día” José Martí
Mientras la mal llamada democracia venezolana enfrenta al juicio de la repesentación política Europea y del resto del mundo, con mucha sapiencia nos reseña José Rafael Lopez Padrino su propia versión acerca del estado actual de todas las cosas en la Patria de Simón Bolívar, trayendo a colación un hombre antihistórico como lo fue el que aparece en la cita: “Marx en su libro "El 18 Brumario de Luís Bonaparte” analiza lo sucedido en Francia, luego de la derrota de la revolución de 1848, y el golpe de Estado encabezado por Luís Bonaparte (sobrino de Napoleón). A partir de este análisis el citado fenómeno político se convirtió en categoría teórica referido como "bonapartismo". En general esos eventos representan una concepción autoritaria y vertical del poder en torno a un liderazgo carismático, cuya legitimidad se funda en una supuesta “voluntad del pueblo”. Su mayor soporte lo constituyen las fuerzas militares y el lumpemproletariado (estrato social carente de conciencia política y susceptible de servir a cualquier proyecto político para su supervivencia). Desde la llegada del Tte. Coronel al poder, los venezolanos han vivido la perversidad de una autocracia cuartelaría maquillada constitucionalmente, donde impera un socialfascismo bonapartista clientelar. Es una reedición de la vieja categoría teórica descrita por Marx en el siglo XIX, acompañada de una política económica desacertada, carente de una base cientifica y obstensiblemente inoperante”... Es el control absoluto de las instituciones democráticas burguesas, el Poder Legislativo, el Poder Judicial, el Poder Moral, el Poder Electoral, por parte de un solo hombre: el hiperlíder. Es la entrega de la política de la nación a una personalidad que concentra sobre sí, la capacidad de arbitraje en el conflicto de intereses entre grupos, sectores y clases. Habla y actúa no como servidor público, sino como el “hombre del destino” que ha sido llamado a rescatar a la nación en su hora de peligro mortal. El principal sostén de su proyecto cuartelario no son los trabajadores, ni los campesinos, ni los estudiantes, ni los intelectuales progresistas, sino el lumpen proletariado, las fuerzas represivas del Estado -policías, Guardia Nacional, Fuerza Armada-, y una sarta de empresarios corruptos (boliburgueses) e intelectuales mediocres y tarifados. No es un proyecto democrático, sino absolutista y totalitario, uno de los peores de que hayamos tenido conocimiento en la historia del hemisferio occidental. Ha sido el aniquilar, y triturar a quien disienta de su visión mesiánica, inclusive dentro de sus propias filas, al mejor estilo mussoliniano y fascista del pasado. Ello explica los ataques en contra de sus más fieles aliados políticos, el PPT y el PCV, los únicos que le aportan a su proyecto algún matiz ideológico; ello a pesar de las actitudes sumisas y complacientes adoptadas por estas organizaciones políticas para con el proyecto del Tte. Coronel. Las descalificaciones a Henry Falcón, como eventual competidor o adversario electoral, evidencian que para el vocinglero de Miraflores y su grupete de aduladores era imposible que existieran voces críticas diferentes a sus posiciones personales, pues ello es sinónimo de traición, de ser agente contrarrevolucionario, de ser cachorro del imperio, etc. Obviamente, los vientos que soplan indican que el futuro del oficialismo no es de más unidad, sino de más división. Escoltado por la peor cosecha de políticos, arribistas y saqueadores de nuestra historia contemporánea. Los regímenes de poder personal apuntan al estrangulamiento de la participación de las mayorías y acaban por consolidar perversas élites en el poder. La artimaña de confundir al régimen de poder personal con el socialismo, no es por cierto un procedimiento nuevo. Muchos han sido los dictadores que han invocado el socialismo para justificar sus atrocidades políticas (Adolf Hitler, Benito Mussolini, José Stalin). El proyecto del Bonaparte tropical sublimiza lo tumultuario, alienta el servilismo, evade la lucha de clases y promueve el resentimiento y el odio social. De este naufragio al Tte. Coronel no lo salvo nadie, de allí su permanemte tono de desesperación, su furia, su incontinencia verbal y sus continuas huidas hacia delante.


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