Autoritarismo
versus Libertad
Guillermo
García Machado
“Sólo
es digno de libertad, quien sabe conquistarla cada día” José
Martí
Mientras
la mal llamada democracia venezolana enfrenta al juicio de la
repesentación política Europea y del resto del mundo, con mucha
sapiencia nos reseña José Rafael Lopez Padrino su propia versión
acerca del estado actual de todas las cosas en la Patria de Simón
Bolívar, trayendo a colación un hombre antihistórico como lo fue
el que aparece en la cita: “Marx en su libro "El 18 Brumario
de Luís Bonaparte” analiza lo sucedido en Francia, luego de la
derrota de la revolución de 1848, y el golpe de Estado encabezado
por Luís Bonaparte (sobrino de Napoleón). A partir de este análisis
el citado fenómeno político se convirtió en categoría teórica
referido como "bonapartismo". En general esos eventos
representan una concepción autoritaria y vertical del poder en torno
a un liderazgo carismático, cuya legitimidad se funda en una
supuesta “voluntad del pueblo”. Su mayor soporte lo constituyen
las fuerzas militares y el lumpemproletariado (estrato social carente
de conciencia política y susceptible de servir a cualquier proyecto
político para su supervivencia). Desde la llegada del Tte. Coronel
al poder, los venezolanos han vivido la perversidad de una autocracia
cuartelaría maquillada constitucionalmente, donde impera un
socialfascismo bonapartista clientelar. Es una reedición de la vieja
categoría teórica descrita por Marx en el siglo XIX, acompañada de
una política económica desacertada, carente de una base cientifica
y obstensiblemente inoperante”... Es el control absoluto de las
instituciones democráticas burguesas, el Poder Legislativo, el Poder
Judicial, el Poder Moral, el Poder Electoral, por parte de un solo
hombre: el hiperlíder. Es la entrega de la política de la nación a
una personalidad que concentra sobre sí, la capacidad de arbitraje
en el conflicto de intereses entre grupos, sectores y clases. Habla y
actúa no como servidor público, sino como el “hombre del destino”
que ha sido llamado a rescatar a la nación en su hora de peligro
mortal. El principal sostén de su proyecto cuartelario no son los
trabajadores, ni los campesinos, ni los estudiantes, ni los
intelectuales progresistas, sino el lumpen proletariado, las fuerzas
represivas del Estado -policías, Guardia Nacional, Fuerza Armada-, y
una sarta de empresarios corruptos (boliburgueses) e intelectuales
mediocres y tarifados. No es un proyecto democrático, sino
absolutista y totalitario, uno de los peores de que hayamos tenido
conocimiento en la historia del hemisferio occidental. Ha sido el
aniquilar, y triturar a quien disienta de su visión mesiánica,
inclusive dentro de sus propias filas, al mejor estilo mussoliniano y
fascista del pasado. Ello explica los ataques en contra de sus más
fieles aliados políticos, el PPT y el PCV, los únicos que le
aportan a su proyecto algún matiz ideológico; ello a pesar de las
actitudes sumisas y complacientes adoptadas por estas organizaciones
políticas para con el proyecto del Tte. Coronel. Las
descalificaciones a Henry Falcón, como eventual competidor o
adversario electoral, evidencian que para el vocinglero de Miraflores
y su grupete de aduladores era imposible que existieran voces
críticas diferentes a sus posiciones personales, pues ello es
sinónimo de traición, de ser agente contrarrevolucionario, de ser
cachorro del imperio, etc. Obviamente, los vientos que soplan indican
que el futuro del oficialismo no es de más unidad, sino de más
división. Escoltado por la peor cosecha de políticos, arribistas y
saqueadores de nuestra historia contemporánea. Los regímenes de
poder personal apuntan al estrangulamiento de la participación de
las mayorías y acaban por consolidar perversas élites en el poder.
La artimaña de confundir al régimen de poder personal con el
socialismo, no es por cierto un procedimiento nuevo. Muchos han sido
los dictadores que han invocado el socialismo para justificar sus
atrocidades políticas (Adolf Hitler, Benito Mussolini, José
Stalin). El proyecto del Bonaparte tropical sublimiza lo tumultuario,
alienta el servilismo, evade la lucha de clases y promueve el
resentimiento y el odio social. De este naufragio al Tte. Coronel no
lo salvo nadie, de allí su permanemte tono de desesperación, su
furia, su incontinencia verbal y sus continuas huidas hacia delante.
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