Usura
Guillermo García
Machado
Del latín usura, el
término usura se
refiere al interés que alguien cobra cuando presta dinero. En un sentido general, el
concepto hace referencia al contrato que implica el crédito y a la ganancia o utilidad del mismo. Sin embargo, la
noción de usura está muy vinculada al interés
excesivo en un préstamo y a la ganancia desmedida que obtiene el prestamista.
Las personas y entidades que cobran intereses muy elevados reciben el calificativo
de usureros.
La usura no es un concepto económico preciso;
es decir, no existe un nivel específico y concreto que determine en qué momento
un tipo de interés pasa a convertirse en algo excesivo. Por el contrario, la
usura está vinculada a una noción
compartida socialmente y a la creencia de que existe un cierto
precio que es justo y que merece ser pagado por el usuario o consumidor.
En la antigüedad, varias culturas consideraban
que cualquier tasa de interés suponía una usura. Por eso, los créditos con
interés estuvieron prohibidos en muchas regiones y durante periodos temporales
muy extensos.
En el Islam,
la condena a la usura todavía sigue muy vigente. En países como Arabia Saudita, Pakistán e Irán incluso existen bancos
e instituciones financieras que otorgan créditos sin intereses.
En cambio, en el mundo occidental es muy
común que exista la capitalización de
intereses o anatocismo,
que es la acción de cobrar intereses sobre los intereses derivados de un
crédito. Queda claro que la definición de usura dependerá del matiz cultural
con que se la observe.
Las leyes y la usura
Actualmente el concepto de usura se encuentra
ligado a los contratos basura a los
que han accedido muchos individuos y que han puesto en riesgo su bienestar
económico.
Los términos para establecer una relación con
intereses se encuentran detallados en la legislaturas del país en el que se
lleve a cabo, tal es así que todo préstamo usurario deberá elaborarse teniendo
en cuenta las leyes redactadas en el territorio y evitando cualquier tipo de irregularidad que
pueda ser condenada.
Algunas situaciones en las que un préstamo
puede considerarse inaceptable para la ley son las siguientes:
*
cuando existe un interés notablemente superior y
desproporcionado a lo normal;
* cuando la firma se haya realizado en condiciones consideradas como ilegítimas, donde por ejemplo, el prestatario ha aceptado por encontrarse en una situación crítica, no tener experiencia o encontrarse inhabilitado en sus capacidades mentales para tomar dicha decisión; * cuando se exija como devolución la entrega de una cantidad de dinero que supere considerablemente a la prestada. Hoy en día el concepto de usura suele ser utilizado para hacer mención a lo que los bancos ponen en práctica; es decir a las relaciones que se establecen entre éstos y diversos individuos, cuando los que desean acceder a la compra de una propiedad solicitan un préstamo a una determinada entidad bancaria.
* cuando la firma se haya realizado en condiciones consideradas como ilegítimas, donde por ejemplo, el prestatario ha aceptado por encontrarse en una situación crítica, no tener experiencia o encontrarse inhabilitado en sus capacidades mentales para tomar dicha decisión; * cuando se exija como devolución la entrega de una cantidad de dinero que supere considerablemente a la prestada. Hoy en día el concepto de usura suele ser utilizado para hacer mención a lo que los bancos ponen en práctica; es decir a las relaciones que se establecen entre éstos y diversos individuos, cuando los que desean acceder a la compra de una propiedad solicitan un préstamo a una determinada entidad bancaria.
Los acuerdos establecidos en los contratos
suelen ser considerablemente favorables para dicha compañía en detrimento de los derechos y necesidades
de los clientes, siendo así que muchas familias hoy en día son dejadas
en la calle al no poder pagar los elevados intereses que les supone la hipoteca
de sus casas y, dado el incumplimiento de sus pagos, los bancos proceden a
expropiarlos quedándose con los inmuebles.
Éste es un grave
problema que se vivió en USA y se está viviendo precisamente en España,
donde se han ofrecido préstamos hipotecarios a mansalva en un período
floreciente de la economía, pero ya no se puede sostener la misma calidad de
vida. Por otro lado, las leyes suelen inclinarse a favor de los más
poderosos, colaborando nefastamente con el
perjuicio de la sociedad.
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