Tendencias
Guillermo Garcia Machado
Pareciera que ejercer la política, eso
que llamamos: “el arte de gobernar”, pudiere ser eterno en el mal entendido de
aquellos que fundamentalmente quieren perpetuarse en el poder, siendo así que
toda regla, por muy exacta y rigurosamente cierta, tiene su excepción, bastaría
para ello recordar el caso Cubano, donde Fidel Castro decidió con el hambre del
pueblo por delante, igualar a todos sus congéneres, ahuyentando a la clase
privilegiada o pudiente, provocar una gran migración, fundamentalmente hacia el
Estado Florida de USA y varios países de Latinoamérica donde profesionales
cubanos ejercen el doble rol, como profesionales (médicos, ingenieros, etc.) y
como espías al servicio del G2 antillano, para poder perpetuarse en el poder
con la anuencia de una sociedad residual y sin rumbo conocido. Lo cierto del
caso, muy especialmente en Suramérica, venía ocurriendo el dominio político de
esa corriente neocomunista conocida como socialismo del siglo XXI, puesta en
boga por el malogrado Hugo Chávez Frías, expresidente de Venezuela, cuya muerte
aun sigue siendo misteriosa, por no saberse con claridad la fecha en que ella
ocurrió y los verdaderos prolegómenos de la enfermedad terminal que padecía,
siendo el caso que solo los cubanos del cerco de los hermanos Castro y
compinches venezolanos saben a cien y ciertas lo verdaderamente ocurrido. Lo
cierto del caso es cortar por lo sano y preferir el dicho aquel que expresa:
“De lo bueno poquito”, y desde el punto de vista político dejar que la
alternancia imponga su ritmo normal para permitir de paso la oxigenación del
ejercicio del poder y permitir que la sociedad organizada pueda tener la
oportunidad de servirse del liderazgo que le parezca mas idóneo. De otra manera
siempre hemos creído que el poder es cíclico y jamás eterno, pudiendo decirse
que los liderazgos se imponen hasta por la exigencia de la misma moda, sin
importar los valores que puedan plantearse los ciudadanos desde un punto de
vista filosófico. Siendo el caso que con la llegada al poder del presidente
Macri, en la Argentina, se pone de manifiesto una tendencia que deja a un lado
los principios jurídicos, politécnicos, económicos, financieros y filosóficos
que han hecho del socialismo en Latinoamérica una visión fascista para el
ejercicio del poder y muy cerca del comunismo a la hora de interpretar el valor
de la propiedad privada. Pudiendo decirse que esa nueva manera de ver las cosas
o tendencia, se acaba de imponer en Venezuela, donde la oposición hizo méritos
suficientes para derrotar al oficialismo y lograr mayoría aplastante en la
Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela. Siendo así que la
cosa sube de punto y vemos como contra todo pronóstico el presidente boliviano
en sus pretensiones de perpetuarse en el poder, planteo en referendo la
oportunidad de reformar la Constitución de su País, Bolivia, para lograr su cometido de gozar eternamente
del usufructo del poder, siendo derrotado con claridad meridiana,
independientemente de todas las vueltas que le dieron a los resultados
obtenidos por la expresión soberana. Quedando muy claro el pleno valor de las
nuevas tendencias.
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