La violencia intrafamiliar
Guillermo García Machado
La familia es la agrupación social más importante de los seres humanos. Se trata de una
forma de organización que se basa en la consanguinidad (como la filiación
entre padres e hijos) y en el establecimiento de vínculos reconocidos social y
legalmente (el matrimonio). Los integrantes de
una familia suelen vivir en un mismo hogar y compartir la vida cotidiana.
La violencia, por otra parte, es aquello ejecutado con fuerza o que se lleva a cabo contra la voluntad de otra persona. El comportamiento violento intenta imponer u obtener algo por la fuerza y puede ocasionar daños físicos y emocionales a la víctima. Las definiciones de ambos conceptos (familia y violencia) nos permiten acercarnos a la noción de violencia intrafamiliar, que es el ejercicio de la violencia en el seno de una familia. Es decir, la acción u omisión que el integrante de una familia ejerce contra otro integrante y le produce un daño físico o psíquico.
La violencia, por otra parte, es aquello ejecutado con fuerza o que se lleva a cabo contra la voluntad de otra persona. El comportamiento violento intenta imponer u obtener algo por la fuerza y puede ocasionar daños físicos y emocionales a la víctima. Las definiciones de ambos conceptos (familia y violencia) nos permiten acercarnos a la noción de violencia intrafamiliar, que es el ejercicio de la violencia en el seno de una familia. Es decir, la acción u omisión que el integrante de una familia ejerce contra otro integrante y le produce un daño físico o psíquico.
La violencia intrafamiliar, también nombrada como violencia
familiar o violencia
doméstica, puede incluir distintas formas de maltrato, desde
intimidación hasta golpes pasando por el acoso o los insultos. El violento
puede ejercer su accionar contra un solo integrante de la familia (como su
pareja o su hijo) o comportarse de forma violenta con todos. Los expertos en
este tipo de violencia en el seno del hogar establecen que existen diversos
denominadores comunes que vienen a identificar al maltratador. En concreto, las
personas de este tipo coinciden en estas características:
• Son individuos muy dependientes a nivel emocional que manifiestan dicha dependencia a través de la agresividad.
• Se muestran seguras de sí mismas e incluso aparentan ser altivas. Sin embargo, baja esa imagen que se crean se esconden ciudadanos que suelen tener problemas de autoestima.
• Necesitan humillar y acometer la sumisión de su pareja para sentirse bien y superiores.
• Es frecuente que tengan carencias afectivas y problemáticas de características similares que arrastran de su infancia o de su etapa adolescente.
• Tienen celos patológicos.
• No son capaces de demostrar sus sentimientos.
• Son individuos muy dependientes a nivel emocional que manifiestan dicha dependencia a través de la agresividad.
• Se muestran seguras de sí mismas e incluso aparentan ser altivas. Sin embargo, baja esa imagen que se crean se esconden ciudadanos que suelen tener problemas de autoestima.
• Necesitan humillar y acometer la sumisión de su pareja para sentirse bien y superiores.
• Es frecuente que tengan carencias afectivas y problemáticas de características similares que arrastran de su infancia o de su etapa adolescente.
• Tienen celos patológicos.
• No son capaces de demostrar sus sentimientos.
Además de todo ello habría que señalar que la violencia intrafamiliar
que tiene lugar en cualquier hogar suele estar conformada por tres fases claramente
diferenciadas:
• Una primera etapa donde se va produciendo lo que es una acumulación de tensión, donde toman protagonismo desde episodios de celos pasando por faltas de respeto verbales o discusiones fuera de toda normalidad.
• En la segunda fase es en la que se produce el episodio agudo de violencia, donde esta se manifiesta a través de golpes de manera habitual.
• La última etapa de la violencia intrafamiliar es la que se conoce por el nombre de Luna de Miel, ya que el maltratador se calma, muestra cierto arrepentimiento e incluso procede a llevar a cabo continuas muestras de cariño y de amor hacia su víctima.
• Una primera etapa donde se va produciendo lo que es una acumulación de tensión, donde toman protagonismo desde episodios de celos pasando por faltas de respeto verbales o discusiones fuera de toda normalidad.
• En la segunda fase es en la que se produce el episodio agudo de violencia, donde esta se manifiesta a través de golpes de manera habitual.
• La última etapa de la violencia intrafamiliar es la que se conoce por el nombre de Luna de Miel, ya que el maltratador se calma, muestra cierto arrepentimiento e incluso procede a llevar a cabo continuas muestras de cariño y de amor hacia su víctima.
Pese
a que este tipo de violencia se encuentra penado por la ley, estos delitos no
suelen ser denunciados ya que las víctimas pueden sentir vergüenza, temor o
culpa por delatar a un familiar. Los expertos, sin embargo, insisten y
recomiendan a las víctimas que superen el miedo y hagan las denuncias
correspondientes para romper con el vínculo violento. En
Estados Unidos, la violencia doméstica es un delito. Y la ley protege, ampara y
ofrece recursos para los inmigrantes que son víctimas de este crimen,
cualquiera que sea su estatus legal: residentes permanentes, personas con visas
temporales, visitantes e indocumentados. Aunque la mayoría de las víctimas son
mujeres y niños, también pueden serlo los hombres. En el caso de violencia doméstica
en el seno de una pareja, no es necesario que
esté legalmente casada para considerar que existe este delito: basta con
compartir vivienda y basta que exista una amenaza sobre una de las partes para
que tengamos una visión delictual del asunto.
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