La
Tecnología de Punta
Guillermo
García Machado
La tecnología de punta hace referencia a toda tecnología que fue desarrollada
muy recientemente y que es de avanzada (es decir, que supone un adelanto o algo innovador
respecto a los productos ya
existentes). La tecnología de punta
comienza con investigaciones en laboratorios, donde se desarrollan los primeros
prototipos. Una vez probado su funcionamiento, los productos ya se encuentran
listos para ser ofrecidos en el mercado.
Por lo general, las creaciones tecnológicas primero se lanzan al mercado a
precios muy altos, los cuales descienden gradualmente, a medida que las
compañías comienzan a recuperar sus inversiones. Es importante tener en cuenta que la idea de tecnología de punta refiere
a lo más avanzado que existe en un determinado momento. Con el avance del
tiempo, los productos dejan
de ser innovadores y se vuelven obsoletos, siendo reemplazados por
otros. Estos nuevos productos son los que contarán, por un tiempo, con la
denominación de tecnología de punta. Este concepto, en definitiva, está
asociado al de vanguardia.
Es aquello que se encuentra en la primera posición o en el punto más avanzado,
adelantado a los demás. Por ejemplo, en el campo de la telefonía móvil, los
dispositivos que hoy disponen de tecnología de punta son aquéllos con pantalla
táctil, conexión a Internet,
cámaras fotográficas con buena resolución y la posibilidad de reproducir música
y vídeos, entre otras características. Sin embargo, se trata de una idea
poco clara para el consumidor,
quien por lo general no domina los tecnicismos necesarios para entender qué hay detrás de una tecnología en
particular. Por el contrario, el mercado juega con él de manera
lamentable, llevándolo a creer que un determinado producto es superior al resto
por razones que están tan lejos de la verdad como la persona de entender a qué
se refieren. Así las compañías congregan masas de gente a sus alrededores,
aprovechándose de esa búsqueda de seguridad que nos lleva a seguir a un líder,
tan propia del ser humano. A menudo se
considera que un dispositivo cuenta con tecnología de punta si los números que lo
identifican son más altos que los de la competencia. Un ejemplo muy común es la
confusión que existe en torno a los procesadores y sus velocidades; un gran
porcentaje de personas se inclina a pensar que uno que alcanza 3.1GHz es más
rápido que uno cuyo tope sea 1.6GHz. Es ése el punto en el que el público
general deja en evidencia su falta de formación técnica; esto no es negativo en
sí mismo, ya que cada uno tiene la libertad de especializarse en el campo del
conocimiento que más le interese, pero el problema se da cuando alguien opina
sobre un tema que no entiende. Si tecnología de punta es mayor velocidad,
entonces se deja de lado el punto principal: qué tareas es capaz de
realizar un procesador en cada ciclo y de qué forma. Buscando poner todo esto
en términos claros y gráficos, imaginemos que existe un dispositivo cuyo
objetivo es pasar manzanas de un cajón a otro. Uno de los modelos disponibles
en el mercado, asegura llegar a 30 movimientos por minuto, mientras que su
competencia hace alardes de alcanzar el doble. Sin embargo, lo que la mayoría
de los consumidores no llegaría a saber, es que el primero es capaz de
trasladar 3 unidades por vez, mientras que el segundo, tan sólo 1. Así, el
rendimiento sería de 90 contra 60 por minuto, alterando drásticamente el
cuadro. La tecnología de punta
ha permitido que el desarrollo de las empresas adquiera una dinámica diferente,
que utilicen lo nuevo para hacer la vida de los clientes más fácil, llevadera y
grata. Un ejemplo de este tipo de tecnología es la presentada por Thriftway en
West Seatle – Estados Unidos, quien implementó un sistema en el que se adhirió
la huella digital en la tarjeta de crédito o débito de los usuarios, con
el objeto de que éstos sólo pasen uno de sus dedos por un capta huellas que
identifica las huellas de las personas, sin necesidad de presentar documentos
de identificación o firmar papeles. ¿Recuerdan el código de barras? Éste será
cambiado por un chip que contiene toda la información de un producto, como por
ejemplo peso, fecha de vencimiento, fabricante, país de origen, información
nutricional, etc. Lo interesante de este chip es que, al pasar por la caja de
pago en un almacén, un sistema de radiofrecuencia identifica cada uno de
elementos que se lleven dentro de un carrito de compras e imprime la factura. A
la vez, en los estantes del almacén se instalan lectores de radiofrecuencia,
que permiten indicar al administrador el producto que se encuentra agotado o
vencido. Si se trata de mencionar otro ejemplo de tecnología de punta, no se
deja de lado el software, aquél que integra y administra la información de un
negocio, de tal forma que éste logre beneficios económicos, como por ejemplo
reducción de costos, optimización de recursos, y por lo que propende toda
empresa: la rentabilidad. Para lograr estos propósitos, se requiere que
la información se integre a través de redes, por cuanto los negocios prosperan,
pero deben tener presente el excelente manejo que le den a esa información que
generan; e igualmente la implementación de estrategias que optimicen los
procesos, es decir, obtener mayor provecho con los mismos recursos. Estos
servicios integrados capaces de generar órdenes de compra automáticas, controlar
inventarios, ejecutar compras, hacer control de consumo, ordenar ventas,
reportar las cuentas por pagar, manejar personal o controlar los horarios de
los empleados, hacen que el software también colabore como una tecnología de
punta para cubrir las necesidades de las empresas y hacer de ellas entidades
dinámicas y que avanzan al ritmo de los adelantos, lo que las hace más
competitivas.
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