Entre el odio y el amor
Guillermo García Machado
Mientras la Habana y su gobierno revolucionario agota todos
sus esfuerzos para acercarse al gobierno demócrata del presidente Obama, la
burocracia venezolana nos hace saber, por intermedio de los medios de
comunicación, su disposición a dar terminado el dialogo como instrumento idóneo
para lograr, con la inmediatez del caso, la total recuperación de las
relaciones diplomáticas y proceder a la designación de los respectivos
embajadores. El gobierno venezolano, él mismo cuya legitimidad se cuestiona,
nos dice: "La República Bolivariana de Venezuela jamás
aceptará injerencias de ningún tipo en sus asuntos internos. Con el respaldo
del Departamento de Estado a la agenda injerencista planteada por la candidata
a Embajadora, Samatha Power, la República Bolivariana de Venezuela da por
terminados los procesos iniciados en las conversaciones de Guatemala, que
tenían por fin la regularización de nuestras relaciones diplomáticas". De esta forma, y a través de un
comunicado, la Cancillería de Venezuela, pone punto final al proceso de
encuentro iniciado entre John Kerry y el canciller de la República, Elías Jaua. Venezuela reitera que construir una buena
relación con el Gobierno de Estados Unidos, pasa por practicar el respeto mutuo
y el reconocimiento absoluto y total de los principios de soberanía y
autodeterminación. La
justificación de esta nueva orden diplomática pareciera tener su fundamento en
que Washington haya
respaldado las declaraciones
de la aspirante a embajadora en Naciones Unidas, Samantha
Power, en las que se expresaron preocupaciones sobre el manejo del tema de los
derechos humanos en el país.
En tal sentido, leemos: "Es inaceptable e infundada la
preocupación expresada por el Gobierno de Estados Unidos acerca de la supuesta
represión en Venezuela hacia la sociedad civil". En tal orden de ideas debemos decir que
un pueblo con hambre, un pueblo que debe recorrer media ciudad para encontrar
los alimentos, un pueblo que se le impone un chip para limitarle su ambición
alimentaria, es a todas luces, un pueblo reprimido. Le dejamos al lector darle
su propio significado a la expresión: “pueblo reprimido”. Retomando el tema, más
temprano Estados Unidos habría asegurado que sigue interesado en buscar una
relación "funcional y productiva" con Venezuela pese a los nuevos impasses con temas como Edward
Snowden o Power. Esto según lo manifestó la portavoz alterna del Departamento
de Estado, Marie Harf. Venezuela y Estados Unidos mantienen una tirante relación diplomática y
desde 2010 carecen de sus respectivos embajadores, pese a que Caracas le vende
casi un millón de barriles diarios de petróleo a Washington. Ya a principios de
enero, el vicepresidente, Nicolás Maduro, confirmó que su país mantuvo a
finales de 2012 contactos con Washington, autorizados por Chávez, quien se
encontraba hospitalizado en Cuba, para la época. Según ha dicho Jaua, los
contactos se iniciaron con la participación del embajador venezolano ante la
Organización de Estados Americanos (OEA), Roy Chaderton, Y en estos momentos tenía tal responsabilidad
el recién designado encargado de negocios, Calixto Ortega, de seguir trabajando
las posibilidades de mejorar las relaciones. Sin olvidar que este trajinar
siempre pareciera encontrar muchos tropiezos o piedritas en el camino, y es así
como, desde que comenzó el acercamiento bilateral, podemos recordar, primero,
unas declaraciones desconsideradas" del presidente estadounidense, Barack
Obama, quien en diciembre pasado, aseguró que Chávez -enfermo de cáncer- ha
tenido "políticas autoritarias" en el pasado y, luego, las recientes
palabras del nuevo secretario de Estado John Kerry, sobre una posible
"transición" en Venezuela. No es fácil!
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