Sunday, April 7, 2013

Elección de todos los tiempos Guillermo García Machado


Elección de todos los tiempos
Guillermo García Machado
El ejemplo más reciente donde la soberanía popular manifestó todo su poder y por ende fue respetada, se produjo en Chile, cuando la nación del sur fue a las urnas electorales para decidir la suerte del gobernante de turno, nada más y nada menos que el General Augusto Pinochet, quien tenía un control absoluto de todas las instituciones del país austral. Decimos esto porque en otros países como Cuba las elecciones sólo sirven para reafirmar el poder de sus actuales gobernantes, obteniendo los hermanos Castro el apoyo del cien por ciento del electorado, tal como sucedía en Irak, cuando el otrora poderoso Hussein obtenía el favor absoluto del electorado, sin que existiese el voto de un disidente, es decir, las urnas electorales, según las autoridades electorales, jamás recibieron un voto en contra del régimen, siendo así, que el asunto de marras podía ser un asunto de Ripley. En Venezuela, los acontecimientos nos llevan a un nuevo proceso electoral, donde el próximo 14 de Abril del año en curso, el pueblo decidirá su futuro entre dos opciones con chance, el chance del candidato del gobierno, Nicolás Maduro, y el chance del candidato de la MUD, Henrique Capriles Radonsky. Los pronósticos se hacen muy difíciles, por cuanto que las encuestas parecieran realizadas en honor de quien las compra y por ende, mal podríamos decir en este momento que contamos los venezolanos con datos estadísticos confiables o realizados objetivamente, sin la perversa influencia de la parte interesada. Cuando el difunto presidente Chávez concurrió a su último proceso electoral, las encuestas que sus partidarios mostraban lo daban como ganador hasta con 25 puntos porcentuales, por encima de su más serio contrincante, Henrique Capriles y su triunfo se materializó con una diferencia de 11 puntos porcentuales. Hoy las cosas resultan con otras variables, quizás la más importante, es que el candidato Maduro no es el líder con la carisma suficiente para emular al difunto presidente y sus encuestas dan diferencias entre 10 y 15 puntos porcentuales, lo que a la hora de las chiquitas y ponderando en su justo valor  las diferencias anotados, pudiéramos estar en el caso de presenciar unos resultados electorales sumamente estrechos, pudiendo repetirse la experiencia Chilena, donde su valiente pueblo corto por lo sano con el continuismo. Siendo este un proceso electoral único en el mundo, por sus propias características, donde la más importante es su brevedad, siendo así que el lapso electoral se fijó en un mes para desarrollar una contienda electoral rápida, concreta y concisa, donde no hay margen de error, ya que no hay tiempo para proponer correcciones. Obviamente que hasta la fecha hemos visto una confrontación de discursos y muy pocas propuestas y alguna de estas últimas muy lejanas a la actual situación del país, cuando señala el candidato oficialista que acabará con la delincuencia y con los problemas penitenciarios, cuando las víctimas de la delincuencia superan la escandalosa cifra de más de 150.000 muertes violentas en estos últimos catorce años, o cuando señala el oficialismo que acabaran con la inflación, cuando este flagelo ha mantenido en jaque el poder adquisitivo del consumidor venezolano, deteriorando el salario de los más necesitados a mansalva. Obviamente que el tema que nos preocupa en demasía es la superioridad del mensaje del gobierno sobre el de la oposición, por la desproporcionada desigualdad de recursos empleados en los procesos electorales, siendo que el tesoro nacional financia los favores electorales del candidato del gobierno.

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