Sunday, September 13, 2020

 

Sátrapa

Guillermo García Machado

Cuando hablamos del sátrapa nos estamos refiriendo a una autoridad que se excede en el ejercicio de su mandato, principalmente con gestos de arbitrariedad, pareciendo que éste tipo de especímen abunda en el mundo e invadiendo otros tipos de actividades. El avéstico ẖšathrapāvan, traducible como “protector del dominio”, llegó al griego como satrápēs, que a su vez arribó al latín como satrăpa. Este es el recorrido etimológico de sátrapa, término cuya primera acepción en el diccionario de la Real Academia Española (RAE) refiere a quien gobernaba una provincia en la Antigua Persia.

Un sátrapa persa, por lo tanto, era un gobernador. Accedía al cargo por elección directa del rey y se encargaba de controlar el orden público, recaudar impuestos y organizar el ejército, entre otras tareas.

El ejercicio del poder administrativo y del poder judicial recaía en el sátrapa. Por eso, en el lenguaje coloquial de la actualidad, se llama sátrapa a todo aquel que ostenta su poder y que gobierna o dirige de manera arbitraria.

Se puede mencionar como sátrapa, por lo tanto, a quien lleva adelante algún tipo de administración o gobierno con despotismo. Los sátrapas son autoritarios y toman decisiones según sus intereses e ideas personales, sin escuchar a la mayoría ni buscar consensos.

Al sentido original del concepto en la Antigua Persia y a su uso simbólico para aludir a los gobernantes tiranos o déspotas, hay que sumar otro significado: se le dice sátrapa al individuo que no tiene escrúpulos o que actúa sin ética.

Por ejemplo: “El dueño del hotel es un sátrapa, me quiere cobrar un montón de servicios que no utilicé ni ped픓Nunca haría negocios con el sátrapa de mi primo”“En el mundo del periodismo hay muchos sátrapas que solo quieren ganar dinero”.



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