Alienación
Guillermo
García Machado
Alienación, que proviene del idioma latín (alienatĭo), es el acto y resultado de alienar. Este verbo,
por su parte, alude a enajenar, quitar o escindir.
El concepto
aparece en diversas ciencias. A nivel
general, puede decirse que la alienación consiste en la pérdida de algo que es propio que
constituye la esencia. Como resultado, el sujeto alienado actúa de manera
distinta a la que se espera o se prevé.
De acuerdo a
la Real Academia Española (RAE), la
alienación puede producirse cuando una persona o un grupo modifican su conciencia hasta que se
vuelve contradictoria con aquello que se aguarda por su condición. Un obrero
que vota a un partido político que impulsa el libre mercado, el ajuste y el
recorte de los servicios estatales puede ser considerado como una víctima de la
alienación: por la acción de los medios de comunicación o por otro mecanismo,
se trata de un individuo que vota en contra de los intereses de su clase.
Para el marxismo, en la
sociedad capitalista los trabajadores sufren una alienación ya que no se
consideran como seres humanos, sino como mano
de obra que se representa a través de lo que cuesta en
dinero. Las personas, de este modo, se vuelven utilizables según su rol en el
capitalismo.
De acuerdo a
la psicología, la
alienación es un estado de la mente que se caracteriza por la ausencia de la percepción de la identidad propia o por
un distanciamiento de la realidad. Alguien bajo los
efectos de un estupefaciente puede estar alienado.
La alienación,
en este contexto, supone la pérdida de ese sentimiento que algunos
denominan autorreferencialidad o autoconciencia, ya que la identidad puede ser
entendida como la facultad que tenemos los seres vivos de considerarnos
individuos separados de la realidad que nos rodea, entidades independientes de
las que apreciamos a través de los sentidos. Cuando se ve afectado este
sentimiento, dejamos de actuar de manera normal.
Cabe mencionar
que el psicoanálisis no
siempre relaciona la alienación con una patología de la mente; tanto es así que
contempla la ocurrencia de este fenómeno en personas aparentemente sanas o sin
un historial de trastornos mentales.
Según el
psicoanálisis, casi todas las personas podemos atravesar momentos de alienación
mental si nos vemos sometidas a condiciones extremas. No debemos confundir este
estado con el que se vive en la psicosis: mientras que en éste el paciente vive
un delirio en lugar
de la realidad que normalmente percibiría, durante la alienación la sustituye
por un discurso ajeno.
La alienación
mental es una enfermedad que
puede ser adquirida o congénita, ocurrir de forma circunstancial o habitual.
Además de las características expuestas en los párrafos anteriores, podemos
decir que suele presentar los siguientes cuatro síntomas, que pueden aparecer
en mayor o menor medida, según el caso:
* imposibilidad de comprender la realidad, tanto de
manera concreta como abstracta. Al dejar de percibirse a uno mismo como un ser
con identidad propia, el resto de los elementos del mundo también se desdibujan
y se vuelve imposible tratarlos de forma adecuada;
* incapacidad de juzgar las acciones propias
o ajenas desde un punto de vista moral, es decir, de distinguir entre lo
correcto y lo incorrecto, lo legal y lo ilegal;
* gran dificultad para adaptarse a las
reglas normales de convivencia, tanto en el ámbito del grupo familiar como en
el trabajo o en la vía pública;
* imposibilidad de asumir responsabilidades y
mantenerlas en el tiempo. Esto se aprecia en diversos ámbitos de tipo legal y
administrativo, ya que el sujeto no puede conseguir y mantener un puesto de
trabajo o respetar las condiciones de un
centro educativo pero tampoco gozar de ciertos derechos y ayudas del gobierno.
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