ALCOHOLISMO
Guillermo
García Machado
Se
denomina alcoholismo a
la adicción a
las bebidas
alcohólicas.
Se trata, por lo tanto, de una enfermedad provocada
por el consumo excesivo de este tipo de bebidas, que genera diversos
trastornos en la salud.
Por
ejemplo: “Mi
tío perdió todo por su alcoholismo: se quedó sin trabajo, le
remataron la casa y su esposa lo abandonó”, “El
cantante anunció que suspenderá la gira para internarse en una
clínica con la intención de tratar su problema de
alcoholismo”, “Ten
cuidado, estás solo a un paso de caer en el alcoholismo”.
Cabe
destacar que una bebida alcohólica es aquella que, entre sus
compuestos, cuenta con alcohol etílico (un
compuesto químico también llamado etanol).
Estas bebidas pueden producirse a través de un proceso de
destilación o de fermentación. El alcohol etílico, por otra parte,
causa distintos efectos en el organismo, pudiendo provocar confusión,
euforia, nauseas y sopor, y además resulta tóxico.
Cuando
en el organismo se genera una necesidad de ingerir bebidas
alcohólicas, se dice que la persona sufre de alcoholismo. Es
importante tener en cuenta que el alcohol es una droga que
resulta legal en la mayoría de los países, pese a que provoca una
gran cantidad de muertes en todo el mundo.
Quien
padece de alcoholismo es calificado como un alcohólico.
Estos individuos tienen una dependencia
física de
alcohol: si no lo consumen, experimentan un síndrome de abstinencia.
Además de cambios de conducta,
el alcoholismo crónico puede
provocar cirrosis, hepatitis, impotencia y cardiopatías,
entre otros problemas.
Las
consecuencias que el alcoholismo provoca en el organismo no son más
graves que el
nivel de destrucción que causa en los planos sentimental y laboral
de la persona.
En los casos que incluyen una gran exposición con cada estado de
embriaguez, es común que luego surja la vergüenza,
así como reproches por parte de los familiares que se hayan sentido
humillados por la situación.
Cuando
el alcoholismo lleva al individuo a ponerse en ridículo frente a su
entorno, las consecuencias pueden ser especialmente negativas y
reducir considerablemente las probabilidades de recuperarse: si bien
por un lado es posible que los momentos de exposición despierte
en alguien el deseo de ayudarlo, lo más normal es que atraigan
severas críticas y que lo alejen de sus seres queridos.
Existen
diversos tratamientos que
ayudan a controlar el alcoholismo para que la persona pueda
permanecer sobria y abstenerse del consumo, aunque se requiere de la
voluntad y la firme decisión del paciente.
Antes
de llegar al alcoholismo propiamente dicho es mucho más fácil
conseguir una reducción en el consumo hasta alcanzar niveles
normales; sin embargo, una vez cruzada la línea comienzan a aparecer
los siguiente signos:
* se
vuelve imposible controlar la cantidad de bebida que se ingiere;
* cada
vez es necesario beber más para llegar a los mismos efectos;
* comienzan
los síntomas de abstinencia tras horas de la última ingesta de
alcohol, algunos de los cuales son temblores,
sudoración y ansiedad;
* la bebida se
vuelve tan importante que opaca cualquier otra actividad, incluso
aquellas que en el pasado hayan ocupado gran parte de su tiempo, como
ser sus vocaciones;
* similar
al punto anterior, sus relaciones más cercanas y su trabajo se ponen
en riego, pero esto no consigue que deje de beber, y la perdición
crece de forma exponencial.
Si
bien no se sabe con certeza cuáles son las
causas del alcoholismo,
muchos experto señalan que puede existir una predisposición de tipo
genético combinada con cuestiones propias del medio ambiente y
ciertos rasgos de la personalidad,
como ser la falta de autoestima y el carácter impulsivo. En otras
palabras, las personas con historial de alcoholismo en su familia y
que lleven una vida demasiado estresante o exigente tienen muchas
probabilidades de caer en las garras del alcohol.
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