Guillermo
García Machado
El término latino admonitĭo llegó
al castellano como admonición.
Se trata de un sinónimo de amonestación:
el acto y la consecuencia de amonestar (regañar, sermonear, castigar
o advertir). or ejemplo: “La
admonición del Fondo Monetario Internacional al nuevo gobierno del
país europeo no se hizo esperar”, “El
gerente prometió que iba a tener en cuenta la
admonición del auditor”, “Las
admoniciones del Papa Francisco no deberían ser ignoradas”.
A
nivel general, una admonición suele ser una crítica,
una advertencia o
una reprensión que
se pronuncia con el objetivo de corregir una conducta o
de lograr que una cierta falta no vuelva a tener lugar. Dichas
amonestaciones pueden llevarse a cabo de distinta manera de acuerdo
al contexto.
Tomemos
el caso de una pequeña empresa. Cuando un empleado llega tarde dos
veces seguidas, el gerente de recursos humanos le da una admonición
verbal, avisándole al trabajador de que si sus tardanzas se repiten,
será castigado con una suspensión. De este modo, la persona ya
sabe que si continúa obrando de este modo irresponsable, su
permanencia en la empresa estará en riesgo.
Este
tipo de admoniciones también podemos encontrarlas en el ámbito
estudiantil, ya que los primeros años de formación no son otra cosa
que una preparación para la vida adulta, donde nos rigen
las estructuras y
ya no contamos con esa supuesta libertad que tantas sonrisas nos
dibujan en la infancia.
El
respeto a los horarios, el cumplimiento de las tareas, la superación
de un examen, la atención a las palabras de los maestros y
la disciplina en
el trato con los demás son algunos de los puntos claves de la
convivencia en la escuela, y el incumplimiento de cualquiera de ellos
puede dar lugar a una admonición. Un periodista especializado en
asuntos económicos puede hacer referencia a la admonición de los
mercados a un determinado gobierno.
Esto ocurre cuando el presidente de un país amenaza con llevar a
cabo varias estatizaciones y la respuesta de los mercados financieros
es propiciar la caída del valor de las acciones con origen en la
nación en cuestión. Esta desvalorización de las acciones es
considerada por el experto como una admonición: si el gobierno
finalmente realiza las estatizaciones, el país enfrentará
inconvenientes financieros.
En
el ámbito de la religión, el término admonición puede usarse como
sinónimo de monición,
que en este caso se define como una
amonestación o un aviso que
la autoridad eclesiástica lleva a cabo con carácter oficial.
Un ejemplo muy común tiene lugar cuando dos personas están a punto
de contraer matrimonio: las autoridades de la iglesia en la que se
celebrará la unión emite una admonición pública para que si
alguien conoce alguna razón por la cual el casamiento no debiera
realizarse, haga la denuncia pertinente.
Por
otro lado, a lo largo de la celebración de
la misa, es posible valerse de esta palabra para reconocer ciertos
puntos de la estructura, como ser la entrada,
donde el cura saluda a los feligreses y les comenta los objetivos
principales del encuentro, así como cualquier acontecimiento que
haya tenido lugar en los días recientes y que desee proponer para
reflexionar; luego de esta admonición (o monición), todos deben
ponerse de pie para recibir a los ministros, generalmente entonando
una canción.
Más
tarde, llega el momento de las lecturas de la Biblia, y allí también
debe pronunciarse una
admonición para preparar a los presentes acerca de los temas que
tratarán,
de las enseñanzas que a través del texto intentará transmitir.
Como se puede apreciar, en este contexto, el término admonición no
hace referencia a una reprimenda, sino más bien a
un anuncio importante,
a la acción de señalar algo para que los demás le presten especial
atención.
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