Terrorismo
Guillermo García Machado
El terrorismo es la dominación por medio
del terror, el control que se busca a partir de actos violentos cuyo fin es
infundir miedo. El terrorismo, por lo tanto, busca coaccionar y presionar a
los gobiernos o la sociedad en general para imponer sus reclamos y proclamas. El terrorismo
puede ser ejercido por distintos tipos de organizaciones sociales o políticas,
tanto de derecha como de izquierda. Este tipo de acciones incluso pueden ser
llevadas a cabo por grupos poco estructurados.
La violencia política del
terrorismo ocupa un plano diferente al contexto de una guerra. Por esa
razón, combatir el terrorismo y juzgar a los terroristas son tareas muy
dificultosas para un gobierno.
La definición del concepto no es precisa y puede variar de acuerdo a los
intereses de quien lo pronuncia. Es común que un político acuse a un opositor
de terrorista por el simple hecho de no comulgar con sus ideas. El terrorista,
por otra parte, suele negar su condición, sosteniendo que el uso de la violencia como legítima defensa.
En Argentina,
la dictadura militar que tomó el poder en 1976 acusó
de terrorismo a todo aquel que “difundiera ideas contrarias a la
civilización occidental y cristiana”. Dicha postura tan rígida y
ambigua al mismo tiempo puso del lado de los terroristas a cualquier persona
opositora al régimen, incluyendo a numerosas organizaciones pacíficas. Tras los
ataques terroristas del 11 de septiembre
de 2001, el gobierno
estadounidense extendió su definición de terrorismo para incluir a numerosos
opositores. En el caso de su invasión a Irak,
por ejemplo, la resistencia es acusada de terrorismo por algunos
sectores y legitimada por otros. Además, ha aumentado la atención a los ataques
terroristas, dado que el miedo sembrado en la población norteamericana se
expandió rápidamente al resto del Planeta.
Desde entonces, el número de atentados de impacto considerable que
tuvieron lugar en diferentes partes del mundo ha superado el medio centenar,
dejando fuera del recuento los coches bomba en España, Irak,
México, Israel y Afganistán. En su mayoría, dichos actos de terrorismo han sido
atribuidos a grupos yihadistas (dentro del islám político, los más
agresivos y radicales) o a Al-Qaeda, y han tenido por objetivo diversas
ciudades de varios países.
No se debe pasar por alto el enfrentamiento terrorista checheno, una
lucha que busca recuperar su territorio de la invasión por parte de
los rusos. Si bien no son pocos los conflictos de naturaleza política, la
religión siempre parece ocupar un lugar protagónico en estos lamentables
eventos, y eso alimenta los fundamentos de los terroristas para ejercer la
violencia.
El terrorismo no puede ser comprendido; se da cuando el ser humano
atraviesa la línea de la razón, de la compasión por los demás, cuando cree que
su causa es más valiosa que la vida ajena. Pueblos enteros son azotados por
formas de violencia que desafía la imaginación de las mentes más perversas y ni
siquiera reciben una explicación para tal abuso de sus derechos
y libertades, para que su existencia se vea irreparablemente rasgada ante
la pérdida de sus seres queridos, de sus casas, de su esperanza.
A continuación se describen dos de los actos más horribles de
los últimos años:
* el 11 de marzo de 2004, Al-Qaeda atacó 4 trenes de Madrid
con mochilas bomba, en un intento de cambiar de gobierno y de conseguir
que las tropas españolas se retiraran de los países de su interés. Murieron 191
personas y 1.858 fueron gravemente heridos;
* el 7 de julio de 2005, un autobús y varias líneas de metro de
Londres sufrieron un atentado con mochilas bomba por parte de una célula local
de Al-Qaeda, que buscaba cobrarse por la participación de Gran Bretaña en la
invasión del territorio iraquí en el año 2003. Las consecuencias directas:
56 muertos y más de 90 heridos.
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