Saturday, March 17, 2012

Cerca de la Patria

Cerca de la Patria
Guillermo García Machado
Luego de doce largos años tengo la oportunidad de volver a mi patria con el mismo sentimiento que me une a ella desde que un hecho natural y la ardua labor de mis padres, -incluyendo el amor y afecto que se brindaban- me concedieron el gentilicio: Patria bella y querida. Mi vida siempre ha estado signada por un empeño de ser útil a todos los seres humanos que me rodean, habiendo aprendido todos estos años que si somos profetas en nuestra tierra y cuan difícil es tratar de establecerse fuera de ella, sobre todo cuando tienes que someterte a un proceso de transculturización con medio cupón a cuestas, entiéndase cumplidos los primeros cincuenta años. Así las cosas, y vencidas a medias todas las dificultades que son propias en las grandes metrópolis, con nuevas mañas aprendidas, muchas veces suenan a nuevas virtudes, es tan grande los amores hacia mi lugar de origen, que preferiría morir callado antes que encontrar defectos que pudiesen afrentar los mínimos principios de alguien que se sienta orgulloso de su país. La cosa sube de punto porque en estos momentos me encuentro a veinte mil pies de altura en un avión de bandera norteamericana y la emoción del recuentro produce grandes palpitaciones en el ritmo cardíaco, sin que ello ponga en peligro la integridad física de quien les escribe todas las semanas a través de este valioso medio de comunicación, sólo que las expectativas del rencuentro con ella y con todos los seres queridos que ahí se encuentran producen tal grado de agitación emotiva que debemos evitar abusar de esa válvula de escape natural. Por supuesto que el tema político no entra en estos momentos dentro del mundo de mis propias especulaciones, porque el mismo me sitúa en otra órbita, siempre recordando las primeras definiciones que encontraron los griegos en su escalada filosófica, donde la política se constreñía “al arte de gobernar” y la democracia, modelo perfectible por esencia, se proyectaba como el modelo político que permite el gobierno del pueblo; lo demás es puro cuento de camino. El recibimiento en el aeropuerto internacional ligeramente atropellado, no obstante de sus nuevas instalaciones y un personal dispuesto a darles la bienvenida a todos los pasajeros, las maletas sigue siendo un gran dolor de cabezas, no quedando otra que agotar aquella vieja sabiduría: “cuando pierdas la paciencia busca más paciencia”. Obviamente que todo volvió a su sitio, la familia repartiendo abrazos y besos y el deseo inmensurable de poner los ojos en los parajes citadinos hasta poder poner los pies en la casa de siempre, donde los libros y los recuerdos luchan contra el tiempo. Caminar toda la casa, prender y apagar luces, buscar el que fuera el sitio habitual para recibir a los amigos, degustar un ron de pura cepa venezolana y disfrutar de unas suculentas arepas criollas fueron suficientes como para dejarse dominar por el regocijo que produce el rencuentro con tu propia identidad. A todas estas mi hijo Carlos, gran compañero de viaje, puso el toque especial en todo aquello que en un momento eran expectativas y hoy por hoy constituye una excelsa realidad: tenemos una Patria grande, cuya sangre libertaria siempre rindió frutos en todo el continente, y por encima de todo, sin pedir nada a cambio: honor para nuestros héroes nacionales, a quienes rendimos culto y veneración en honor a su memoria. Me permito saludar a todos mis lectores y en la distancia recordarles que estamos en el mundo de pasada y debemos aprovechar con intensidad cada oportunidad que se nos presente……….arriba corazones, desde Caracas, Venezuela, vuestro amigo de siempre.

1 comment:

  1. bIENVENIDO PRIMO! QUE BUENO, CUANTOS AÑOS TENIAS SIN VENIR? A VER SI NOS REUNIMOS, UN BESO

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