Atavismo
Guillermo García Machado
Comencemos la definición de
atavismo exponiendo su origen etimológico. En este caso, hay que exponer que
deriva del latín, exactamente de “atavus” y este de “avus”, que puede
traducirse como “abuelo”.
El vocablo llegó a nuestra lengua
como atavismo. El concepto se
emplea, en el terreno de la biología, para nombrar al fenómeno que
implica el regreso en un ser vivo
de características propias de sus antecesores lejanos.
De acuerdo a los especialistas, el
atavismo se produce a través de un gen que
se expresa luego de haber quedado inactivo en la historia evolutiva de la
especie en cuestión. Los dientes que presentan las gallinas y las aletas de los
animales que componen la orden de los cetáceos son ejemplos de atavismo.
El atavismo es, en definitiva,
la reaparición de rasgos de los antepasados en
un organismo del presente. Estos caracteres son típicos de una instancia
evolutiva previa y, por algún motivo, se habían perdido con el correr de
la historia hasta su regreso. Entre los
ejemplos de atavismo que se pueden mencionar para poder entenderlo más
profundamente nos encontramos con los dedos extra en los caballos, la
reaparición de dientes en gallinas y gallos o la aparición del vello en los
seres humanos en lugares donde no aparecen como sería el caso de la cara.
Más allá de la biología, se denomina
atavismo a la conducta que lleva a revivir
pensamientos o acciones que son propias de los antecesores. Por ejemplo: “El atavismo de este partido político es evidente: sus
políticas pertenecen al pasado”.
Partiendo de este significado nos
encontramos, por ejemplo, con lo que se conoce como atavismo de la violencia.
Se utiliza para poder referirse a determinadas conductas violentas que aparecen
en la sociedad y que vienen a recordar a las maneras de actuar de ciertos
grupos en el pasado. De ahí que las autoridades intenten hacer todo lo posible
para acabar con las mismas en pro de la convivencia y la libertad.
Probablemente, primera explicación
o interpretación del delincuente, dada por la criminología, que mantiene que se trata de un
salvaje resucitado en la sociedad moderna, por un fenómeno de herencia
retrógrada.
A ella aludieron Lombroso, BORDIER y
BENDIKT, entre otros. Dentro de la “Doctrina Tríptica” del primero de
ellos, equivale a tendencias agresivas regresivas, conductas propias de
los antepasados, de los salvajes (incesto, canibalismo), de los animales
(hurto, perversión sexual) y de la época del niño (egoísmo, cólera,
carencia del sentido moral).
PARMELEE, quien prefiere hablar de
reversión, lo describe como aquello que reaparece en un individuo como rasgo
presente en un tipo anterior, siempre que esa aparición
se deba a fuerzas hereditarias. Tal rasgo debe surgir en la matriz y en el
germen de vida al tiempo de la concepción.
En los albores de la criminología
mucho se utilizó la voz, y se le adjetivó de varias formas. Así, por ejemplo, COLAIANNI habló de atavismo moral (los caracteres éticos
son los únicos de transmisión retrógrada hereditaria; por ello, el delincuente
se asemeja al salvaje más en lo moral que en lo físico); FERRERO señaló atavismo por equivalentes (lo que hay
de atávico en el criminal, psicológicamente es
incapacidad para el trabajo), y Sergi habla de atavismo
humano (regresión del delincuente hasta etapas anteriores
a la humanidad. Los criminales, dice, son la síntesis de toda degeneración).
No comments:
Post a Comment