Sunday, August 11, 2019


Paladín

Guillermo García Machado
Tener que hablar de los personajes de descritos por Homero, mas tarde por Dumas o Victor Hugo, o tan simple como trasladarnos a la política venezolana, donde siempre han existido distintos tipos de centauros justicieros, es bueno referimos hoy, al vocablo latino palatīnus, que se traduce como “palaciego”, llegó al italiano como paladino. A nuestro idioma el concepto arribó como paladín: así se llama al caballero que se destaca por su valentía y su vigor y que, en los enfrentamientos bélicos, sobresale por sus proezas.
Originalmente, la noción se vincula a los guardianes de Carlomagno que aparecen en los cantares de gesta de la Edad Media. En el conjunto de leyendas conocido como “materia de Francia”, se hablaba de doce paladines famosos por sus hazañas.
Roland, o Roldán en castellano, es señalado como el líder de los paladines de Carlomagno. Más allá de contar con un sustento histórico, se trata de personajes legendarios, comparables con los caballeros de la mesa redonda del rey Arturo. El número de paladines, e incluso sus nombres, varían entre los diversos romances.
Con el tiempo, se empezó a mencionar como paladín a aquel que brinda protección a alguien o a algo, o que asume su defensa y promoción. Así, quien está dedicado a velar por el cumplimiento de las disposiciones legales, por mencionar un caso, suele ser llamado paladín de la justicia.
Por ejemplo: “El intendente se presenta como el paladín de la honestidad pero, en realidad, debería aclarar muchas cosas sobre su administración”“En el marco de la dictadura militar, varios periodistas se erigieron como paladines de la libertad a través de sus denuncias públicas”“El artista suele ser señalado como el paladín del tango por los medios especializados”.
Paladín, por último, es una localidad española. Forma parte del municipio de Valdesamario, a su vez integrado a la provincia de León.
Por último, haciendo referencia a la justicia y su correcto desempeño, cuando el juez politiza la justicia, deja de ser juez para convertirse en justiciero. Con ello, este se pone en un lugar más allá del bien y el mal, por sobre la democracia, respaldado únicamente por su aparente superioridad moral.
¿Paladines de la justicia? No deja de ser paradojal, pues hasta hace no mucho fueron cómplices de las violaciones a los derechos humanos ocurridas en distintos paises de nuestro hemisferio. En Chile, por tomar un ejemplo, la declaración de la Corte Suprema del 9 de diciembre de 2004 frente al Informe Valech, ésta reconoce de forma tibia que pudo haber sido más eficaz en la protección de los derechos individuales, pero, para indignación de todos, bajan el perfil a su abandono de deberes al considerar que los resultados en el caso contrario probablemente hubieran sido los mismos; ¡como si velar por el Estado de derecho fuera meramente un asunto práctico y no de principios!
Los jueces son, por definición, el opuesto a los héroes de la moral, pues se deben a la ley. La violación de esta no los hace mejores personas, sino superiores al resto, violando así el principio de igualdad, que es el fundamento de toda democracia.





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