Veterano
Guillermo García Machado
El término latino veterānus llegó al castellano como veterano, un
concepto que puede emplearse de distintas maneras. En algunos países, se llama
veteranos a los individuos que alcanzaron una edad madura. En este caso, veterano puede emplearse como
sinónimo de anciano o viejo. Por ejemplo: “Un
hombre veterano resultó herido por la caída de un cartel”, “No
quiero salir con veteranos: me gustaría conocer a algún joven atractivo”, “¿Quién
es el veterano que está sentado en aquella mesa? Su rostro me resulta
familiar…”.
Veterano
también es aquel que ejerció una actividad durante un periodo prolongado y que, por lo tanto, tiene mucha
experiencia. Por estos motivos, el veterano de un oficio suele tener una edad
avanzada en el contexto del trabajo en cuestión. Esto quiere decir que un futbolista que tiene 37 años y una trayectoria profesional de dos
décadas es un veterano. Por supuesto, si pensamos en una persona de 37 años en la vida cotidiana, no la
definiríamos como veterana, sino como joven. Pero, en el fútbol, el promedio de edad de los
jugadores activos es mucho menor.
En
el ámbito militar, un veterano es un soldado que se ha retirado.
La noción suele emplearse para nombrar a los combatientes que participaron de
una guerra:
en este caso, también se habla de veteranos de guerra. Un soldado estadounidense que, en 1990, combatió en
la Guerra del Golfo, es un veterano. Es probable que esta
persona sufra diversos tipos de consecuencias físicas y emocionales por su
participación en el conflicto. Por eso los veteranos deben contar con
asistencia del Estado.
En este contexto se habla del síndrome postraumático de los veteranos de guerra, ya que existe una larga lista de
síntomas que comparten muchas de las personas que han sobrevivido una guerra,
como ser los siguientes:
* apatía, imposibilidad de hablar
(trastorno que se conoce con el nombre de mutismo) y
aislamiento del entorno (autoaislamiento
social);
* imposibilidad de conectarse con sus
propios sentimientos hacia las demás personas;
* sensación de que la tristeza se
apodera de ellas, de que no existe un futuro mejor, muy similar a uno de los
rasgos de la depresión;
* dificultad para conciliar el sueño,
o bien trastornos tales como las pesadillas, por lo general con ciertos
elementos que se repitan de forma consistente (la muerte de un compañero, el
miedo a poner en peligro a sus seres queridos, etcétera);
* carácter fácilmente irritable, con
cambios de humor muy bruscos y repentinos, algo que
vuelve especialmente difícil su convivencia con otras personas; * recuerdos de sus experiencias en el
campo de batalla que aparecen de forma súbita y que irrumpen en la vida
cotidiana, alterando el estado de ánimo e impidiendo muchas veces la
concentración en actividades tales como el estudio o el trabajo, además de las
relaciones interpersonales;
* marcada ansiedad y períodos en los
cuales se manifiesta un trastorno bipolar,
caracterizado principalmente por los cambios de ánimo extremos, con momentos de
depresión o manía. Este síntoma en particular de los veteranos de guerra los
vuelve más propensos a sufrir enfermedades cardiovasculares, que muchas veces
los lleva a la muerte;
* sensación constante de no ser
valoradas justamente, o de no ver sus esfuerzos y sacrificios reconocidos de
manera adecuada por la sociedad.
Con
respecto a las consecuencias a nivel físico, no es raro que un veterano de
guerra pierda uno o varios de sus miembros, o que sufra trastornos en sus
sentidos. Si bien una condición como tal representa una desgracia para
cualquier persona, no debemos olvidar que los soldados atraviesan severos
entrenamientos y que cuidan su estado físico con gran dedicación, por lo cual
el golpe de verse lisiados de un día para el otro resulta especialmente duro.
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