Humanismo
Guillermo García
Machado
El concepto de humanismo tiene
varios usos. Se trata, por ejemplo, de la doctrina que se basa en la integración de los valores humanos. A su vez, puede
hacer referencia a un movimiento renacentista, a través del cual se
propuso retornar a la cultura grecolatina para restaurar los valores humanos. El humanismo, en
general, es un comportamiento o una actitud que exalta al género humano. Bajo
esta concepción, el arte,
la cultura,
el deporte y
las actividades humanas generales, se vuelven trascendentes. Dicha
trascendencia podía conseguirse a través de la exaltación y la experimentación
de las propias facultades.
Se trata de una doctrina antropocéntrica, donde el hombre es la medida
de todas las cosas. La organización social, por lo tanto, debe desarrollarse a
partir del bienestar humano. Esta corriente se opone al teocentrismo medieval,
donde Dios era
el centro de la vida.
El humanismo reconoce valores, como el
prestigio, el poder y la gloria, que eran
criticados por la moral cristiana e incluso considerados como pecados.
Otra diferencia con las doctrinas religiosas es que el humanismo hace al hombre
objeto de fe, mientras que, en la antigüedad, la fe era patrimonio de Dios.
Cabe mencionar, sin embargo, que esta corriente
se opone al consumismo; ya que está en contra de lo superficial, del narcisismo
y de aquello que no es propio de la dignidad humana. La cosificación del hombre
como productor o consumidor atenta contra su desarrollo integral.
Como movimiento intelectual surgido en Europa durante el siglo XV, el humanismo promovía
la entronización del ser humano no solo como elemento indispensable en torno al
cual giraba la vida social, sino también como centro del universo.
En la educación hubo importantes cambios que se verían
reflejados en el nivel intelectual de las personas. En lugar de continuar con
una enseñanza rígida,
se le dio importancia a la individualidad de cada alumno y el aprendizaje se centró en formar a personas que
estuvieran preparadas para desarrollar una vida activa en la comunidad civil,
que confiaran en sí mismas y que fueran capaces de discernir por sí solas entre
lo correcto y lo incorrecto. En lo que respecta a la literatura,
existen miles de autores; de hecho, la literatura actual podría en su mayoría
encauzarse en esta ideología. Sin embargo, para mencionar las raíces del
movimiento humanista debemos irnos al Renacimiento.
Gracias al surgimiento de la imprenta, en el
siglo XVI hubo una gran difusión de las ideas a través de la literatura. Entre
los autores fundamentales que comenzaron a recorrer el mundo se
encontraron Dante Alighieri, Francisco Petrarca y
Giovanni Bocaccio, quienes mucho tiempo antes habían plasmado las ideas
que durante este período tomaría el nombre de humanismo.
Además, el surgimiento de la novela Bizantina,
sin duda colaboró con la difusión de este tipo de pensamientos. Cabe resaltar
la publicación de “Lazarillo de Tormes”, el “Guzmán de Alfarache”, y el
“Quijote”. También podemos citar autores de la literatura
anglosajona, como William Shakespeare, Ben Jonson y Tomás Moro.
Para comprender la gran importancia de este
movimiento y la fácil propagación que tuvo debemos citar los aspectos políticos e
históricos que lo rodearon. En esta época, España era un gran imperio
que no solamente gobernaba en gran parte del territorio europeo sino que además
tenía firmes colonias en América.
Los escritores nacidos
en el gran imperio se apoyaron en las corrientes y tendencias filósoficas de
gran auge, con la importante
influencia de Erasmo de Rotterdam y de Antonio de Guevara. En lo que respecta a
la historia,
los nombres más relevantes de este período fueron Diego Hurtado de Mendoza y el
jesuita Juan de Mariana.
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