Sunday, June 5, 2016

Vagabundo
Guillermo García Machado
El término latino vagabundus derivó en vagabundo, un concepto que se emplea en nuestra lengua como adjetivo para calificar a la persona que no tiene una residencia fija y que se traslada con frecuencia de un sitio a otro. En los Estados Unidos de América se utiliza la palabra homeless para referirse al ser humano que habita en la calle y requiere urgentemente una ayuda pública y privada para ser parte integrante del entorno social, siendo así un craso error confundir el vagabundo con el que no tiene techo donde dormir, porque estos últimos podrían ser personas en condiciones de contribuir con su superación personal. Por ejemplo: “Estuve dos años como vagabundo en Europa, recorriendo distintos países y tocando la guitarra a cambio de monedas”“Hace unos días que ese vagabundo está viviendo en la plaza”“Le ofrecí trabajo a un vagabundo, pero no aceptó”.
Por lo general, la idea de vagabundo se vincula también a aquel que es vago y que decide no trabajar ya que prefiere la holgazanería. Esa falta de obligaciones y de responsabilidades le permite llevar una vida errante.
Para corroborar lo que decíamos antes acerca del homeless, resulta importante diferenciar entre el vagabundo (que no registra domicilio y no tiene oficio ni profesión por decisión propia) y la persona que vive forzadamente en la calle y que no cuenta con un empleo ya que no logra conseguirlo. El vagabundo, además, se caracteriza por trasladarse de un lugar a otro con frecuencia.
Más allá de su poco apego a los compromisos laborales y de otro tipo, los vagabundos realizan diferentes actividades para subsistir. En muchos casos piden limosna en la vía pública o acuden a instituciones de beneficencia para obtener comida y ropa. También pueden realizar trabajos esporádicos o informales, como limpiar ventanas o abrir las puertas de taxis. Otro método de supervivencia de los vagabundos consiste en revolver la basura en búsqueda de productos que aún tienen utilidad (como cartones que pueden venderse). Se suele insistir en que las razones por las que estas personas se encuentran en esta situación son rupturas de lazos de tres tipos:
·         Ruptura de lazos familiares y personales. No tienen una relación habitual o no mantienen ya ningún contacto con su familia directa e indirecta. Puede deberse a la muerte de uno o varios miembros, a una pelea familiar, a la distancia que les separa, a una adicción, a una enfermedad o trastorno físico o mental, etcétera.
·         Ruptura de lazos laborales. Las personas sin hogar no tienen empleo o no tienen un empleo fijo que les proporcione ingresos estables. Aunque, probablemente, lo tuvieron. Se calcula que un 10% de estas personas tiene incluso estudios universitarios.
·         Ruptura de lazos sociales. La persona sin hogar (antes o después de serlo) puede perder sus amigos o puede tener dificultades institucionales (problemas judiciales o con la policía). Puede ser un proceso gradual o una ruptura brusca porque sus amigos le den la espalda al no aceptar su situación.
En psicología suele denominarse a estos acontecimientos sucesos vitales estresantes. Se trata de rupturas que pueden y suelen caracterizarse por tres rasgos:
·         Son encadenadas, es decir, una ruptura puede conducir a otra. Por ejemplo, la pérdida del trabajo puede provocar que la persona pierda los lazos familiares o, a la inversa, una fuerte ruptura familiar (por una muerte, una pelea, un maltrato, una adicción) le lleva a la persona a perder también el trabajo por no poder realizarlo correctamente debido a sufrir una profunda depresión.
·         Son traumáticas. Provocan un alto sufrimiento psicológico en la persona, de manera que su voluntad puede verse de tal manera debilitada que no encuentra motivación para volver a rehacer sus lazos y llevar una vida digna. Además, la vida en la calle suele agravar aún más esta apatía.
·         Son bruscas. Puede que la persona haya vivido varios grandes traumas encadenados y alejados en el tiempo durante su vida, pero probablemente uno de ellos le lleva directamente a la calle. Es decir, vivir en la calle no es algo meditado, sino una solución precipitada para alejarse del dolor o la única opción tras ser expulsada de su lugar de residencia habitual.


No comments:

Post a Comment