El fanatismo en boga
Guillermo García Machado
La noticia nos llega y más de uno, pretende ante ella ser más
papistas que el Papa, observando con espanto aquellas opiniones donde se trata
de justificar la masacre de París, donde un grupo de terroristas con los hermanos Said y Chérif Kouachi, acusados de la matanza en la
revista satírica Charlie
Hebdo, forman parte de un grupo de
jóvenes musulmanes franceses adoctrinados en los años 2000 en París, por el
simple hecho de tratarse de una revista donde la burla sobre Mahoma ha sido
considerada constante e impertinente. Para abundar sobre los sujetos activos
del crimen, Chérif, el menor de los hermanos, fue condenado en 2008 a tres años
de cárcel, tras ser detenido cuando iba a viajar a Irak. Said, el mayor, estuvo
en 2011 en Yemen, donce recibió entrenamiento militar, según fuentes
estadounidenses. Ambos estuvieron vinculados a
la llamada red de Buttes-Chaumont -nombre de un parque del norte de París donde
los integrantes hacían ejercicios físicos-, que reclutaba combatientes para
hacer la Yihad ("Guerra Santa") en Irak. Como corolario
de lo anterior debemos abordar el fanatismo, siendo éste el apasionamiento del fanático, una persona que defiende con tenacidad desmedida sus creencias u
opiniones. Un fanático también es aquel que se entusiasma o preocupa ciegamente por algo. El fanatismo supone una adhesión incondicional a una
causa. La mencionada ceguera que produce el apasionamiento lleva a que el
fanático se comporte, en ocasiones, de manera violenta e irracional. El
fanático está convencido de que su idea es la mejor y la única válida, por lo
que menosprecia las opiniones de los demás.
De
esta manera, podríamos determinar que el fanatismo se sustenta o identifica por
cinco principales señas de identidad: el deseo de imponer sus propias ideas, el
despreciar a quienes son diferentes, el basarse en una serie de ideas que son
incuestionables, el tener una visión “cuadriculada” de las cosas pues todo es
blanco o negro, y finalmente el carecer por competo de todo espíritu crítico.
La falta de racionalidad puede llegar a tal extremo que, por el fanatismo, una
persona mate a otra. Cuando el fanatismo llega al poder político, suele
desarrollar todo un sistema para
la imposición de sus creencias, castigando a los opositores con la cárcel o
incluso la muerte.
El fanatismo puede darse en distintos aspectos de la vida. Hay fanáticos
de algún club de fútbol (“Yo soy fanático de Boca, lo
sigo a todas partes”) o de cantantes y grupos musicales (“El fanatismo que siento por Luis Miguel llevó a que me escape de
la escuela para ir a comprar las entradas para el concierto”), por
ejemplo.
El fanatismo también aparece en la religión, con personas que
no sólo creen que sus creencias son las únicas válidas, sino que también
persiguen y castigan a los que no creen lo mismo que ellos.
Dentro de los diversos tipos de fanatismo existentes hay que subrayar
que el religioso es el que más daño ha ocasionado a lo largo de la historia de
la humanidad pues el mismo ha dado lugar a un sinfín de guerras, de holocaustos
e incluso de actos terroristas y asesinatos.
Como perfectos ejemplos de ese horror religioso que sólo ha traído
muerte y destrucción merecería destacarse la creación de la Santa Inquisición
durante la Edad Media. Se trataba esta de una institución dentro de la Iglesia
Católica que tenía como clara misión acabar con la herejía y para ello
establecía tribunales a lo largo y ancho de la geografía mundial que eran los
encargados de “juzgar” a quienes se consideran brujos, ateos o adoradores del
demonio.
Ese citado objetivo dio lugar a que los individuos que se situaran al
frente del Santo Oficio cometieran todo tipo de injusticias y de inculpaciones
a inocentes que murieron quemados en la hoguera o que sufrieron todo tipo de
torturas absolutamente abominables.
Asimismo otro tipo de fanatismo religioso se vive en la actualidad
dentro del seno de la religión islámica. De esta manera existen grupos que
cometen toda clase de actos delictivos contra quienes no creen o piensan como
ellos. Un perfecto ejemplo de las acciones de dichos grupos son los atentados
que tuvieron lugar en Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001.
La psicología afirma
que el fanatismo surge a partir de la necesidad de seguridad que
experimentan las personas que, justamente, son inseguras. Se trata de una
especie de compensación frente a un sentimiento de inferioridad.
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