Sunday, October 5, 2014

Imperialismo II
Guillermo García Machado
A la hora de comenzar a definir el término imperialismo es importante que, en primer lugar, acometamos el establecimiento de su origen etimológico pues nos dará las claves de su significado. De esta manera podemos establecer que dicho origen se encuentra en el latín y es fruto de la unión de tres elementos claramente diferenciados: el prefijo in que puede traducirse como “hacia dentro”, el verbo parare que significa “ordenar”, y finalmente el sufijo –ismo que equivale a “doctrina”. Imperialismo es una doctrinaconductatendencia o sistema de aquellos regímenes que desean expandir su dominio hacia otro u otros territorios a través de la fuerza (tanto militar como política o económica). Un Estado imperialista, por lo tanto, desea imponerse sobre otros países y ejercer su control. Se trata de naciones que tienen una gran fuerza y que no dudan en utilizarla, ya sea de manera directa o indirecta, sobre los más débiles. La noción moderna de imperialismo surgió a partir del siglo XIX para nombrar al proceso de crecimiento económico llevado adelante por las potencias europeas. Estos países comenzaron a conquistar tierras y a crear colonias en diversos continentes con la intención de acceder a las materias primas y de encontrar nuevos mercados para sus productos. Como decimos, la búsqueda por parte de las distintas potencias de materias primas para continuar con su crecimiento en plena fase de la Revolución Industrial parece ser, según los historiadores, que fue la principal razón que dio lugar a este fenómeno del Imperialismo. Entre los países que más ejercieron el mismo destaca Gran Bretaña, que se situó al frente del mismo y que consiguió tanto tener colonias como anexionar territorios en lugares como Asia o África. A fines del siglo XIX, el concepto empezó a usarse para hacer referencia al dominio económico que ejercen los poderosos sobre los países más pobres. Este imperialismo, por lo general, no requiere el uso de la fuerza bélica, sino que se ejerce a través de presiones políticas y económicas. Por ejemplo: una potencia se compromete a prestar dinero a un país periférico siempre que éste dicte leyes favorables a sus empresas. El imperialismo intenta justificarse por diversas causas: desde demográficas (la intención de incrementar la superficie de la nación) hasta económicas (para satisfacer las necesidades propias), pasando por motivos propios de la ciencia (como el deseo de investigar en otros territorios). Entre las consecuencias más importantes del fenómeno que nos ocupa hay que destacar la pérdida de valores tradicionales culturales, un proceso de proletarización en la sociedad de los territorios conquistados o la destrucción de ecosistemas naturales. El imperialismo se puede entender como la doctrina que sostiene el dominio de unas naciones sobre otras. Existen imperialismos desde que han existido imperios desde la antigüedad, pero hay una tendencia actual a limitar como "imperialismo" al proceso de expansión económica que tuvo lugar en Europa a mediados del siglo XIX, sobre todo a partir de 1870, y este fue conocido como imperialismo librecambista. Durante este periodo, muchos países europeos, especialmente Gran Bretaña, se extendieron, primero de forma no oficial y más tarde anexaron territorios y formando colonias en África, Asia y el Pacífico. Esta expansión fue consecuencia de la búsqueda fuera de Europa de mercados y materias primas para la revolución industrial y se dio hasta el comienzo de la Primera Guerra Mundial, en 1914 y permanecieron sus vestigios hasta la descolonización, en los años 70. A partir de finales del siglo XIX el imperialismo se caracterizó sobre todo por la dominación económica impuesta por las potencias sobre naciones inferiores a éstas, ya que la dominación política cada vez fue más puesta en duda. A comienzos del siglo XX y durante la segunda postguerra, en los países subdesarrollados surgieron movimientos nacionalistas que muchas veces acabaron la colonización de otras potencias sobre ellos. En ese sentido se debe decir que en la actualidad la prepotencia de los países más poderosos se verifica más en el terreno económico que en el político, aunque un análisis exhaustivo de la evolución política del sur muestra la dependencia del norte también en lo político. No obstante, en los albores de la Segunda Guerra Mundial, se comienza a usar la denominación de "imperialismo" para referirse a dos nuevas potencias, más tarde enfrentadas en la Guerra Fría; son la Unión Soviética y Estados Unidos. En este sentido, una famosa cita del líder político inglés Winston Churchill, acerca de los vencedores en el conflicto armado, dice: "La historia la escriben los vencedores"; no obstante, surgirían diversas corrientes de opinión y movimientos sociales de distinto signo político o ideológico que mantendrían posiciones críticas o abiertamente contrarias a la visión predominante. A finales del siglo pasado y comienzos de este (XXI) se imponen las posiciones norteamericanas; la preponderancia económica de los EEUU, conlleva además un predominio cultural, encabezado por industrias del entretenimiento como la cinematográfica y la musical. Este dominio económico-cultural, unido a la publicidad y en el consumo, se ha valorado por algunos sectores ideológicos como un tipo de colonialismo cultural (ver Pierre Bourdieu y Loïc Wacquant, Las razones del imperialismo), mientras que en el campo político, se ha calificado como imperialista la política exterior de Estados Unidos, Europa Occidental y Japón principalmente, y su intervencionismo en diversos conflictos.



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